Los partidos políticos se han convertido desde hace mucho tiempo en auténticas agencias de colocación. Dejaron de ser instrumentos al servicio del interés general y ahí radica el problema. Que demasiados buscan en la política una salida laboral y
se dedican a medrar y a prosperar personalmente al amparo del partido
que nunca abandona a sus protegidos y, consecuentemente, se ve forzado ensanchar las administraciones que gobierna para dar cobijo a todos, aunque eso dispare el gasto público. Lo hace el PP y lo hace el PSOE. ¿No es la ex concejal socialista Susana Hernández la que ahora construye submarinos? Y está por ver dónde recolocan a Diego Conesa.
Antonio Landáburu preside NNGG (Nuevas Generaciones) pero no lo han elegido los militantes. Fue designado por Fernando López Miras de quien se confiesa “fan incondicional” y a quien parece que trata de imitar hasta los andares. Solo hay que verles juntos. Podrían pasar por hermanos. Dicen que el aguileño ensaya incluso su forma de hablar.
En realidad, Landáburu preside una gestora que, según los estatutos del partido, no debería alargase más de seis meses. Pero se extenderá en el tiempo. Todo para frenar al jumillano Aitor Jiménez que, dicen, está con Patricia Fernández de Archena y es el único que ha presentado su precandidatura para presidir la organización política juvenil del PP. Aitor Jiménez, concejal en el Ayuntamiento de Jumilla, ya sabe que nunca le permitirán presidir la organización política juvenil porque sería una voz discordante, pero tampoco puede acudir a los tribunales a denunciar a su propio partido.
El último congreso de Nuevas Generaciones se celebró
en noviembre de 2015. Tocaba otro en 2018 porque según los estatutos
deben celebrarse cada tres años, pero la dirección regional del partido
optó por poner al frente de las juventudes populares una gestora
presidida por Fran García a quien recientemente obligaron a dimitir
para que la gestora se mantenga. Cualquier cosa con tal de no ir a un congreso y que los militantes elijan libremente. La
democracia está sobrevalorada para los actuales dirigentes del Partido
Popular en la Región. Véase lo que han hecho con el Estatuto de
Autonomía o con la Ley del Presidente y la derogación "sin consenso" de
la limitación de mandatos aprobada por el gobierno de Alberto Garre. Ríete tú de Maduro con López Miras. Bienvenidos a la bolivariana Región de Murcia.
López Miras aprueba en los sondeos del CEMOP, pero sabe que no suscita pasiones dentro de su propia organización política, que no las tiene todas consigo. No puede permitirse perder el control de Nuevas Generaciones y el altavoz que representa no vaya a ser que Patricia Fernández, la alcaldesa de Archena, decida dar el paso y disputarle la presidencia en el Congreso que ha de celebrarse en marzo de 2022.
En primera vuelta votan los militantes, pero en segunda vuelta son los compromisarios. López Miras podría necesitar los votos de los compromisarios de NNGG de estar muy reñida la pugna. Nadie olvida que fueron los votos de Nuevas Generaciones, entonces presididos por Juan Carlos Ruiz, quienes dieron la victoria a Ramón Luis Valcárcel frente a Juan Ramón Calero en los años 90.
Antonio Landáburu, que como López Miras se afilió con 18 años o eso dice porque en 2017 declaró que era "apolítico", está amadrinado por Eva Reverte, la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Águilas designada a su vez por Pedro Antonio Sánchez (la mano de PAS sigue siendo alargada) y a quien el partido ha colocado como asistente técnico del grupo parlamentario popular en la Asamblea Regional. Cuentan que Eva Reverte es junto a Mar Moreno y Guadalupe Soltero, de las que susurran al oído de López Miras.
La cuestión es que Landáburu lleva
unos días de lo más ocupado y creativo. Es lo que tiene disponer de
tiempo libre. Recibió al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez,
al grito de “hijo de puta. Vete ya” en su visita a una cooperativa
agrícola de Mula. Eran poco más de diez detrás de la pancarta, pero
gritaron mucho mucho y lograron que su vídeo fuese retuiteado nada
menos que por la cuenta oficial del PP de la Región de Murcia. ¡¡Lo
hemos logrado chicos!! Debió decirles el "líder" juvenil.
No
les quepa ninguna duda. Más pronto que tarde, le veremos con cargo
político bien remunerado que para eso se curra cada día ser el mayor FAN
de López Miras. No descarten que ocupe el puesto 14 ó 15 de
la candidatura autonómica del PP a la Asamblea Regional en las
elecciones de 2023 a no ser que la operación Patricia salga adelante que entonces Landáburu, como muchos otros, tendrá que ponerse a estudiar para graduarse y buscar trabajo de verdad.
Baste decir que en la cena organizada recientemente por el grupo municipal popular en el Mesón Rosarito en honor al ex alcalde José Ballesta, Landáburu fue el primero en levantarse y empezar a gritar ¡Presidente! ¡Presidente! cuando, con dos horas de retraso, entró López Miras en el comedor. Valga como elocuente detalle que poco antes, uno de los organizadores tomó el micrófono para recodar a los 850 comensales que el presidente estaba a punto de llegar y que debían aplaudirle cuando entrase. Lo que no dijo es que debían aguantar sentados hasta el final de su discurso y muchos se marcharon antes de que terminase hablar. Le dejaron literalmente con la palabra en la boca.
La cuestión es que como los aplausos no terminaban de arrancar, ahí estaba Landáburu siempre presto a tocar la palmas como buen palmero que es. Ya si eso estudiará mañana para graduarse. De momento, le basta con hacer tontadas y demostrar que todo en política es susceptible de empeorar porque él y su cuchipandi son el relevo generacional,
a no ser, claro, que alguien acuda al rescate de un partido político
inquieto y descontento en lo interno porque no hay un proyecto político
claro para la Región más allá de elevar deuda hasta límites
estratosféricos y confrontar con el Gobierno de España un día sí y otro
también mientras se degradan servicios básicos esenciales como sanidad y
educación.
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