lunes, 30 de octubre de 2017

Bernabé, 'el de las uvas': «En tan solo dos semanas veremos las máquinas haciendo zanjas»

MURCIA.- El vicesecretario de Acción Política del PPRM, Francisco Bernabé, afirmó este lunes en rueda de prensa que "en tan solo dos semanas veremos las máquinas haciendo las primeras zanjas para los muros pantalla de un metro de espesor que se van a construir" en las obras del soterramiento del AVE.

Bernabé se refirió así al compromiso adquirido por Adif de comenzar el 15 de noviembre las citadas obras, por lo que remarcó que "no se puede estar en desconfianza permanente" en torno a este tema, en clara alusión a las manifestaciones vecinales reclamándolas.
"El soterramiento de las vías en Murcia tendrá nombre y apellidos de todos los murcianos", aseveró, tras lo que recordó la contratación y ejecución de los 1.200 metros lineales del soterramiento por parte de Adif, que prueba, ha dicho, que las obras avanzan "imparables" gracias "al empuje de la sociedad murciana" y al compromiso "firme y decidido de los gobiernos del Partido Popular a nivel nacional, regional y local".
Insistió además que las vías "quedarán bajo tierra en todo el tramo comprendido entre los pasos a nivel de Senda de los Garres y Santiago el Mayor", según Bernabé, "gracias a una inversión adicional de 17 millones de euros que se suma a los 38 millones de euros del contrato inicial".
Por todo ello el vicesecretario del PPRM considera que "los gobiernos 'populares' están cumpliendo y demostrando que se merecen el respeto y la confianza de los murcianos" porque prosiguió, "se aseguró que el proyecto complementario estaría aprobado antes de terminar octubre, y así ha sido".
Así, Francisco Bernabé, hizo un llamamiento a la calma porque, "la realidad nos conduce a la certeza de que se va a terminar, de una vez por todas, con unas vías en superficie que llevan dividiendo a la ciudad desde hace más de siglo y medio".
Y añadió que "no podemos permitir que un motivo de alegría, sea utilizado por Podemos y grupos afines, de forma intencionada, para radicalizar esta reivindicación con la finalidad de que nunca se ejecuten las obras".
Igualmente puso el acento en las molestias que las obras ocasionarán a los vecinos y de las que ha dicho serán "las mínimas posibles, garantizándose el tránsito a ambos lados de las vías mediante la habilitación de hasta cinco pasos para atravesarlas en apenas dos kilómetros".
Igualmente recordó, entre otras medidas, "la puesta a disposición de los vecinos de autobuses gratuitos para facilitar sus desplazamientos".
"Desde el Partido Popular de la Región de Murcia aplaudimos el compromiso que está exhibiendo el Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, con el soterramiento y la llegada del AVE", ha indicado Bernabé, para recordar "el respaldo público a la labor del departamento que dirige".
Asimismo recalcó que "nuestro primer deber es y será siempre con los murcianos, por lo que estaremos en todo momento vigilantes para verificar que se van cumpliendo todos los compromisos dentro de los plazos establecidos".

Mendoza defiende a la UCAM de la competencia de la UMU y la UPCT para salvar su negocio


MURCIA.- El presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), José Luis Mendoza, sostuvo hoy que la nueva Ley Regional de Universidades no debería afectar a la institución privada y que los límites a la duplicidad de títulos solo debería afectar a aquellas instituciones que se gestionan con fondos públicos.

Mendoza defendió que hay dos sentencias muy claras del Tribunal de Competencia que ponen de manifiesto que el mapa de titulaciones regional «no se puede aplicar». Por lo que tachó de «disparate» las declaraciones de los rectores de la Universidad de Murcia (UMU) y Politécnica (UPCT) y de la que fuera consejera de Universidades, Cristina Gutiérrez-Cortines, que pedían que el principio de complementariedad se extendiera a la UCAM.
A su parecer, «es algo que no se puede permitir desde el punto de vista legal, así como constitucional», pues «los derechos fundamentales de una institución como la UCAM se tienen que respetar», declaró.
«Es un disparate», reiteró a preguntas de los medio. «Sería el caos en España; ya dijo Mariano Rajoy que es imposible que se apruebe un mapa de titulaciones, crearía un caos enorme», argumentó.
«La competencia es buena y necesaria», añadió afirmando que van a luchar «por la legalidad y porque no se cometan estos disparates». 
Así, el presidente de la UCAM espera que el Gobierno no lleve a cabo este mapa de titulaciones; de lo contrario, «sería una confrontación del Gobierno con la Universidad Católica, con más de 20.000 estudiantes y familias que tienen unos derechos que respetar», advirtió para salvar su negocio.

Trasladan hoy al puerto de Cartagena a 32 inmigrantes de tres pateras

CARTAGENA.- Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) y la Guardia Civil trasladan al puerto de Cartagena a 32 inmigrantes que intentaban alcanzar la costa en tres pateras, informan fuentes de Cruz Roja y esta sociedad estatal del Ministerio de Fomento.

Las dos primeras fueron avistadas a unas 49 millas de Cabo de Palos sobre las 11.15 horas por el piloto de un avión Cóndor 2, adscrito a la operación Indalo, del dispositivo de vigilancia de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas.
Desde la base de coordinación, Sasemar puso rumbo a ese punto a su embarcación de rescate Salvamar Mimosa y a la patrullera de la Guardia Civil Río Guadalentín, que de camino al lugar localizó una tercera patera a unas 25 millas al este de las otras dos, por lo que salió también a la patrullera del instituto armado Río Miño.
Tras ser recogidas 8, 15 y 9 personas de cada una de las pateras por cada uno de los barcos enviados en su búsqueda, la Río Guadalentín subío a bordo a los de la Río Miño y se dirigió a puerto junto a la Salvamar Mimosa.
Con los 32 de este lunes, son ya 168 los inmigrantes recogidos de once pateras en la costa desde el pasado jueves por la noche. Solo en lo que va de mes llegaron 688 inmigrantes en 63 pateras, y en lo que va de año, 1.130 en 109.

El abogado del Estado pide que se anule la indemnización a los hermanos del aparecido muerto en Cala Cortina

CARTAGENA.- El abogado del Estado pidió al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Región de Murcia que anule la sentencia dictada por el presidente del jurado que juzgó el caso Cala Cortina, y que condenó a cinco funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía, en lo referido a la responsabilidad subsidiaria del Estado de pagar 50.000 euros a cada uno de los cinco hermanos del fallecido, Diego Pérez.

El recurso, que firma el abogado del Estado Nicolás Valero, señala que el presidente del jurado partió de una premisa falsa, la existencia de una estrecha relación familiar entre el fallecido y sus hermanos.
Para acreditar sus afirmaciones, aporta varios documentos, contenidos en la causa, que demostrarían, por el contrario, que esa relación fraternal no existía.
"De la citada prueba documental -se lee en la apelación- resulta que los médicos de la víctima no conocieron a ningún hermano, llegando a señalar que carecía de familia o de soporte familiar, lo que contradice y vacía de contenido las valoraciones contenidas en la sentencia", que calificó esa relación de "intensa". 
El presidente recogió también en la sentencia que los hermanos "estaban al tanto de su salud y le llevaban al centro médico".
El abogado del Estado comenta sobre el particular que "la única prueba que ha tenido en cuenta el juzgador, para afirma lo que afirma en su sentencia, ha sido la propia declaración de los hermanos demandantes de indemnización, aun cuando la misma está contradicha con la prueba documental pública que referimos".
Por el contrario, el letrado del Estado no hace objeción alguna a los 200.000 euros fijados como indemnización para la hija del fallecido, Diego Pérez, que encontró la muerte en marzo de 2014, dos semanas antes de que su cadáver apareciera en la playa cartagenera de Cala Cortina.
Por esos hechos, la sentencia ahora recurrida en parte, dictado por el magistrado Jacinto Areste, condenó a cinco funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía que participaron en el traslado del fallecido desde su residencia hasta aquel lugar a penas que suman cuatro años de cárcel por los delitos de homicidio por imprudencia y detención ilegal.

Los regantes de Aranjuez denuncian la política de trasvases que consolida la riqueza de una comunidad a costa de otra


MADRID.- La falta de lluvias unido a los trasvases al Levante desde los embalses de cabecera del río Tajo, lleva a los agricultores de una de las vegas más importantes de Madrid, la de Aranjuez, a llamar la atención sobre las consecuencias que no tardando mucho puede tener la falta caudal.

