viernes, 12 de noviembre de 2021

Ecologistas en Acción y Mar Menor Vivo denuncian al Seprona un vertido de pintura al Mar Menor


MURCIA.- El último quebradero de cabeza del PPRM son los trabajos para habilitar un nuevo carril bici desde Cartagena a San Javier, debido a que este martes cuando empezaron a pintar el trazado, la pintura acabó en aguas del Canal de Marchamalo en La Manga. El asunto empezó acaparando críticas y chascarrillos en las redes sociales y ha terminado en el Seprona de la Guardia Civil, según revela El Español.

El Canal de Marchamalo es la zona de la albufera donde el Ejecutivo murciano está reclamando al Gobierno de España que lleve a cabo su dragado, con el objetivo de oxigenar el Mar Menor con la entrada de agua del Mediterráneo, pero este martes, entre la lluvia, y la poca pericia de algunos operarios, el Canal de Marchamalo pasó de ser una posible solución para el ecosistema, a convertirse en un punto de entrada de nuevos arrastres: la pintura azul del carril bici acabó en el Mar Menor.

Los operarios comenzaron -a primera hora del martes- con la señalización de los 18 kilómetros de carril. Durante los trabajos para pintar de azul el trazado de los ciclistas en La Manga, empezó a llover y la pintura pasó a formar parte de las aguas pluviales que entraron en la albufera -a la altura del puente de Marchamalo-. De inmediato, la Plataforma ILP y Mar Menor Vivo alertaron de lo que estaba pasando al Seprona y publicaron varias imágenes en las redes sociales: "Es una vergüenza absoluta".

En Twitter comenzaron a sucederse chascarrillos críticos por el color pitufero del agua, en una zona del Canal de Marchamalo. "Se gastan 836.000 euros en remodelar el carril bici de La Manga y la pintura de color azul, acaba cayendo al Mar Menor. Gracias a la inestimable labor de nuestros políticos, la Región es cada vez más carne de meme", tal y como comentaba Pedro en la red del pajarito, obteniendo más de 2.800 retweets.

La afirmación de este usuario de Twitter no era falsa, ya que el proyecto para habilitar el citado carril se incluye en la estrategia regional 'La Manga 365', y fue adjudicado a una empresa por 836.299 euros: el 80% son fondos europeos y el 20% restante del Gobierno regional. Las mayores muestras de indignación no se han producido por el dinero, sino porque en varias imágenes se aprecia a algunos operarios, equipados con cepillos, barriendo pluviales con pintura hacia el Mar Menor.

Pasados unos minutos, otros empleados, mucho más acertados en sus decisiones, frenaron los pluviales con arena y sellaron la junta del Puente del Estacio por donde se filtraba la pintura al Mar Menor. "La pintura se escurrió porque empezó a llover inesperadamente, justo en el momento que estaban pintando un tramo del carril bici de La Manga", subraya un portavoz de la Consejería de Fomento. 

Este portavoz de la Consejería remarca que "en el plan de trabajo, ese día, tocaba eso (pintar), vieron que no había previsión de lluvias, empezaron, y de repente se cerró el día, comenzó a llover, y claro se escurrió la pintura". 

Desde Fomento insisten, por activa y por pasiva, en que se trató de "un imprevisto meteorológico", de lo contrario no habrían programado la pintura del asfalto de un carril bici paralelo al Mar Menor. "Ha sido una tormenta repentina e imprevista que provocó un derrame accidental de una pequeña cantidad de pintura diluida por el agua de lluvia".

El Español ha consultado a la Agencia Estatal de Meteorología cuál era la previsión que había para este martes y no cuadra con la versión de la Consejería. "El día 9 de noviembre había una probabilidad del 40% de precipitaciones débiles y ocasionales en el Campo de Cartagena", según confirma Aemet. Eso incluye a La Manga. De hecho, se registraron 0,8 litros por metro cuadrado que fueron suficientes para arrastrar la pintura al ecosistema de la albufera, muy debilitado tras el episodio de anoxia de agosto que arrasó 15 toneladas de especies marinas.

Caroline Riviere, presidenta del movimiento vecinal Por un Mar Menor Vivo, ha confirmado a este diario que denunció "los vertidos de pintura azul" a agentes de Medio Ambiente. "Les entregué imágenes, levantaron acta en la zona y se la entregaron al Seprona que ha abierto un atestado", subraya Riviere. "La pintura que utilizaron para el carril bici de La Manga no era la adecuada porque se diluyó completamente con el agua de lluvia, convirtiéndose en un vertido".  

El Español ha preguntado a un pintor si pudo influir en lo sucedido la calidad de la pintura empleada por la empresa contratada por la Consejería. Este profesional del sector concluye esto tras analizar las imágenes: "La pintura no era impermeabilizante porque no la absorbió el asfalto, tuvieron que emplear un caucho corriente, o un plástico mate tintado en azul, pero una pintura para carretera debe ser impermeabilizante y antiresbaladiza, jamás se puede diluir con el agua, y lo que pasó en el carril bici es que cuando cayeron cuatro gotas: eso comenzó a chorrear. Lo que hicieron fue una chapuza porque el material no era adecuado".

La denuncia presentada Por un Mar Menor Vivo se suma a otra que ha formalizado una vecina del Campo de Cartagena y una tercera por parte de Ecologistas en Acción. Este diario ha tenido acceso al escrito formulado ante el Seprona donde esta última organización sostiene que la pintura se barrió hacia la albufera: "Testigos presenciales aseguran que el vertido trató de ser contenido en los primeros momentos por algunos operarios, y que en un momento dado se les indicó que aliviaran el vertido hacia el propio canal de Marchamalo".

Ecologistas también expone "dos negligencias importantes" a la hora de ejecutar las obras. La primera: "Realizar el pintado a pesar del anuncio de lluvias, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un entorno protegido, con un ecosistema que ya está suficientemente alterado y en crisis, como para arriesgarse a producir nuevos daños e impactos como el acontecido".

Y la segunda: "Permitir, e incluso facilitar, que la mezcla de agua de lluvia y pintura arrastrada terminen desaguando a la Gola de Marchamalo. Es incomprensible que la empresa no dispusiera de ningún protocolo ni medidas previstas para el caso de un vertido fortuito de pintura, que debería de ser lo exigible en una actuación pública como esta, y con doble motivo si tenemos en cuenta que se trata de un entorno sensible donde cualquier vertido puede terminar, y de hecho, ha terminado, en el medio natural, en un espacio con importantes figuras de protección".

El químico Ramón Pagán, portavoz de Pacto por el Mar Menor, corrobora que "cayó un chaparrón y los operarios, con cepillos de jardín, se dedicaron a empujar la pintura acrílica al Mar Menor porque tenían miedo de que se secase en el asfalto". Pagán precisa que "cien metros de pintura acrílica acabaron en el agua y eso no beneficia nada al ecosistema porque contiene productos sintéticos, con componentes orgánicos que son tóxicos, y que afectarán a las especies marinas".

Desde la Consejería de Fomento defienden que lo denunciado ante el Seprona no puede catalogarse como vertido: "Se trata de un arrastre de pluviales, en ningún caso es un vertido". También desmienten que algunos operarios empujasen la pintura azul del carril bici hacia la albuefera: "La junta de dilatación del puente del Canal de Marchamalo no estaba sellada y se filtró puntualmente por ahí una pequeña cantidad de pintura ya diluida por el agua de lluvia".

Este portavoz del departamento que dirige el consejero José Ramón Díez de Revenga, no obstante, admite que la Consejería de Fomento ha abierto una investigación "para dirimir cualquier posible responsabilidad o negligencia si la hubiere".

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