A las pocas horas de que el Parlamento catalán declarara la
independencia de Cataluña el 27 de octubre de 2017 el entonces
Presidente catalán Carles Puigdemont se daba a la fuga, abandonando a su
pueblo y a su Gobierno. El que ha tenido que afrontar su fallido golpe
de Estado ante la Justicia que les condenó por violentar la legalidad,
el Estatuto y la Constitución.
El cobarde Puigdemont se refugio en Bélgica y desde allí ha logrado
un acta de eurodiputado que, de momento -se le ha pedido el
suplicatorio- le otorga inmunidad y le ha permitido montar un mitin en
Perpiñán donde este prófugo de la Ley anuncia la lucha final del
independentismo.
Pero lo cierto es que esa pretendida batalla hace ya casi tres años
que se acabó. Y la perdieron los golpistas independentistas tras haber
engañado a sus seguidores catalanes, haber roto la convivencia en su
país y provocado una profunda crisis económica y social que Cataluña
tardará mucho tiempo en recuperar.
Y la única lucha o batalla que ahora libra Puigdemont es sobre todo
contra Oriol Junqueras, el líder condenado y preso de ERC, y contra
parte de su propio partido, JxCAT, que está roto en tres pedazos y en el
que acaba de reaparecer Artur Mas.
Y es contra los dirigentes disidentes del antiguo PDeCAT y de ERC
contra los que Puigdemont ha organizado el mitin de Perpiñán, a
sabiendas que el Parlamento Europeo pronto le puede retirar su inmunidad
y entonces vería restringida su movilidad e incluso podría ser
extraditado a España.
Sin embargo, los golpistas siguen organizando actos públicos y logran
su presencia en los medios de comunicación gracias sobre todo a que
Pedro Sánchez los ha rehabilitado con su Mesa de Diálogo en La Moncloa
plagada de delincuentes, presentes y representados (Puigdemont
incluido), en pago al apoyo de ERC a su investidura y al techo de gasto
de los Presupuestos de 2020, que aún están pendientes de la votación
final en el mes de julio.
Motivo por el que Sánchez tendrá que hacer otro gesto y concesiones
de un mayor calado, como otorgarles los indultos a los golpistas para
que Oriol Junqueras se pueda presentar a las elecciones catalanas, y de
paso batir a las huestes de Puigdemont en un combate cainita que
probablemente se va a librar en las elecciones catalanas del mes de
mayo.
Hasta entonces JxCAT y ERC se mantendrán enfrentados y en tensión a
la espera de los próximos movimientos de Sánchez en esa Mesa donde el
jefe del Gobierno gana tiempo y no muy tarde deberá anunciar más
concesiones a los golpistas como los citados indultos y una ‘consulta’
en Cataluña que será claramente inconstitucional, si es que Sánchez
pretende aprobar los Presupuestos y ganar con ello dos años de
estabilidad.
Aunque para eso aún falta algún tiempo y mientras tanto Puigdemont se
divierte y se pavonéa, el muy cobarde, en su romería de Perpiñán.
(*) Periodista
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