El presidente de la Asociación de Productores de la Huerta de Aranjuez, Fernando Alcázar, se lamenta en la Cadena Ser de la falta de caudal del río Tajo en buena medida por la política de trasvases que "ha consolidado un modelo de desarrollo de una zona sacrificando a otra". Los continuos trasvases, asegura, han convertido los pantanos de cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, en "charcos". 
Argumento que comparte Joaquín Cot, Presidente de Dinamiza Aranjuez, quien reclama sensatez a las administraciones y diálogo para alcanzar un punto de encuentro, que solo es posible "si todos cedemos". 
"Hay intereses encontrados pero es hora de sentarse".
Según la Confederación Hidrográfica del Tajo los embalses no llegan en este momento al 10% de su capacidad.
El problema, reconocen, es que aunque se pudiera pensar en llevar al Levante agua de otras zonas, "nadie quiere repartir nada viendo lo que ha pasado con este trasvase"
El futuro más inmediato está cargado de "incertidumbre" porque en este momento la Confederación Hidrográfica del Tajo "consigue la cuadratura del círculo para llegar al caudal ecológico mínimo para que el río no esté muerto a su paso por Aranjuez". Pero si sigue sin llover, "ya no habrá agua para regar aquí".
"Se nota que falta caudal, no hay apenas corriente, y ya no es el río con vida que era hace algunos años" se lamenta Cot. "Los patrones climáticos han cambiado, pero parece que no se dan cuenta"
Gracias al Tajo, defienden, se mantiene todo el territorio de Aranjuez. "Es el regadío el que mantiene el paisaje que conocemos y todo su arboleda" por eso "si nos quitan el río se lo llevan todo".

Descenso significativo de las temperaturas mañana martes y posibilidad de lluvias débiles en Mediterráneo

MURCIA.-Parece que el frío de otoño que tanto se está retrasando por fin llega mañana a la Región, aunque será por unos días. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé para mañana, martes, un descenso significativo de las temperaturas en la Región con posibilidad de leves lluvias, sobre todo en el Mediterráneo. 

Durante los dos próximos días las temperaturas máximas irán en descenso. Además, tendremos alguna bruma matinal y bancos de niebla, así como cielos con intervalos nubosos.
Sin embargo, a partir del jueves volverán a subir los valores y los murcianos contarán con un fin de semana de nuevo caluroso. Será a partir de la próxima semana cuando las temperaturas bajen de forma estable, con valores típicos de principios de octubre.

La Región de Murcia, la comunidad autónoma con los trabajadores más felices de España

MURCIA.-El 84,4 por ciento de los ciudadanos de la Región de Murcia afirma ser feliz en su trabajo y el 15,6 por ciento restante no lo es, con lo que la Comunidad se convierte así en la autonomía en la que los trabajadores más felices parecen ser, según una encuesta realizada por Adecco entre trabajadores a lo largo de 2017.

Dos años atrás, el porcentaje de trabajadores felices apenas alcanzaba al 72,3 por ciento de los empleados murcianos aunque es cierto que con estos valores, Murcia recupera sus niveles de satisfacción a lo largo de las distintas ediciones de la encuesta, según informaron fuentes de esta empresa en un comunicado.
Así se desprende de la VII Encuesta Adecco sobre Felicidad en el trabajo, realizada por The Adecco Group, líder mundial en la gestión de recursos humanos, entre más de 3.500 trabajadores españoles, 230 de ellos murcianos, para conocer de primera mano qué importancia tiene esta filosofía y estilo de liderazgo entre el talento español.
Atendiendo a datos demográficos, a mayor edad, mayor es el porcentaje de encuestados que se sienten felices en su trabajo frente a los más jóvenes, que son los más descontentos con su empleo actual, según esta encuesta.
En cambio, los porcentajes están muy igualados entre hombres y mujeres, ambos se sienten igual de satisfechos en su empleo.
Tras la Región de Murcia, los trabajadores que dicen ser más felices se encuentran en el País Vasco (79,4%) y Canarias (78,1%). El ranking lo cierran Galicia (71,1%) y Extremadura (70,2%) y la media española se encuentra en el 76,6% (-4,9 puntos porcentuales desde 2015). Solo Murcia y Castilla y León han visto incrementarse sus porcentajes de trabajadores satisfechos en los últimos dos años.

El cartagenero Andrés Ayala dirigirá la ¡oficina anticorrupción del PP! por decisión de Mariano Rajoy

 
MADRID.-El Comité Ejecutivo Nacional del PP ha nombrado este lunes al cartagenero Andrés Ayala nuevo presidente de la Oficina del Cargo Popular, un cargo que permanecía vacante desde que dimitiera por motivos de salud el elegido en primer lugar para ocuparlo, Manuel Cobo, quien fue mano derecha en Madrid de Alberto Ruiz-Gallardón.

Ayala, que ha sido diputado del PP por Murcia, formaba parte ya de este órgano anticorrupción que creó el partido el pasado mes de mayo pero que desde hoy queda constituida de forma definitiva. Mariano Rajoy eligió para dirigirla a Manuel Cobo, quien tuvo que dejar la presidencia sin embargo poco después por lo que se quedó al frente Beatriz Rodríguez Salmones de manera provisional.
Además de designar a Ayala, en el Comité Ejecutivo Nacional, en el que estuvo el presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Fernando López Miras, también ha sido elegido el defensor del afiliado, cargo que ha recaído en el senador popular por Castilla y León, Sebastián González.
La Oficina del Cargo Popular supervisará el cumplimiento de todos los trámites y requisitos necesarios para acceder a un cargo público u orgánico en representación del PP, y aprobará en un formulario homologado el resumen de su declaración de IRPF y de Patrimonio.
Además, se encargará de gestionar los registros de actividades y bienes y derechos patrimoniales de los cargos del PP y velará por el cumplimiento del régimen de incompatibilidades.
De cualquier anomalía dará traslado al Comité de Derechos y Garantías para su estudio. Para poder cumplir con sus funciones, los miembros de la Oficina del Cargo Popular podrán solicitar en todo momento la comparecencia de cualquier cargo.
Andrés Ayala ha sido consejero en el Gobierno regional de Murcia y diputado en el Congreso durante años, donde ocupó la portavocía de su grupo parlamentario en la Comisión de Fomento durante años. Renunció voluntariamente a ir en la candidatura del Partido Popular unas semanas antes de las elecciones generales de junio de 2016, alegando que existían "cuestiones que son incompatibles con seguir atendiendo sus obligaciones como parlamentario". 
Fue sustituido, por tanto, por Francisco Martín Bernabé, que hasta entonces era consejero de Fomento e Infraestructuras en el Gobierno regional del doblemente imputado Pedro Antonio Sánchez. En una entrevista concedida La Opinión de Murcia tras su marcha, Andrés Ayala reconoció que le quedaba "la espinita" de no haberse subido al AVE entre Murcia y Madrid siendo diputado, y dejaba la puerta abierta a un posible regreso a la política.

Hasta 600 desempleados podrán ser contratados en la Región con una nueva ayuda del SEF

MURCIA.- La última convocatoria del Programa para Desempleados de Larga Duración del Servicio de Empleo y Formación (SEF) permitirá a empresas, ayuntamientos y entidades locales contratar a unos 600 desempleados de larga duración.

Este programa se pone en marcha a través de una partida de 5,8 millones de euros de fondos extra para políticas de empleo autorizados el pasado 20 de octubre por el Consejo de Ministros. Así, uno de esos millones se destinara a programas de formación y los 4,8 restantes a este programa específico para lograr emplear durante un periodo de seis a nueve meses en proyectos de interés social de la Región para personas en desempleo prolongado.
El director del SEF, Alejandro Zamora, ha anunciado que la convocatoria de subvenciones ya se ha publicado en el BORM, y los consistorios o entidades locales pueden solicitarlas hasta el próximo 13 de noviembre, presentando memorias de actuaciones de interés público y social para emplear a estar personas por un periodo de entre seis y nueve meses. Zamora ha explicado que podrán realizarse tareas dentro del propio ayuntamiento, perstar un servicio de atención sociosanitaria, tareas de promoción turítica, obras públicas, jardinería o limpieza, entre otras actividades.
Así, las ayudas permitirán sufragar el salario de estos desempleados aunque, como ha recordado, durante su participación en el programa y tras la misma seguirán siendo atendidos y asesorados por orientadores laborales del SEF.
Una vez cerrado el plazo de presentación de memorias, los ayuntamientos y empresas que participen podrán solicitar al SEF a quienes serán beneficiarios de esta ayuda al empleo de entre quienes cumplan los requisitos especificados en la convocatoria.
De este modo, podrán beneficiarse de este programa personas desempleadas de larga duración, que hayan firmado el acuerdo personal para el empleo, que en la actualidad ya han suscrito un total de 10.023 personas, bien a través de sus propias oficinas o bien a través de entidades sin ánimo de lucro que colaboran en la orientación laboral personalizada a este colectivo.
El director del SEF ha destacado que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social "nos da esos 4,8 millones por el cumplimiento de objetivos de la Comunidad, y se traducen en un plan que va a sacar del paro a los que más difícil lo tienen".
Y es que, tal y como ha recordado Zamora, el Ministerio asignó en abril 54,9 millones de euros a la Región de Murcia para políticas activas de empleo y formación en 2017 ejecutadas a través del SEF, a las que ahora se suman 5.850.000 euros extra. De esta manera, los fondos totales ascienden a 60,7 millones de euros, mientras que en 2016 fueron 51,3 millones.
El programa está compuesto por diversas actuaciones con el fin de generar oportunidades de empleo para este colectivo. Así, se ha puesto en marcha un acuerdo personal para el empleo por el cual el desempleado el beneficiadio "va a seguir el itinerario personalizado de inserción laboral que se le indica desde el Servicio de Empleo y va a tener acceso a numerosas actuaciones, emdidas y políticas activas para conseguir su inserción laboral", ha explicado Zamora.
Se trata de un "itinerario personalizado" que se realiza a través de los servicios de atención personalizada del SEF y con convocatorias específicas, en las que el 30% de los participantes deben ser contratados por las empresas. También este programa incluye la Cuota Cero, ayudas para los empleadores, de modo que "todas las empresas que contraten a parados de larga duración van a recibir una ayuda de entre 5.500 a 7.000 euros", la posibilidad de derivarles a agencias de colocación y formación para fomentar su inserción laboral, además del programa de empleo que se ha presentado este lunes.
En al actualidad hay en la Región de Murcia un total de 46.807 desempleados de larga duración, es decir, personas que llevan desempleadas al menos 12 de los últimos 18 meses. Durante el último año se ha experimentado un descenso de unos 16.000 parados de larga duración, lo cual supone un 21% menos de desempleados de este tipo que hace un año, según datos de la última EPA en la Región de Murcia.
"Todas las políticas que estamos poniendo en marcha están dando un resultado muy positivo", ha asegurado Zamora, quien ha matizado que "obviamente, seguiremos poniendo en marcha medidas para generara oportunidades de empleo para todos los colectivos, no solo los parados de larga duración, que tienen dificultades para conseguir un empleo".

