miércoles, 19 de febrero de 2020

Sánchez no sabe dónde está ni a donde va en Cataluña / Pablo Sebastián *

El rechazo inicial de Quim Torra al arranque de la Mesa de Diálogo entre los Gobiernos de España y Cataluña, que Pedro Sánchez ha propuesto que se reúna el próximo lunes en La Moncloa, ha dejado desconcertadas a todas las partes convocadas.

Y especialmente al presidente Pedro Sánchez que, en este viaje al infierno soberanista catalán, parece absolutamente perdido en el interior del oscuro túnel en el que se ha metido. Y ahora Sánchez no sabe dónde está ni hacia donde va de la mano de un lazarillo imprevisible y enloquecido que es Torra. El muñeco diabólico que desde Waterloo maneja Carles Puigdemont, al que Sánchez prometió que traería a España en la pasada campaña electoral.

Puede que el inhabilitado y condenado por el TSJC Torra cambie de opinión y que el lunes se presente en Madrid si sus compinches de ERC -otros que están desconcertados- lo convencen de que ‘el relator’ que exige Torra es Pablo Iglesias, dado que el vicepresidente de Sánchez está a favor de los indultos a los golpistas y del referéndum de autodeterminación.

Pero mientras tanto en La Moncloa empiezan a ser conscientes de que en este procedimiento de la mal llamada Mesa de Diálogo no tienen el control. Por lo que, a la espera de lo que decida Puigdemont que es quien manda en Torra, van a estar unos días a la intemperie y sin saber por donde tirar.

Y a no descartar en todo ello que este plantón (inicial) de Torra, tras el que se adivina una lucha descarnada entre Junqueras y Puigdemont, provoque, sin esperar a los Presupuestos catalanes, un adelanto electoral en dicha Comunidad Autónoma.

Lo que pondría a Pedro Sánchez en el disparadero de tener que indultar urgentemente a Oriol Junqueras para que el sedicioso líder de ERC pueda ser candidato a la Generalitat, según lo pactado por el PSOE y ERC en el apartado secreto del acuerdo de investidura de Sánchez.

Pero los indultos (de uno en uno) tendrán un alto coste político y electoral para el PSC, y provocarán una gran contestación política y popular en el resto de España. Y puede que en interior del PSOE. Partido donde se están registrando deserciones de muchos de sus votantes desde que se acordó la coalición con Podemos y Sánchez abrió la vía de la sumisión del Gobierno al soberanismo catalán.

Si a Sánchez Iglesias le quitaba el sueño el laberinto soberanista catalán en el que anda perdido no le deja pegar un ojo. Porque necesita, como sea y al precio que sea, los Presupuestos de 2020, porque si ERC no se los concede Sánchez tendrá que convocar unas terceras elecciones tras haber fracasado en su temerario plan catalán.

Salvo que en una última pirueta Sánchez rompa con ERC y con Podemos y pacte con el PP unos Presupuestos y la reforma urgente de la Ley Electoral, antes de ir a unas nuevas elecciones. Lo que debería ser el ‘Plan B’ de este perdido Sánchez para que el PSOE regrese a la senda constitucional. Lo que al día de hoy nadie debería de descartar.


(*) Periodistas


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