viernes, 17 de octubre de 2008

La sanción a Pacheco y Garre, como la de la UEFA al Atleti / José Antonio Martínez-Abarca

El escándalo es que el hecho de que tres diputados no voten lo mismo que el resto de su grupo parlamentario sea en España considerado un escándalo. Me refiero, claro, al asunto de Pacheco, Garre y García Legaz, del PP, en la votación de la admisión a trámite del nuevo estatuto castellano-manchego, que aún colea y ya veremos si no tiene consecuencias no deseables para ellos.

De momento ya les van a poner una multa y apercibimiento de cierre. Y atentos a la pantalla sobre la posibilidad de que puedan sufrir un accidente político en los próximos tiempos.


Esto sí es la democracia a la búlgara, la clase de democracia que tendríamos si dirigiera los destinos del país la UEFA repartiendo sanciones según su desleal saber y entender. ¿Dónde queda el deber de los representantes hacia los ciudadanos que les han votado, que es su auténtica responsabilidad?

En Estados Unidos los congresistas de los dos partidos, demócrata y republicano, votaron en conciencia el plan de rescate financiero de Bush, no siguiendo las indicaciones de su partido (que las hubieron, y mucho más poderosas que aquí), desobedeciendo así a la cúpula de sus grupos porque, estimaron, entraba en franca colisión con el espíritu de la Constitución norteamericana y la auténtica voluntad del pueblo americano, abrumadoramente contrario a dar dinero a los bancos.

Allí nadie fue sancionado. Nadie fue considerado un “friki”, un “outsider”, por votar interpretando el espíritu de la democracia norteamericana, que es individualista y recela de conceder poderes extraordinarios al Estado.

Aquí, justo al revés. Si votas lo contrario que tu grupo parlamentario por motivos de conciencia o por atenerte al programa electoral de tu partido te preguntan que a qué viene eso de tener conciencia ahora y que a qué viene eso de leerse el programa electoral. Que qué tiquismiquis son esos. Como si te hubieses vuelto tarumba.

Como dicen en “El Padrino”, al negarse Vito Corleone a traficar con drogas duras porque corrompen a la juventud y como consecuencia ser objeto de un atentado mafioso, “con todo el respeto, el Don chochea”.

De Soraya Sáenz de Santamaría a Estebanillo González Pons, en el grupo parlamentario del PP consideran que Pacheco, Garre y Legaz chochean por tomarse en serio lo que quiere la gente de la región por la que se han presentado. Sólo hay que ver esa foto publicada antes de ayer del también diputado por Murcia (o por Cartagena) Andrés José Ayala, partiéndose de risa junto a Soraya mientras tres murcianos o adscritos a la murcianía se jugaban personalmente el pescuezo por respetar el programa electoral que votaron los ciudadanos. Justo lo que no hicieron los demás.

Ciertamente, el sistema parlamentario español consiste en un mandato indirecto que reciben los parlamentarios, los cuales no responden ante su electorado sino ante el jefe de filas.

Pero eso no cambia la cuestión: los diputados, sean listas abiertas, cerradas o de clausura, no deben torcer la voluntad popular, sobre todo cuando es tan manifiesta como en lo de los trasvases, y si ello les parece algo muy vago e interpretable, por lo menos que respeten exactamente el programa, programa, programa, negro sobre blanco, gracias al cual ocupan un sillón en el Congreso.

Lo otro es una estafa a los votantes. Otra más de las tantas que se dan en esta democracia de baja intensidad española, pero eso sí, de las más graves.

www.elfarodemurcia.info

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El escándalo no es lo que han votado Garre y Pacheco.
El escándalo es lo que han votado Barreiro, Ayala, Martínez Pujalte, Marmol, etc.

Anónimo dijo...

El escándalo, pazguato, eres tú, mi amor Abarca.

Anónimo dijo...

Se dice "hubo", no "hubieron".