Territorio en disputa / Jordi Graupera *

¿Veis cómo, si hiciéramos un referéndum de verdad, el 'no' querría votar? Les ha costado tres semanas y una declaración de independencia, pero al final han entendido que Catalunya solo puede ser lo que digan las urnas que tiene que ser.

El viernes se declaró la independencia en el Parlament, pero no somos una república. La república no existe. Somos un territorio en disputa. Se lo disputan el Estado y la Generalitat. Y los dos han entendido, por fin, que esta disputa no se dirime con violencia sino con democracia. Ni el miedo a la violencia era más que una táctica disuasiva, ni hay que enviar a los Mossos a disparar a la Guardia Civil. La democracia se impone.

Catalunya no se puede gobernar con la policía únicamente, como se vio el 1 de octubre. Es ingobernable con policías hospedados en barcos y teniendo que ir a dormir a Huesca. Ahora quieren ver si con las urnas pueden hacerla gobernable. Ahora es cuando puedes demostrar que con las urnas también es ingobernable, porque la voluntad popular no hace posible una comunidad autónoma de Catalunya dentro del reino de España.

Rajoy te ha propuesto un reto democrático porque le has ganado todos los retos en los que optaba por el autoritarismo. Por eso mismo convocó elecciones inmediatamente. Se nos había dicho que gobernarían Catalunya desde Madrid durante seis meses o un año, como dijo Soraya Sáenz de Santamaría. Necesitaban demostrar que pueden, que pueden gobernarte con 2 millones de personas y los representantes legítimos en contra. Si hubieran podido, significaba la lenta desaparición de las instituciones catalanas, por inanición.

Pero el coste de hacer esto, que es un coste violento, es altísimo. España es, con todos sus defectos y carencias, una democracia, y eventualmente tiene que haber elecciones: no se puede gobernar como una dictadura militar. Elecciones en el Estado y elecciones en Catalunya. ¿Cómo pacificas una comunidad como la catalana, con la fuerza económica y las raíces políticas que tiene, gobernándola sin permiso del pueblo? No puedes sin autodestruirte.

La dicotomía es la de siempre: o democracia y autodeterminación, o autoritarismo y prohibir Catalunya como sujeto político. La convocatoria de elecciones de Rajoy es la admisión de que las urnas y solo las urnas pueden solucionarlo. Ya era hora, Mariano, y gracias. Ya era hora de que PSOE, Cs y PP lo vieran. Lo pueden vestir como quieran, pero la verdad emerge.

Y la verdad es que Catalunya es un territorio en disputa: no es ni una república ni una comunidad autónoma. Y la verdad también es que tu problema de reconocimiento no es que los Estados Unidos de América no te reconozcan, el problema es que L'Hospitalet no te reconoce. Pero con las elecciones, todo el mundo reconoce que es una disputa a decidir así, democráticamente.

De todos los choques posibles para el control efectivo de la gobernanza en Catalunya, lo que tú quieres, lo que hace ocho años que pedimos y a lo que siempre daremos la bienvenida, es el choque de voluntades expresadas en una urna. 155 o independencia, esta es la elección, este es el marco.

La verdad también es que estas no son unas elecciones constituyentes. Las constituyentes debes ganártelas. Y no te las has ganado porque no controlas las instituciones del país. El Govern y el Parlament no lo tenían preparado porque no tenían previsto que el referéndum fuera a salir tan bien, que tanta gente saliera a votar, y que, efectivamente, se echara a la policía. 

Por este motivo, no estaban preparados psicológicamente para dar las órdenes que hacían falta y se han pasado 27 días discutiendo sobre elecciones. Esta es la noticia del día 1 y su legitimidad. Es lo que permite declarar la independencia y lo que fuerza al Estado y al unionismo a aplicar el 155 en formato procesista, es decir, haciendo como que pueden, cuando no pueden del todo, y tener que apelar a unas plebiscitarias para intentar seguir vaciándote las instituciones.

Pero en las urnas puedes ganar. En las urnas no hay fractura violenta. En las urnas está la admisión de que es una decisión a tomar así, libremente.

De todos los argumentos que se han utilizado en el Palau de la Generalitat estos días, estoy seguro de que lo que ha pesado más en el ánimo del president y del Govern ha sido que si se daban ciertas órdenes podía haber violencia. Porque el quid de la cuestión no son las famosas estructuras de Estado; eso, si se tiene que hacer, se hace como lo han hecho todas las nuevas repúblicas del siglo XX sin la tecnología que nosotros tenemos al alcance. 

La clave es la predisposición psicológica, la seguridad que da saber que puedes hacerlo porque todo el mundo entiende, policía y funcionarios incluidos, que te debes a la gente y a sus decisiones, especialmente en un país tan diverso como el nuestro, con tanta parte de la población ligada a otras partes de España. Y este es el marco que ha tenido que admitir Rajoy. Al final del juego no había muertos ni tanques, al final del juego había urnas.

No son las urnas de un referéndum pactado, como querría todo el mundo, pero es lo máximo que Rajoy y el Estado pueden hacer sin negarse a ellos mismos. Sin regalarte el derecho a la autodeterminación que tienes que ganarte tú y que te ganaste a hostias el día 1 de octubre. Las elecciones no tendrán todas las garantías, pero tampoco las tuvo el plebiscito de Pinochet y lo perdió. Estas elecciones solo las podía convocar Rajoy, las necesita para poder continuar. Las bofetadas han fracasado. Estamos ganando terreno al autoritarismo.

Protejamos las urnas. Protejamos las urnas del 21 de diciembre. Son urnas autonómicas porque la verdad es que Rajoy tiene suficiente fuerza para imponerlas, del mismo modo que no tiene suficiente fuerza para imponerse sin urnas. Estamos ganando terreno, exactamente como lo está ganando la verdad de fondo. Y por eso no podemos fliparnos y tenemos que ser fieles: Puigdemont no es el presidente de una República, aunque lo sea en tu lealtad y en la mía. Puigdemont es el president de la Generalitat en un territorio en disputa con el Estado, comandado por Rajoy.

El Estado asumía que lo boicotearíamos, al menos en parte. Que habría suficiente boicot para llevarlos a la presidencia de la Generalitat, y usarla, una vez más, para imponer el Estado en Catalunya. Que la CUP se desmarcaría y que eso daría alas a los Santis Viles y a los Espadalers, y que podrían ganar en condiciones como mínimo similares a las del 1-O, en participación, pero con la legitimidad que da tener los tanques y la policía detrás. 

Y podrían conseguir la presidencia para Iceta, o Arrimadas, o Xavier Domènech. Que ganen, si quieren, y que traten de pactarlo y gobernarnos. Si ocurre, es una derrota honorable. Si sale a votar el 80% de la población y perdemos, pues bien, es el país que somos. Pero hemos dejado sobre la mesa de la historia que esta y ninguna otra es la única manera de gobernar Catalunya. Graváoslo a fuego: han hincado la rodilla ante el pueblo.

Pero si acudimos todos, si salimos los 2,3 millones de personas que salieron el 1-O, podemos ganar y con contundencia. Al fin y al cabo, es una campaña con un 155 aplicado, con Soraya de presidenta de facto y con órdenes de detención sobrevolando la cabeza del Govern y el president. Y con Jordi Sànchez y Jordi Cuixart en prisión. A los unionistas les compro sin dudarlo enfrentarme a este programa electoral.

