jueves, 2 de enero de 2020

Al borde del cambio mundial / Guillermo Herrera *

“Estamos ante un momento inquietante” para la economía mundial, afirmó el jueves Laurence Boone, economista jefe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), cuya sede se encuentra en París. Inquietar es quitar el sosiego, turbar la quietud, o intentar despojar a alguien de la quieta y pacífica posesión de algo, y perturbarlo en ello.

Boone explicó que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para el próximo año será del 2,9%, mientras que en 2021 alcanzará el 3%, la cifra más baja desde la crisis financiera mundial de 2008. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) espera un crecimiento del 3,4% para 2020, aunque esta recuperación sigue siendo precaria, si no se produce un milagro como el reinicio financiero mundial que esperamos todos.

AL BORDE DEL PRECIPICIO

Estamos al borde del precipicio. Una década desafiante está sobre nosotros. Los años 20 del siglo XXI prometen marcar un periodo decisivo en la historia mundial, particularmente para Occidente, ya que se espera que se aceleren las tendencias vitales que se han estado desarrollando durante años y lleguen a un punto de inflexión.

Occidente prosperó cuando sus clases trabajadoras y medias prosperaron. Estas son las personas que consumen y que mantienen en gran medida las tradiciones nacionales. Desde el punto de vista financiero y demográfico, la clase media se encuentra en una situación muy difícil, con tasas de natalidad muy por debajo del nivel necesario y la esperanza de vida se desploma debido a las drogas y a los problemas de salud.

Si hay algo positivo en todo esto es que los jóvenes están comenzando a reconocer el fracaso y el callejón sin salida de los modelos económicos, morales y de gobierno actuales, y están volviendo gradualmente a la tradición, la vida familiar y las comunidades. Estamos volviendo al localismo, a diferencia del globalismo.

MANIFESTACIONES

Una oleada revolucionaria se ha desatado con fuerza en todo el mundo desde principios de 2019. Hubo un antecedente a finales de 2018 con la tremenda movilización de los Chalecos Amarillos en Francia. El 2019 arrancó con un gran triunfo de la movilización popular en Argelia, que hizo renunciar al dictador Boutheflika. En julio impactó la llamada “revolución ciudadana” de Puerto Rico que derribó al gobernador.

La Policía de Hong Kong ha detenido a unas 400 personas durante la marcha de año nuevo, con cargos como asamblea ilegal y posesión de armas ofensivas durante una manifestación a la que asistió más de un millón de personas, según los organizadores.

En estas movilizaciones participa la clase trabajadora, la juventud, las mujeres y otros sectores populares. Se producen insurrecciones populares, huelgas generales, movilizaciones de masas juveniles, de desempleados, de pueblos nativos, y de nacionalismos regionalistas. Esa ha sido la dinámica en España, Chile, Líbano o Irak.

El origen de todo está en la crisis mundial abierta en 2007, que trataron de resolver descargándola sobre las espaldas de la clase trabajadora y de los sectores oprimidos con más y mayores ajustes. Pero que se enfrentaron a una fenomenal exacerbación de la lucha obrera y popular. Uno de los puntos más altos fue la llamada primavera árabe de 2011.

CENSURA

El Partido Comunista Chino (PCCh) odia el libre flujo de información y la expresión de ideas. Los líderes comunistas de China saben que la continuidad de su existencia depende de su capacidad para sofocar el individualismo, la expresión política y los derechos humanos: todas las ideas y derechos que los hongkoneses están luchando por conservar tanto como pueden.

Con su llamado “Gran Cortafuegos”, el PCCh controla casi toda la información en China, a través de su propia internet, motores de búsqueda, aplicaciones para chat y otras redes sociales. A los chinos se les niega el libre acceso a internet al mundo exterior. Todo lo que la mayoría de los chinos saben por internet, los periódicos, la televisión y la radio es lo que el PCCh les permite ver, leer o escuchar.

Sin embargo, esto se pone mucho peor. El “Gran Cañón” de China está matando a los sitios web extranjeros. No sólo está trabajando muy duro para bloquear el acceso de los ciudadanos chinos a la información que no le gusta, sino que también está tratando de impedir que el resto del mundo la vea también.

