MURCIA.- Hojaldre, carne de ternera picada, chorizo y huevo duro. Leer estos
ingredientes nos evoca irremediablemente a uno de los platos estrella de
la gastronomía murciana: el pastel de carne. Pero, ¿y
si la misma masa, con la misma forma, la rellenáramos de jamón york,
boletus, salmón o incluso chocolate? Es lo que han hecho en Willy (La Fábrica del Hojaldre),
el local regentado por una familia murciana que se ha propuesto
reinventar los clásicos pasteles otorgándoles nuevos sabores, según revela La Opinión.
Con dos
locales en Madrid- uno en la Calle Princesa y el segundo en Plaza de la
República Dominicana- conquistan el centro de la capital española. «En Murcia
todo el mundo conoce el pastel de carne pero en Madrid no y suponía un
reto aterrizar con nuestro concepto», explica José Cano, fundador del
negocio, quien añade que «queríamos experimentar y ver qué aceptación
tenía entre los madrileños». Y la acogida «está siendo muy buena, el
hojaldre de la Región es singular y está gustando mucho».
La idea llegó en 2016 cuando
el hijo mayor de José, José Manuel, le propuso montar un negocio
familiar. Ninguno de ellos era pastelero, ni siquiera estaban
familiarizados con el mundo de la alimentación, pero el planteamiento
llegó de inmediato: el hojaldre sería el protagonista y todo giraría en
torno a los pasteles de carne.
«Me he criado en la Huerta de Murcia, de
pequeño iba muchas tardes con mi padre a una confitería a comprar estos
manjares, siempre me han gustado y siempre me preguntaba por qué no se
elaboraban de otros sabores; lo tenía en mente desde hace años», cuenta
el dueño de Willy.
Así que se pusieron manos a la obra y alquilaron una
nave en la Carretera de Alicante de Murcia, donde construyeron un
obrador, llamado ‘Mediterráneo. Gastronomía y arte’. Allí elaboran los
pasteles, que viajan hasta Madrid, donde venden las elaboraciones desde
que inauguraron el primer establecimiento en septiembre de 2019.
«Podríamos habernos limitado a tener el obrador y vender para otras
marcas, pero queríamos tener nuestro punto de venta con nuestro propio
producto», apunta José.
Para que los pasteles lleguen hasta los
mostradores de Willy «sin perder las propiedades, la calidad ni el
sabor», se ultracongelan cuando salen del obrador. Después son
transportados en un camión frigorífico hasta Madrid y se hornean en los
comercios para ser vendidos a los clientes «calientes y conservando
todas las propiedades organolépticas».
Variedad de sabores
De
salmón, zanahoria y crema de queso; de bacalao con tomate; de
espinacas, queso, calabaza y pasas; o de brownie de chocolate con
frambuesas. Son solo algunos de los veinte sabores de pastel que ofrecen
en Willy a un precio de 2,50 euros en formato pequeño y 4 euros el
normal.
Los que más se venden son el Clásico Murciano (con la
receta original), y el Napolitano (jamón york, queso y tomate). También
tienen su público los pasteles dulces, que fueron demandados por la
clientela. «La idea de incluir el dulce en la carta surgió a posteriori.
Nos hemos dado cuenta de que Madrid es muy golosa y nuestros propios
clientes nos lo pidieron, así que teníamos que hacerlo», detalla José.
Guiños a Murcia
Aunque han experimentado con los rellenos del
pastel, en Willy tienen muy presente la tradición: «Gracias a todos los
pasteleros de Murcia, que han ido manteniendo la tradicional receta y la
han pasado de padres a hijos, el pastel de carne ha llegado a nuestras
fechas y podemos disfrutarlo».
De hecho, en los inicios del negocio José
y su prole contaron con la ayuda de profesionales pasteleros murcianos ,
de los que han aprendido «a hacer el hojaldre y lo clásico del pastel».
Con Murcia presente, en su carta no puede faltar la receta antigua, el
pastel tal y como todos los murcianos lo conocen, al que han llamado
‘Clásico murciano’.
El pastel relleno de morcilla lo han bautizado como
‘Murcilla’ y otros dos tienen el nombre de dos escultores murcianos,
Salzillo y De Bussy, en otro guiño a su tierra.
Además, en la fachada de los dos establecimientos han colocado flores que recuerdan a las que adornan la capital murciana durante las Fiestas de Primavera. «Queríamos llevar un soplo de la primavera murciana hasta Madrid y dejar claro de dónde venimos», dice el fundador.
Además, en la fachada de los dos establecimientos han colocado flores que recuerdan a las que adornan la capital murciana durante las Fiestas de Primavera. «Queríamos llevar un soplo de la primavera murciana hasta Madrid y dejar claro de dónde venimos», dice el fundador.
Un equipo formado por 29 personas
Organización
La
empresa creada por José Cano cuenta con 29 trabajadores en plantilla:
15 empleados atienden los dos puntos de venta de Willy (La Fábrica del
Hojaldre), siete personas se encargan de la parte administrativa en las
oficinas y el resto operan en el obrador donde se elaboran los
productos. «Se ha formado un gran equipo humano sin el que nada sería
posible», destaca el dueño del negocio.
Pasteleros por sorpresa
José
Cano había regentado anteriormente un pub en Murcia y dominaba la
hostelería pero no tenía ninguna experiencia en el sector de la
alimentación. En su familia nadie había sido cocinero y no estaban
familiarizados con esta parcela, pero su debilidad por los pasteles de
carne y sus ganas de innnovar les ha llevado a sumergirse en este campo.
Unidos a favor de Willy
El
hijo mayor de la familia Cano, José Manuel, fue el que animó a su padre
a montar el negocio en el año 2016 y desde entonces está volcado con
Willy, donde se encarga del control y formación del personal. Contaron
con el apoyo absoluto de María Luisa Nicolás, la madre de la familia,
que ejerce de Vicepresidenta y Directora de Cuentas y Finanzas.
Guillermo, otro de los tres hijos, se encarga de la comunicación y
relaciones públicas de la empresa. El menor, Javier, está terminando sus
estudios de ADE y espera incorporarse al equipo.
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