Es comprensible reaccionar diciendo: el día 21 haré una paella. Es una buena respuesta a la de Iceta sobre el 1-O: él también dijo que haría una paella, en lugar de ir a votar. Pero si haces como Iceta, eres Iceta. Y mira dónde está ahora, protegido por la represión y teniendo que blanquear la ocupación del país. Mientras haya urnas en nuestro país, aunque las ponga Rajoy, que es quien disputa el territorio, para que voten los catalanes, todos, estas urnas son nuestras urnas, es nuestra voluntad popular, es nuestro pueblo decidiendo. ¿Quieren contarnos? Que se preparen, que será una noche larga con todos los interventores mirando.

 Si ganamos, la elección para ellos seguirá siendo entre ser una democracia y perder Catalunya, o ser un estado autoritario, que ya hemos visto que es inviable más allá de 50 días y convocar unas elecciones.

El president no se tiene que esconder. Tiene que hacer campaña, ir al Palau de la Generalitat, operar con normalidad, como todo el mundo. Si el Estado decide que su campaña electoral es tratar de detener a Puigdemont, la nuestra será que no lo detengan, en la calle, donde todavía no nos han podido ganar nunca.

¿Cómo nos tenemos que presentar? Yo soy partidario del pluralismo, los partidos por separado, luchando por sus espacios, haciendo un frente común democrático y autodeterminista. Pero si el president cree que el mejor instrumento para hacer efectiva la declaración de independencia es otra cosa, adelante, que lo proponga: que lidere la manera de hacer efectiva la declaración que impulsó en el Parlament el día 27 de octubre del año 2017.

Y entonces, sí, las personas que se presenten tienen que saber que si ganamos, con la participación de todo el mundo, en campo contrario, con las garantías que los adversarios de la autodeterminación se han dado, al día siguiente se empieza a gobernar con la seguridad de que España ha sido derrotada democráticamente en Catalunya, y todo el mundo tiene que obedecer al pueblo.

Es así como se evita que mercadeen con nosotros, es así como se protege el 1 de octubre y la declaración democrática de independencia. Es así como se funda nuestra República: las urnas nunca nos darán miedo.


(*) Profesor en la New York University e investigador postdoctoral en la Universidad de Princeton en el área de Filosofía Política.


El alzamiento y el posderecho / Elpidio José Silva *

Imaginemos un cambio político de ficción. Un Estado español sujeto a la división de poderes. Represéntese por un momento la posibilidad de que las fuerzas políticas que quieren remover nuestra inmadura democracia lo consiguen, forman un nuevo Gobierno, y aprovechan para preservar legalmente la independencia del Poder Judicial y del Ministerio Fiscal. Quizá, entonces, cientos de personas integradas en el PP o sus aledaños comenzarían a ser citadas por hechos de corrupción ante la justicia española. 

Para reforzar este ciclo el nuevo Gobierno podría aprobar una Ley Anticorrupción, minando todas las ventajas de la delincuencia actual a la hora de ocultar los frutos del delito. Asimismo, cabría reforzar la posición de los testigos y denunciantes, resarcirles ampliamente para que no les depare ningún perjuicio participar en el proceso, y sancionar severamente a quienes pretendan manipularles o amenazarles. Imagine que como en EE.UU. nuestra legislación llega a tipificar el delito de perjurio del imputado o acusado.

Ante esta avalancha legal, pese a su legitimidad y proporcionalidad frente a una corrupción galopante, los populares manifestarían que están siendo “perseguidos”, y que se estaría “fabricando” una legalidad específicamente proyectada a encarcelarles. Es exactamente lo mismo que está haciendo hoy el Gobierno Central frente al procés independentista de Catalunya, sólo que deformando hasta límites insospechados la adecuada interpretación de las normas y el funcionamiento de las instituciones. 

Mediante reformas legislativas apresuradas e inapropiadas, el Gobierno ha involucrado al Tribunal Constitucional en el conflicto de Catalunya desnaturalizando su posición, arrastrándole hasta el lodazal de la pelea como si de un juzgado de instrucción se tratase. El Gobierno ha desviado a un Tribunal de “garantías” hacia el círculo represivo o sancionatorio. 

El PP expresa así su desconfianza en la Justicia ordinaria derogando “de facto” para Catalunya la práctica judicial al uso, cargando en las espaldas del Alto Tribunal responsabilidades que no le corresponden por ser más propias del “Poder Judicial”. Y en lo tocante al Ministerio Fiscal, no olvidemos que inicialmente la Fiscalía de Catalunya se negó a formular acción penal contra el expresident Artur Mas. 

Nunca antes toda una fiscalía territorial se había posicionado de tal modo contra el criterio de la Fiscalía General. En noviembre de 2014, Torres Dulce impuso la imputación de desobediencia contra el expresident. Presionar en tales términos al Ministerio Público revela la presencia de un ánimo extrajurídico desde una posición de influencia política, alterando descaradamente la práctica judicial imperante.

La Constitución española (CE), nacida el día 29 de diciembre de 1978, fue el vástago predilecto de la denominada “transición política”. Sin embargo, su reparto competencial entre el Estado y las Comunidades Autónomas es ambiguo, contradictorio, disperso, insuficiente e inconcluso. La versión formal de nuestra Constitución se ha venido completando mediante los diferentes Estatutos de Autonomía. La redacción de estos no supone ni mucho menos una mera aplicación de la Constitución, sino, más bien, el fruto de un mecanismo paccionado entre el Estado y cada Comunidad Autónoma. Para que este proceso de consolidación constitucional funcione, ha sido crucial un entendimiento fruto de las relaciones más elementales de lealtad entre el Poder Central y los diferentes Poderes Autonómicos. 

El Estado de las Autonomías y el Estado Central encuentran en la Constitución una nave de integración, pero insuficiente si no se abastece de nuevos contenidos mediante la aprobación o renovación de los diferentes Estatutos de Autonomía. Este complejo programa de actuación implica una voluntad constituyente diferida en el tiempo, diacrónica, que se va actualizando conforme avanza La Constitución Estatutaria del Estado Autonómico (bloque de la constitucionalidad). 

En definitiva, la Constitución de 1978, a la hora de regular el Estado Autonómico, nace muy incompleta por la resonancia del franquismo, el ruido de sables y los fantasmas que minan nuestra compleja historia política y social. Sin lealtad entre los diferentes protagonistas (el Estado Central, Catalunya, Euskadi, Galicia, Andalucía y el resto de las Comunidades) este sistema ha colapsado con la crisis del Estatut. 

La crisis estatutaria en Catalunya es a todas luces netamente política. En el año 2006 se aprobó un nuevo Estatut, confirmado por el Parlament catalán, el Congreso de los Diputados y -lo que es más relevante- por referéndum del pueblo de Catalunya, bajo una mayoría superior al 70% de los votos emitidos. En el Parlament sólo se opuso a su aprobación el PP. Y en el Congreso, se opusieron de nuevo el PP, rechazándolo como excesivo; y ERC, por considerarlo insuficiente. 

Como el PP no aceptó el mandato dimanante del poder constituyente encarnado en el citado referéndum, el día 21 de julio de 2006 formuló recurso de inconstitucionalidad contra el Estatut ante el Tribunal Constitucional. Fue presentado por Federico Trillo y Soraya Sáenz de Santamaría. El Tribunal Constitucional rechazó aspectos cruciales del Estatut, tales como el reconocimiento de la nación catalana y el uso preferente de su lengua dentro de la Comunidad Autónoma. 

Esta resolución de nuestro Alto Tribunal implica una doble ruptura. Por una parte, se quiebra la lealtad institucional como motor estatutario dirigido a completar nuestra Constitución formal, pues el PP consigue, a través de una instancia no constituyente, quebrar la voluntad popular y lo acordado por dos parlamentos. 

Por otra parte, implica que el pueblo de Catalunya deba regirse por un Estatut que no ha aprobado, y cuyas determinaciones se adaptan exclusivamente a la voluntad del PP (con muy escaso respaldo ciudadano en Catalunya) y de un Tribunal desdibujado y politizado al extremo.

El día 23 de enero de 2013 el Parlament aprobó por amplia mayoría la “Declaración de Soberanía y del derecho a decidir del Pueblo de Catalunya”. Pese a que el Tribunal Constitucional la suspendió (8/5/2013), los independentistas sometieron a votación del Parlament las “Conclusiones de la Comisión de Estudio del Proceso Constituyente”. Al consolidar bajo tal frontalidad esta voluntad de poder, la soberanía nacional catalana entró en pugna con el Gobierno Central. Una “Declaración de soberanía” de tal naturaleza imponía un nivel de diálogo político de máxima intensidad. 

Pero el PP no es un partido que actualmente pueda asumir políticamente estos hechos. Muy debilitado por las tramas de corrupción protagonizadas por sus miembros, y especialmente por el desastre financiero de las Cajas y la Gürtel, Rajoy carece hoy de legitimidad y fortaleza política para lidiar con sus ultras de extrema derecha y, al unísono, con ERC, PDeCAT y La CUP. El pacto político debe orientarse hacia un referéndum pactado en Catalunya en relación con la independencia. 