Además, China inyecta ‘software’ de manera rutinaria a los grupos de opositores más allá de sus fronteras para espiarlos y desacreditarlos. Gigantes de la web y la tecnología como Facebook, Apple y otros cumplen de mala gana las exigencias de censura de Pekín, a cambio del acceso al mercado chino de 1.300 millones de personas.

HAMBRE EN EE.UU.

En julio de 2013 Rosa Aguilar escribió un artículo muy bueno en el que hablaba de la grave crisis de hambre que afectaba a Estados Unidos. Aquel acontecimiento fue un documental especial de una hora de duración emitido por el canal de televisión CBS y llamado "Hambre en Estados Unidos" en el que los espectadores vieron literalmente morir de hambre a un niño hospitalizado. 

Nixon respondió porque la indignación del público no le dejó otra opción, pero Reagan desmontó rápidamente aquellas mejoras. Después del documental de la CBS y antes de que apareciera Reagan, Nueva York casi no necesitaba servicios de alimentos de emergencia y sólo tenía 28 agencias de alimentos; hoy hay más de mil.

Cuando Reagan llegó al poder en 1980 había 200 bancos de alimentos en Estados Unidos. Actualmente hay más de 40.000, todos ellos desbordados por la demanda y obligados a racionar los alimentos que dispensan. Antes de 1980 uno de cada cinco estadounidenses dependía de los cupones de alimentos, hoy es uno de cada cuatro. Antes de Reagan había 10 millones de personas que pasaban hambre en Estados Unidos, hoy hay más de 50 millones y la cifra va en aumento.

Entre estos 50 millones se incluye el 25% de todos los niños y niñas estadounidenses que se van a la cama con hambre cada noche. Hoy en día aproximadamente el 25% de la población estadounidense no puede comprar comida suficiente para mantenerse sana, y la mayoría de estas personas pasa hambre al menos tres meses al año. La situación es tan grave que muchos estudiantes universitarios han recurrido a escarbar en los contenedores de basura en busca de comida.

EMERGENCIA TRIBUTARIA

Frente a la indignación que existe en el mundo por los bajos o nulos impuestos que pagan algunas de las multinacionales más grandes del mundo, el Grupo de los 20 designó hace unos años a la OCDE para que diseñara alternativas orientadas a poner fin a estos abusos. A escala mundial, se desvía el 40% de los beneficios extranjeros de las multinacionales. Cada año, los países en desarrollo pierden al menos cien mil millones de dólares, escondidos por las empresas en paraísos fiscales.

Como respuesta, el 9 de octubre, la OCDE presentó propuestas para un nuevo sistema tributario internacional que podría imponerse al mundo en las próximas décadas. Aumentar los recursos fiscales es la única manera de mejorar el acceso a la salud, la educación o la igualdad.

El problema es realmente serio. En Estados Unidos, por ejemplo, 60 de las 500 empresas más grandes, incluyendo Amazon, Netflix y General Motors, no pagaron impuestos en 2018, pese a una ganancia conjunta de 79.000 millones de dólares, porque el sistema actual les permite hacerlo.

PREDICCIONES
  • Las tasas de natalidad en Occidente continuarán bajando aún más dada la confluencia de problemas sociales y económicos.
  • La emigración masiva al mundo occidental continuará sin cesar, impulsada por desequilibrios demográficos masivos entre países desarrollados y en desarrollo.
  • La automatización y la sustitución de seres humanos por máquinas, acelerará y comenzará a reemplazar suficientes empleos para generar aún más desigualdad de ingresos entre trabajadores y propietarios de capital.
  • Por lo tanto, es inevitable que el populismo continúe aumentando, tanto a la derecha como a la izquierda del espectro político.
  • La Unión Europea se volverá cada vez más autoritaria para evitar más Brexit y mantener en marcha ese proyecto político. Se está eliminando cualquier disidencia con la acusación falsa de “discurso de odio”.


     (*) Periodista

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