domingo, 3 de octubre de 2021

Los últimos sin vacunar en España: quiénes son y por qué se resisten, según "El Confidencial"


MADRID.- Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, solo el 2% de la población mayor de edad asegura que no se va a vacunar. Entre los que no lo han hecho todavía, un 34,6% indica que no lo hará. Los principales motivos que explican en respuesta espontánea para no recibir el pinchazo son dos: no se fía de estas vacunas o tienen miedo a que tengan riesgos para la salud o efectos secundarios, recoge El Confidencial

Unos 4,5 millones de personas, pudiendo haberse vacunado ya en España, no lo ha hecho. Los motivos son muy variados, pero el miedo es uno de los más recurrentes.  Entre ese 10% de la población española hay de todo: desde quien ya no ve el peligro a quien tiene miedo, pasando por quien ha aplazado el momento de vacunarse, pero lo hará, o los antivacunas. Además, también hay personas en situación irregular fuera del radar de los servicios sanitarios, muchas de las cuales ni siquiera cuentan en los registros de personas que vacunar.

"Antes que nada, tengo que decir que no soy negacionista, creo en la ciencia y en las vacunas", advierte Sara González. En un primer momento, Sara consideró vacunarse, como el resto, "por solidaridad". Su percepción cambió por las restricciones impuestas para frenar el virus, que en su opinión fueron "radicales, desmedidas e injustas".

 En ese estado de ánimo, se aferró a la no obligatoriedad ("sorprendente" y "liberadora") de la vacuna para replantearse qué es lo que quería hacer realmente. Y aún no se ha vacunado.

Para el vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología, Fernando Moraga-Llop, exigir el certificado de vacunación para cada vez más actividades sociales es la solución para llegar a esta población. "Es una forma directa o indirecta de favorecer la vacunación, no hay otra". 

Moraga-Llop cree que también la fatiga pandémica y la apatía están jugando un papel en el hecho de que haya tantas personas que, pudiendo, todavía no se hayan vacunado. "No es porque sean antivacunas, ni siquiera por reticencia, sino por dejadez", opina. 

"Mucha gente cree que ha sido poco tiempo y las investigaciones no las ven claras", explica Alba Navalón, enfermera del hospital de Elche y doctora en Sociología. Y entre la población más joven, según su experiencia, entra en juego la percepción de poco riesgo, "aunque no siempre es así", lamenta.  

Pedro pertenece a una familia de sanitarios. “Lo que tiene que ver con salud y sanidad lo conozco. No tengo especial aversión a las vacunas”, zanja. Sus hijos, afirma, están vacunados, aunque no contra el coronavirus. Sus reticencias vienen por “el modo en que se ha desarrollado el proceso de la vacuna”. 

“Creo que hay una disensión médica histórica que no se está escuchando sobre el procedimiento y la celeridad con el que se están haciendo las cosas”, opina. 

A sus 50 años, Inés es otra de las que ha decidido no hacerlo, al menos en 2021. “Creo que 2022 será un buen momento para planteármelo”. En su caso, no es una cuestión de miedo a efectos secundarios, sino de no querer “entrar en el juego” que, a su juicio, se ha orquestado. A ello se añade su forma personal de entender la medicina.

 “Soy naturista, creo que el cuerpo se regula solo y que hay que tomar las menos medicinas posibles”, indica. No se considera antivacunas porque sí confía en el resto, "que están testadas". Incluso cree que esta es eficaz para rebajar la gravedad de la enfermedad. Solo si estar vacunado comienza a ser una exigencia para trabajar, ir al cine o salir a cenar valorará si le compensa o no.

Más tajante se muestra Pedro, que es profesor, cuando se le pregunta qué haría si le obligasen a vacunarse para trabajar: “Seguramente acudiría a los tribunales. Me arrancaría al combate contra el Estado, porque significaría que ya no defiende mis derechos”. 

Los repescadores saben bien que preguntarle a alguien que por qué no se vacuna e intentar convencerle conduce a veces a una situación tensa. Y esto también sucede en los entornos familiares o de cercanía. 

“Ha servido tanto para estrechar más vínculos con unas personas como para romper con otras. No es que haya rechazado a alguien porque haya dicho que hay que hacer las cosas, sino porque mi negativa a vacunarme ha provocado presión, descalificación, insultos, evitarme o dejar de hablarme alguna persona”, cuenta Pedro. 

“Cuando veo que va a salir el tema en la mesa, ya lo evito. Es como la religión y la política”. 

Los motivos de quienes no se han vacunado

1. No creo que sean eficaces.
2. Tengo miedo a que tengan riesgos para la salud/efectos secundarios-colaterales.
3. Tengo pocas probabilidades de contagio.
4. He pasado la COVID-19, no me hace falta.
5. Prefiere esperar para ver cómo funcionan.
6. No me fío de ninguna vacuna en general.
7. No soy vulnerable ni de alto riesgo.
8. No me he vacunado nunca de nada.
9. No son seguras, pocos ensayos, ser una vacuna prematura o falta de análisis.
10. Tengo muchas alergias.
11. Tengo X enfermedades.
12. Estoy embarazada o quiero quedarme embarazada.
13. Soy madre lactante.

Fuente: Servicio Canario de Salud.

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