Pero Rajoy sabe perfectamente que tal acuerdo le llevaría a perder millones de votos. A su vez, los populares no pueden afrontar la pérdida del poder político en el Gobierno Central, pues ello podría implicar que cobrase realidad la ficción de un Estado con división de poderes. Se abriría así un horizonte punitivo que podría incluso suponer la desaparición del PP. Si ya les va mal con una fiscalía controlada por un Fiscal General del Estado “reprobado”, es de prever que con una acusación pública y una maquinaria judicial independientes se jugarían la supervivencia política.

Al ser inasumible políticamente el conflicto lo coherente sería dimitir, para liberar al Estado en su totalidad de la escasísima legitimidad del Gobierno. Pero no hay sucesor de Rajoy ni democracia participativa en el PP, y con su dimisión no desaparecería del horizonte la posibilidad de que un cambio político tuviese éxito. Justo parece lo contrario. 

Bajo estas premisas, el PP, sitiado por su corrupción y muchos callejones sin salida, tiró de su rancia “realpolitik” arropado con la bandera rojigualda y una legalidad perturbada. Para afrontar la ofensiva soberanista de Catalunya, el Gobierno Central abrió dos frentes, a nivel penal (i) y jurídico-constitucional (ii). Pero, siendo el trasfondo del problema de naturaleza netamente política, el discurso jurídico en ambos frentes ha sido barrido por estrategias puramente electorales y partidistas. Por lo demás, la política como plasmación del poder constituyente no encuentra cabida en el Derecho, salvo subvirtiéndolo, convirtiéndolo en una mascarada de excesos donde nada es lo que parece. Se escenifica el carnaval del “posderecho”, la perversión de lo jurídico por excelencia. 

Sólo en este contexto cabe concebir el ambiente de proyecciones neuróticas y catastrofistas montado por diversos dirigentes del PP para Catalunya, lanzando toda clase de amenazas, anticipando consecuencias negativas para actos futuros, mediatizando a otros poderes del Estado que deberían ser independientes, previendo que habrá televisiones intervenidas, funcionarias expedientadas o separadas del servicio, despidos masivos, generando una atmósfera represiva incompatible con el Estado de Derecho de una Democracia. 

En cuanto al frente penal (i), por una parte, el Fiscal General del Estado, mediante Instrucciones dirigidas a evitar el referéndum de 1 de octubre, descarriló invadiendo las competencias jurisdiccionales de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya “que ya venía conociendo del asunto”. Y, por otra parte, se ha desproporcionado la calificación penal de los hechos relacionados con el procés, atribuyendo conductas sediciosas a manifestantes simplemente indignados ante un Gobierno en absoluto dialogante y de impronta corrupta. 

Lo que en la práctica judicial del día a día no pasaría de ser un delito de desórdenes públicos (artículo 557 del Código Penal), o de daños (artículo 263.2.4º del Código Penal) o de atentado (artículo 550 del Código Penal), el PP lo somete a su turbocompresor del “posderecho” y la judicialización de la política. Como resultado, unos meros manifestantes son vistos por Fiscalía como sediciosos. Sedición implica “alzamiento” contra los poderes del Estado, con ánimo de derrocarlos para alcanzar la independencia de Catalunya. 

Sin embargo, nos referimos a manifestantes pacíficos, que no iniciaron acción alguna “susceptible de” afectar al núcleo esencial de los poderes del Estado, o propiciar su derrocamiento. Esta desproporción se ha culminado ingresando en prisión preventiva a Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, líderes sociales presentes en múltiples manifestaciones similares a la del pasado 20 de septiembre ante la Conselleria de Economía, por cuyo desarrollo se entendió que habían delinquido.

Esta descomunal subversión de las leyes desembocó en la negra explosión de autoritarismo del pasado 1 de octubre. A alguien se le ocurrió que se había prohibido votar a toda la sociedad civil catalana, cuando ni tal prohibición se estableció por el Tribunal Constitucional, ni cabe concebirla tan generalizadamente en un Estado de Derecho Democrático, ni puede relacionarse la prohibición de organizar un referéndum con el hecho -muy distinto- de votar en el mismo.

En cuanto al frente jurídico-constitucional abierto contra la Catalunya independentista (ii), el artículo 155 CE habilita al Gobierno Central para adoptar en ciertos supuestos medias coercitivas contra las Comunidades Autónomas, colocando a los cargos de éstas en inferioridad jerárquica respecto de la Administración Central. La aplicación de este precepto ya se ha adelantado “de facto” por Rajoy y algunos de sus ministros, saltándose de la forma más descarada el preceptivo y vinculante control del Senado. La intervención autonómica que ahora pretende imponer el Gobierno viola el propio Estatut (artículo 67.7), inventándose una nueva causa de cese del President. 

El artículo 155 CE es como una caja negra que, sin embargo, se encuentra casi vacía y sin estrenar. La maldición histórica para España supone que el PP, el partido de la Gürtel, del rescate bancario y de la corrupción galopante, sea quien decida si procede destaparla en Catalunya. 

A lo largo de la crisis del Estatut, el Gobierno de Rajoy ha reinventado nuestro Ordenamiento Jurídico bajo una propaganda de posverdad que, inevitablemente, ha desembocado en el posderecho. No le quedaba otro remedio; ante la opinión pública debía convertir hechos políticos constituyentes en un asunto delictivo común, sujeto al Código Penal mediante una exhorbitante judicialización de la política. El PP rellena lo que la norma no contempla focalizado en eliminar a sus enemigos políticos. Pero el artículo 155 CE no prevé una suplantación política, sino una reorientación jerárquica, puntual y meramente administrativa. 

No puede concebirse que dicho precepto habilite para para convocar elecciones o regular estados excepcionales a capricho, al margen de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio. En un precepto tan escuálido y cuya aplicación carece de precedentes, resulta descabellado dirigirse hacia las interpretaciones más extremas, sobre todo cuando conducen a imponer un régimen autoritario en Catalunya. Algo así, tan lesivo para el equilibrio de los poderes del Estado Autonómico, o se prevé expresamente, o forzoso es concluir que no se contempla. Pero el Gobierno Central, enfermo de corrupción, intenta obtener legitimación como pacificador de Catalunya, cuando en realidad una mayoría social en España, más bien, necesita protegerse del PP.

Mediante tal uso del artículo 155 el Gobierno Central expresa un manifiesto sesgo autoritario, no sólo porque pretende suplantar a todos los cargos democráticos de Catalunya (vulnerando el artículo 23 de la Constitución y el propio Estatut), sino también porque asimismo desplaza al propio Poder Judicial. Es decir, prejuzga la comisión de hechos sediciosos, y anticipa unilateralmente el reproche penal, sin que concurra resolución judicial firme. Entre tanto, fiscalía no se opone a que vaya conociendo de la supuesta sedición una magistrada instructora de la Audiencia Nacional, órgano judicial incompetente para abordar el asunto.

Al afrontar de modo tan impropio la crisis de Catalunya, por muchas cortinas de humo que monte, el Gobierno Central no puede evitar que se manifieste su debilidad en dos aspectos: Su incomprensión y su incoherencia.

La incomprensión estriba en que la Constitución Española nunca ha encajado con la mentalidad del PP. Ya desde su tramitación en el Congreso votaron en contra de su aprobación cinco diputados de Alianza Popular, entre ellos Álvaro de Lapuerta, tesorero del PP (1993-2008) e imputado en el caso Bárcenas. Respecto de estos disidentes Manuel Fraga, lejos de contrariarse, manifestó que nunca se había sentido tan portavoz de Alianza Popular, y que la referencia a las “nacionalidades” era incompatible con la unidad de la Nación (artículo 2 CE). 

El PP no habita en una España plural, sino en una plataforma territorial de intereses dominados por un reducido grupo oligárquico, actualmente en declive a nivel internacional. Una España diferente está emergiendo de las cenizas de la crisis, consciente por dura experiencia de que la senda autoritaria del actual Gobierno conduce a la pobreza y a la arbitrariedad, bajo represión y mordaza. El PP no ostenta la legitimidad y el respaldo social indispensable para resolver esta crisis. Basta su mera presencia para que millones de personas incluso desprecien los símbolos de los que se rodea. El mero discurso jurídico-formal ya suena vacío. Demasiada gente se ha enterado de que nuestra forma de gobierno no se rige por la división de poderes. No menos personas advierten que el Gobierno Central politiza el Derecho y judicializa la política, introduciendo troyanos en el sistema que aniquilan el Estado de Derecho. 

Sr. Rajoy, no justifica la denegación del diálogo su debilidad política para afrontar la negociación. En asunto tan relevante se impone la lealtad institucional, el deber de ser respetuoso con el programa constituyente de la Constitución de 1978. Todo el mundo ha comprendido esto y el sistema nunca antes se había infartado. El bloqueo actual, Sr. Rajoy, carece de precedentes, y no puede leerse en clave de media docena de preceptos penales, mal colgados en esa percha infinita que representa para Vd. el artículo 155 CE. Sería fantástico para su mentalidad que el término “nacionalidad” pasase al mismo cajón que otros términos y expresiones como, por ejemplo, “el derecho a disfrutar de una vivienda digna”. Se comprende. Pero los partidos independentistas, respaldados por millones de personas, no lo toleran. 

Al desarrollar esta estrategia, la incoherencia del PP resulta extraordinariamente llamativa. Por una parte, acude al Derecho para embutir un problema político del máximo rango -constituyente- en media docena de tipos penales. Resulta extravagante a simple vista. Pero, por otra parte, mediante tal estrategia ni siquiera se va a conseguir superar la crisis, sino más bien incrementarla o enquistarla. Los tipos penales de la rebelión o sedición no le van a resolver el problema político en Catalunya, Sr. Rajoy. Me cuesta creer que Vd. no se dé cuenta. No se trata de una milicia armada, de un grupo terrorista o de sesenta coroneles hastiados de la corrupción y que deciden alzarse contra los altos organismos de la nación. No, en absoluto, Sr. Rajoy. 

Hablamos de varios millones de personas que se manifiestan muy pacíficamente. Tras múltiples y reiteradas manifestaciones masivas, sólo en una de ellas se produjeron daños criminalizados en 3 vehículos públicos. Gran número de personas que viven en Catalunya quieren decidir si se independizan de España. Es imprescindible escucharles, dialogar y negociar con ellos. El posderecho que le han recomendado, una cuantas sentencias, requerimientos y encarcelamientos ilegales e ilegítimos son inútiles para resolver el grave problema ocasionado. La indignación generalizada no se resuelve a palos, o imponiendo un régimen autoritario mediante una reinvención disparatada del Derecho.

La implosión del Estatut ha discurrido en paralelo con la explosión del Régimen del 78. Legitimidades e ilegalidades. El frenético carnaval jurídico, esta clamorosa subversión de las normas, se debe a que no se ha querido afrontar la naturaleza y alcance del conflicto político invocado por Catalunya. Es imprescindible que la crisis se reconduzca a través de una convocatoria electoral. Reordene todo esto, señor Rajoy, porque su versión del 155 CE es tan ineficaz como entrar en la independencia sin al menos contar con el 60% del censo electoral a favor. 


(*) Ex magistrado


Agresiones intolerables / José Antich *

Cada vez con más frecuencia, los medios de comunicación son agredidos antes, durante o al final de las manifestaciones que se celebran en Barcelona en defensa de la unidad de España. Este domingo no ha sido una excepción y profesionales de TV3 y un periodista de El Nacional han padecido la violencia de unos energúmenos. 

El viernes, otro grupo de ultras atacaron la sede de Catalunya Ràdio, rompiendo los cristales de la emisora, lanzaron huevos e impidieron a los trabajadores abandonar las instalaciones hasta que llegaron los Mossos d'Esquadra. También atacaron a un equipo de BTV que grababa la agresión. 

Hace unos días, le sucedió a una periodista de RAC1. Y no son los únicos casos de estas últimas semanas. Hay un proceso de intimidación creciente para que los periodistas podamos hacer nuestro trabajo y es obligación de los poderes públicos garantizarlo. 

Los responsables de cualquier manifestación han de ser los primeros interesados en evitar que eso suceda y que todo transcurra en paz. Se lo merecen las personas que acuden a las manifestaciones, de una manera muy mayoritaria en paz, a expresar legítimamente sus ideas. Se lo merecen los agentes de la policía autonómica que también fueron agredidos en la plaza de Sant Jaume y los ciudadanos que a través de las redes sociales denunciaron que habían padecido actos de violencia.

Bienvenidas sean todas las concentraciones de cualquier ideología, ya que la calle es de todos y es bueno que sea así. Hemos dicho más de una vez que también es una manera de contarse y, además, permite dejar de lado aquella tontería de la mayoría silenciosa. Los que se expresaban en estos términos después de las concentraciones millonarias convocadas por la ANC y Òmnium reunieron este domingo en Barcelona a unas 300.000 personas, según la Guardia Urbana. Es, ciertamente, mucha gente y seguro que la gran mayoría repudia estos actos vandálicos. Es necesario, entonces, que se esfuercen los convocantes en garantizar mayores medidas de seguridad.

El control absoluto de las instituciones que quiere llevar a cabo el Gobierno español a caballo del artículo 155 debe garantizar el derecho de manifestación y la seguridad de profesionales y ciudadanos, como ha ejercido con éxito la Generalitat. Poner bajo su control a los Mossos es algo más que retirar la escolta a los consellers para buscar un titular de autoridad y aplauso de los medios de Madrid. Es garantizar a los ciudadanos que la calle no es un espacio para los violentos. 


(*) Periodista y ex director de La Vanguardia


La nación como propaganda / Ramón Cotarelo *

Y la propaganda no sirve para nada. Las naciones no se inventan o desinventan con manifestaciones apañadas, fotografías en los periódicos, ocupación en masa de pantallas. Hace falta la gente, la que vive la nación cotidianamente y la hace con plena voluntad; a esa gente no es preciso traerla en cientos de autobuses de toda España. 

Y, además, no cualquier gente. Ciudadanos/as comprometidas, activos, críticas, de comportamiento democrático, cívico y pacífico. No hay inconveniente en que a estas manifestaciones por la unidad de España se sumen grupos, puñados, escuadras de fascistas, nazis, franquistas de todas las organizaciones de extrema derecha que nutren la convocatoria. 
 
Aunque sería de agradecer que no anduvieran sembrando el terror por las calles de Barcelona, agrediendo a viandantes, apaleando a inmigrantes (al grito de ¡moro de mierda vete a tu casa!), destrozando mobiliario urbano, siendo unos gamberros. Pero hay poca esperanza. Están envalentonados con este gobierno que les deja hacer, sobre todo por la sospecha de que bastantes de ellos puedan ser sus propios agentes de paisano.

Hablemos claro: esa manifestación por la unidad de España es una manifestación por una España unida de corte claramente franquista. Por eso se oyen vivas a Franco. Estos gritos y señales, igual que el vandalismo de los matones, no salen en los medios audiovisuales españoles, en donde solo se ven banderas españolas del orden actual en ordenada movilización. Pero los medios extranjeros, todos, reflejan el contenido franquista y fascista de esta concentración. Solo falta a los nacionales asegurar que se trata de la consabida conspiración judeomasónica.

Que en ella tengan presencia muy visible los socialistas Borrell e Iceta junto al comunista Frutos al ladito de la derecha del PP y C's y notorios representantes de la extrema derecha prueba que el bloque nacional PP, PSOE (este con remilgos) y C's esta dispuesto a hacer lo que sea, literalmente lo que sea para vencer y arrasar el movimiento indepe. 

Otra cosa es que lo consiga. Porque este movimiento no es cosa de un grupo, camarilla, organización o partido, sino de una sociedad en su conjunto y complejidad. No conozco otro caso como el de la votación en el referéndum del pasado 1/10, en el que cerca de tres millones de personas acudieron a ejercer un derecho de sufragio en condiciones de hostilidad, agresividad y brutalidad estatales sin precedentes. 
 
Hace falta una moral cívica muy elevada. Cerca de 1.000 personas dieron con sus maltrechos huesos en los hospitales, pero un pueblo entero fue ejemplo mundial de voluntad política democrática. Se ganó el derecho a ser tratado como un Estado, resumió Puigdemont.

El gobierno no respeta ese derecho y procede por la vía represiva con una clara deriva dictatorial por cuanto ampara sus actos en el ilimitado artículo 155. Eso solo puede llevarlo a intensificar el conflicto e internacionalizarlo más. Es imposible vender al mundo una imagen del govern entre rejas. Y sin perspectiva real de solución puesto que esta no puede ignorar la voluntad vinculante del 90% de los votos del 1/10. 

Los guiños de Sánchez de que este amargo trago de la dictadura "constitucional" dará luego paso a unos días de entendimiento y arreglo y vino y rosas tienen el valor de las promesas de Sánchez.

La fractura entre España y Cataluña no puede arreglarsee por la vía represiva. La única solución es retirar todas las medidas coactivas del gobierno, restablecer la legalidad de la Generalitat y sentarse civilizadamente a una mesa a negociar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Dice Borrell que si el 75% del electorado pidiera la independencia, habría que reconocerla, pero que no se la van a "colar" con un 48%. Es un argumento pintoresco porque justamente eso es lo que se pide negociar. 
 
Se puede acordar esa cifra o una inferior u otra superior, si bien Palinuro siempre propugnará la pura mayoría de votos sin más pendejadas, de forma que el 48% le acomoda si los partidarios del "no" como el señor Borrell todavía son menos. Pero a continuación estaremos, imagino, todos de acuerdo en que, para salir de dudas, hay que averiguar las cantidades y eso puede hacerse de dos maneras: una, contando las banderas españolas que la Societat Civil Catalana es capaz de reunir en la Plaza de España de Barcelona; y, dos, realizando un referéndum legal para saber a qué atenernos. 

Pues las dos partes se valen de procedimientos distintos, la cuestión se encasquilla en la fuerza bruta y, por tanto, no tiene arreglo, hasta que se atienda a razones, que no son las del Estado español el fascista anterior, este otro heredero de aquel y su ayudante del PSOE.
 
 
Una vez pasada la manifestación fascista de ayer del PP, el PSOE, C's, la Falange, Democracia Nacional, Societat Civil Catalana y otros grupos franquistas en la que Borrell, Iceta, Frutos y otros de "izquierda" han ido del brazo con la extrema derecha franquista, corresponde hacer balance de los daños causados:

1) agresión nazi a un vendedor ambulante de banderas por ser indio (aunque los fascistas agresores lo llamaban moro).


3) una trabajadora de Ferrocarriles de la Generalitat agredida por los asistentes a la manifa de SCC



Con toda esa basura se han manifestado Borrell, Iceta, Paco Frutos, etc.

Reservad un tiempo para ver hoy lunes a las 22:00 en Gol TV el documental Las cloacas de Interior de que habla el vídeo de Albano Dante Fachín. 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

Cinco realidades que dificultan la independencia de Cataluña / David Romero *

Este viernes, en una sesión accidentada y atípica, el 'Parlament' aprobaba la Constitución de la república independiente de Cataluña. Poco después, en las escalinatas del edificio, los diputados independentistas lo celebraban con la euforia y la sensación de solemnidad que corresponde a los momentos históricos.

En esa imagen destacaban dos figuras: la de Carlos Puigdemont (aún presidente de la Generalitat, a punto de ser cesado) y su mano derecha en el 'procés', Oriol Junqueras. Era llamativa la diferencia en sus actitudes: mientras Puigdemont se hacía cargo del momento y exhibía una tímida sonrisa de satisfacción, Oriol Junqueras parecía hondamente preocupado, como si sintiera la inminencia de alguna catástrofe. La imagen, en cierta medida, condensaba poéticamente el momento en que se encuentra Cataluña: la frágil satisfacción de los independentistas viene acompañada, desde luego, por la consciencia profunda de una realidad difícil y llena de amenazas.

Durante los últimos meses, no han faltado análisis previos y preguntas abiertas sobre la sostenibilidad económica, social y política de una Cataluña independiente, y la mayoría de ellos auguraba un futuro poco esperanzador para el proyecto secesionista. Hoy, ese futuro lucha obstinadamente por abrirse paso en la realidad, pese a la oposición del Estado español… y a las graves carencias con que nace esta pretendida república independiente de Cataluña. Por ese motivo, es ahora oportuno un repaso analítico de esas carencias:

Legalidad

Este viernes, el presidente español, Mariano Rajoy, salía satisfecho del pleno del Senado en el que se aprobaban las medidas con las que su Ejecutivo ha intervenido la autonomía de Cataluña al amparo del artículo 155 de la Constitución española. Interpelado en los pasillos por un grupo de periodistas, señaló que la declaración de independencia llevada a cabo horas antes en el Parlamento catalán "no solo va contra la ley, sino que es un acto delictivo". En efecto, la Fiscalía General del Estado presentará el lunes al Tribunal Supremo una querella contra Carles Puigdemont y el resto de los miembros del 'Govern', por el delito de rebelión, para el que el código penal establece penas de prisión de hasta 30 años.

Pero esta declaración unilateral de independencia no es el único punto en el que el 'procés'ha vulnerado la legalidad española. El propio referéndum a cuyos resultados se remiten los independentistas para justificar la secesión fue declarado ilegal por el Tribunal Constitucional, que anuló la Ley del Referéndum aprobada el 6 de septiembre en el Parlamento catalán.

Legitimidad democrática

Precisamente, esos plenos del 'Parlament' catalán de los días 6 y 7 de septiembre, en los que se llevó a cabo la votación y posterior aprobación de la mencionada Ley del Referéndum y de la Ley de Transitoriedad Jurídica, pusieron en entredicho la legitimidad democrática de todo el proceso independentista. Fueron sesiones en las que se vulneraron varios derechos parlamentarios de los diputados de la oposición y en las que se aprobaron leyes que desafiaban prohibiciones expresas del Tribunal Constitucional de España.

Por si fuera poco, las condiciones en las que se llevó a cabo el referéndum tampoco ofrecen ninguna garantía democrática. Se partía de una situación de división social tan profunda que la mayoría de los que se oponían a la independencia de Cataluña no estaban dispuestos a participar, precisamente por considerar que el referéndum carecía de legitimidad, que no era vinculante, y que además era ilegal. Por otra parte, la presión policial afectó de forma determinante a la logística de las votaciones, y los instrumentos de control de la participación eran a todas luces insuficientes: se llegó a demostrar que fue posible que la misma persona votase varias veces.

En suma, a día de hoy, pocos tienen dudas acerca de que los exagerados resultados del referéndum –con un 90,2% de votos al 'sí'– no reflejan la voluntad real del conjunto de los catalanes y, por lo tanto, es evidente que la independencia de Cataluña no está impulsada por una mayoría social suficiente, lo cual pone de manifiesto la debilidad de su esqueleto democrático y también la próxima carencia que vamos a comentar, que es probablemente la más profunda de todas.

Cohesión social

Es cierto que el independentismo es una fuerza política muy importante en Cataluña. Dos millones de personas en una población de algo más de siete millones son una proporción más que considerable, pero para lanzar con unas mínimas garantías de éxito un proyecto independentista que aspire a la creación de un Estado soberano hace falta una mayoría social amplia, con una capacidad de consenso suficiente para permitir una convivencia armoniosa.

Y ese no parece ser el caso de Cataluña, afectada actualmente por una fractura social honda y preocupante. Tal como comentaba para RT la periodista y politóloga Laura Fábregas, "una Cataluña independiente no sería gobernable ahora, porque la mayoría de la población está en contra de este proyecto, es decir: la opción abiertamente independentista no ganó en votos, y llevar a cabo un proceso de este tipo con tanta gente en contra no es fácil".

Reconocimiento internacional

En la celebración posterior a la proclamación de la independencia, el diputado de Junts Pel Si Lluís Llach colgó una bandera de las Naciones Unidas en la balaustrada de la escalinata del Parlament, a pocos metros de donde Puigdemont y Junqueras darían luego su primer discurso en la recién proclamada república.

Ciertamente, esa bandera pretendía tapar uno de los agujeros que podrían hundir el barco independentista casi antes del salir del puerto: la falta de apoyo internacional. Pero no pudo ocultar la nefasta verdad que atormenta a los fundadores de la nueva república: ninguno de los países a los que representa esa bandera se mostró favorable a la declaración de independencia.

Lo cierto es que ni la red de 'embajadas' catalanas desplegada en los últimos años por la Generalitat, ni los constantes guiños y reclamos a la Unión Europea, ni la construcción de un relato de tintes épicos y tono victimista de cara al exterior han sido suficientes para que el proyecto secesionista se granjeara la simpatía o el apoyo efectivo de la comunidad internacional. Muy al contrario, cada mandatario extranjero que se ha pronunciado últimamente al respecto lo ha hecho para apoyar expresamente al Gobierno de España o para pedir que cese la inestabilidad en la zona.

Se trata de una carencia grave. Tal como explica a RT el vicepresidente de la Unión de Europeístas y Federalistas en Madrid, Íñigo Cruz, el apoyo internacional "es hoy en día un elemento básico, porque el reconocimiento de un Estado independiente pasa por el reconocimiento del resto de Estados". Dicho de otra forma, "esto es como un club en el que si no te aceptan los socios no puedes pasar a ser parte del mismo: si los socios no te admiten, tu no tienes nada que hacer".

Por ello, Cruz considera que la recién proclamada república catalana tiene "poco recorrido, y con todos mis respetos, casi ninguno", y explica que en el extranjero "a nadie le interesa la causa catalana porque no parte de una situación clara de injusticia. Puede haber un problema político, que debería solucionarse con el diálogo, pero no se puede decir que haya una falta de derechos humanos o que haya una falta de democracia o de representatividad... Así lo han reconocido el Consejo de Europa, la Unión Europea y varios Estados miembros".

Sostenibilidad económica

Casi cualquier economista preguntado al respecto ha alertado en los últimos meses de los serios problemas económicos que podrían desencadenarse en Cataluña en caso de una ruptura con España. Uno de ellos, José Moisés Martín, comentó recientemente a RT que la independencia "si se hace a las bravas", sería "una catástrofe" tanto para la economía de Cataluña como para la de España, y en particular señaló que "en caso de separación de las cajas de pensiones, Cataluña no podría pagar sus pensiones, por lo menos al principio, porque no tiene caja, no tiene pirámide suficiente. Ahora mismo se está sosteniendo prácticamente con los préstamos que recibe del Estado español".

Y lo cierto es que ese no sería el único ni el más importante de los problemas. Si tenemos en cuenta lo analizado hasta ahora, es fácil entender que un país fundado en una declaración de independencia ilegal, sin apoyos en el exterior y con una división interna que amenaza con ser una constante fuente de inestabilidad, no es precisamente un paraíso para los inversores ni para las empresas.

Por lo demás, el comercio exterior se vería igualmente afectado por las condiciones comentadas; y otros factores como el cese de la percepción de fondos estructurales de la Unión Europea o su salida del Banco Central Europeo supondrían auténticos torpedos contra la línea de flotación de la economía catalana.


(*) Periodista


Revista de Prensa / A. R. Mendizabal *


Lunes con todos los me­dios vol­cados en Cataluña y por­tadas que re­vientan en co­lores rojo y gualda tras un fin de se­mana de ten­sión eléc­trica que se fue di­si­pando para des­mentir a los ago­reros y dar paso a una tran­qui­lidad re­la­ti­va­mente re­la­jada con el con­tra­punto de Puigdemont, Junqueras y otros em­pe­ci­nados en su au­tismo, aunque se mul­ti­plican los aná­lisis sobre si tam­poco esta vez hubo de­cla­ra­ción de in­de­pen­dencia como blin­daje ju­di­cial pero que casa mal con el desafío. Expectación algo so­bre­ac­tuada en parte de la prensa in­ter­na­cional que pa­rece es­perar o desear un fo­llón. 

Mientras, en Washington tam­bién están los ner­vios a flor de piel, sobre todo en la Casa Blanca, ante la re­ve­la­ción este lunes de las impu­taciones pe­nales del fiscal es­pe­cial Robert Mueller sobre la co­ne­xión rusa, que po­drían llegar al círculo más ín­timo de Trump, in­cluidos fa­mi­liares suyos y hasta él mismo. Simultáneamente, un sondeo de The Wall Street Journal y la ca­dena NBC re­baja el res­paldo de Trump al 38%, el nivel más bajo de su pre­si­dencia y cinco puntos menos que hace un mes. El mismo diario fi­nan­ciero avanza que Jerome Powell, ac­tual go­ber­nador de la Reserva Federal, será nom­brado con toda pro­ba­bi­lidad nuevo pre­si­dente de la Fed para re­levar a Janet Yellen. 

HSBC ha anun­ciado este lunes unos be­ne­fi­cios brutos antes de im­puestos de 4.600 mi­llones de dó­lares en el tercer tri­mes­tre, cuatro veces más que hace uno año. 

TITULARES PRINCIPALES
La Vanguardia: PDECat y ERC asumen que de­berán con­cu­rrir al 21-D. Otro ti­tu­lar: La que­rella de la Fiscalía no pide la de­ten­ción de Puigdemont. Otro ti­tu­lar: El Gobierno opta por una pre­sencia no­toria pero no in­va­siva del Estado en Catalunya. Otro ti­tu­lar: Las firmas ca­ta­lanas del Ibex pierden 2.000 mi­llones en Bolsa desde el 1-O (Lalo Agustina). El Periódico: ‘¡Votarem!’ Cientos de miles de ca­ta­lanes mar­chan en BCN contra la DUI y por las ur­nas. Otro ti­tu­lar: El Gobierno inicia este lunes el des­em­barco en la Generalitat. 

Otro ti­tu­lar: Empieza la cam­paña del 21-D (Rafa Julve). El País: Los par­tidos se­ce­sio­nistas se in­clinan por ir a las elec­cio­nes. Otro ti­tu­lar: La banca entra en la crisis ca­ta­lana con el apoyo a la Constitución y 'la le­ga­lidad es­paño­la’. Capital Madrid: AEB y CECA res­paldan la de­fensa de la Constitución frente a la crisis ca­ta­lana. Otro ti­tu­lar: El Círculo de Empresarios res­palda las me­didas del Gobierno en la crisis ca­ta­lana. 

El Mundo: Encuesta Sigma Dos: El 58,3% de los ca­ta­lanes está en contra de la in­de­pen­den­cia, y sólo el 33,5% a favor (Daniel G. Sastre). Otro ti­tu­lar: Iglesias in­ter­viene la au­to­nomía de Podemos Cataluña por su acer­ca­miento a los in­de­pen­den­tistas (Álvaro Carvajal). El Confidencial: Un frente so­be­ra­nista di­vi­dido busca re­levo a Puigdemont para el 21-D (Marcos Lamelas). La Razón: Cs, PSC y PP ne­ce­si­ta­rían 300.000 votos más para vencer a los so­be­ra­nis­tas. Otro ti­tu­lar: Los Mossos no per­mi­tirán al ex Govern en­trar en sus des­pa­chos. 

Otro ti­tu­lar: La Fiscalía se que­re­llará contra Puigdemont y el Govern en la Audiencia Nacional y contra Forcadell y la Mesa en el Supremo. El Independiente: La DUI deja en el aire 30.000 puestos de fun­cio­na­rios y pagas ex­tras (David García-Maroto). Vozpopuli: El desafío in­de­pen­den­tista im­pac­tará a la eco­nomía de Cataluña y España. Otro ti­tu­lar: Sánchez y Rivera vetan la can­di­da­tura de unidad del PP. 

ECONOMÍA Y EMPRESAS
El Economista: La pen­sión sólo su­birá 2,3 euros en 2018 y pierde poder de com­pra. Otro ti­tu­lar: La in­de­pen­dencia dis­para un 30% las ventas de cava de fuera de Cataluña. Otro ti­tu­lar: REE debe jus­ti­ficar su sol­vencia en la CNMC para com­prar Hispasat. : Fomento res­cinde a Isolux tres obras del AVE tras de­clarar el con­curso. ABC: El Gobierno aho­rrará 2.000 mi­llones más en in­tereses de la deuda este año. Otro ti­tu­lar: La deuda pú­blica ce­rrará en el 98%. Expansión: Entrevista a Julio Gómez Pomar, se­cre­tario de Estado de Infraestructuras: 'Una guerra de opas sobre Abertis es po­si­ti­va'. 

Capital Madrid: Unesa, ante el reto de re­cu­perar poder con su nueva pre­si­denta: junto con la banca, fue el sector que más fuerza tuvo en los años no­venta, y Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa quieren re­lanzar el ‘lobby’ para se­guir siendo fuertes (Julián González). El Confidencial: Prisa pro­pone a Jaime Carvajal como pre­si­dente con el con­senso de la banca (Agustín Marco). Cinco Días: El pulso por el con­trol de Abertis se tras­lada al te­rreno de la banca. Otro ti­tu­lar: Metrovacesa se acer­cará a los 2.600 mi­llones de valor y apun­tará al Ibex. Vozpopuli: Abertis: Nadal toma el mando de la ofen­siva de Moncloa contra la OPA de Atlantia (Raúl Pozo). 

SECTOR FINANCIERO
Capital Madrid: El debut bur­sátil en rojo de Aedas pone en duda las pró­ximas sa­lidas a Bolsa: los in­ver­sores des­cuentan ya que el desafío se­ce­sio­nista en Cataluña abre un plazo largo de in­cer­ti­dum­bre, y el es­ce­nario en los mer­cados se com­plica tam­bién tras los úl­timos ‘profit war­ning’ (Quesada Vargas). Expansión: Santander se re­plantea todos los acuerdos y los ne­go­cios no es­tra­té­gicos he­re­dados de Popular (Nicolás M. Sarries). Vozpopuli: BBVA, Meliá, IAG: las co­ti­zadas no ca­ta­lanas que más su­fren en Bolsa la crisis ca­ta­lana (Alberto Ortín). El Periódico: Andorra pone en marcha su nuevo mo­delo ban­ca­rio. 

OPINIONES
Editorial en La Vanguardia: ‘Reparar el error: re­cons­truir’. Editorial en El Periódico: ‘Aires de cam­paña elec­to­ral'. Editorial en El País: ‘Nunca más: la so­ciedad civil ca­ta­lana re­cu­pera la voz, las ca­lles y las ins­ti­tu­cio­nes’. Pere Ríos en el mismo dia­rio: ‘La in­de­pen­dencia que sí se vo­tó'. Otro edi­to­rial: ‘El riesgo de la pre­ca­rie­dad'. Editorial en El Mundo: ‘Cataluña, con la de­mo­cracia y la Constitución’. José García Domínguez en el mismo dia­rio: ‘Delenda est Republiqueta’. Editorial en La Razón: ‘El sa­pa­ra­tismo no puede ga­nar’. 

Editorial en ABC: ‘La fuerza de la Cataluña plu­ral’. Otro edi­to­rial: ‘TV3, canal del in­de­pen­den­tis­mo’. Antonio Sánchez-Gijón en Capital Madrid: ‘La iz­quierda es­pañola, por fin, se pone al frente de la ma­ni­fes­ta­ción’. Nacho Cardero en El Confidencial: ‘Un exi­liado en Bélgica: Puigdemont se queda sin pre­si­den­cia, sin par­tido y sin pa­tria’. Miguel Alba en Vozpopuli: ‘Las 24 horas que tum­baron eco­nó­mi­ca­mente el ‘procés’. Jesús Cacho en el mismo me­dio: ‘Los ciu­da­danos de Cataluña tienen la pa­la­bra: ¡a por ello­s!’. 


(*) Periodista


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