miércoles, 4 de diciembre de 2019

Los Presupuestos supuestos / Ángel Montiel *

Al PP le han entrado las prisas para lanzar los Presupuestos 2020. Normal. Tendría que haberlos presentado en septiembre, que es cuando corresponde para que el debate parlamentario concluya a final de año y desde el primero de enero adquieran vigencia. 

Pero hay que ser indulgentes: han pasado muchas cosas en los últimos cuatro meses, entre ellas unas elecciones generales que han distraído al presidente regional, López Miras, incluso para atender a sus diez promesas para los cien primeros días de gobernación.

Es sabido que las promesas están para no cumplirlas, y en muchos casos el hecho de que esto suceda es un alivio para el interés general. Pero los Presupuestos hay que presentarlos al Parlamento, no por voluntarismo, sino por obligación de ley. Y hay que trabajar en ellos en el tiempo que deja libre la asistencia a eventos, a entregas de premios y a atender los protocolos sociales con proyección mediática, a sabiendas de que quien se encarga de las cosas serias es el consejero de Presidencia, Javier Celdrán, el Eficiente Hombre Discreto.

El diseño de los primeros Presupuestos del Gobierno de coalición está listo. Celdrán dixit. El propósito inicial era darle el visto bueno en el Consejo de esta semana y endosarlo a la Asamblea Regional para su debate a partir de la próxima. Pero parece que Ciudadanos, el inevitable socio con carteras en el Gobierno, no tiene tanta prisa. Se cruzan dos concepciones de cómo han de hacerse estas cosas. Una, la del PP: si los consejeros de Cs (cuatro y medio) se sienten confortados con sus asignaciones, vamos palante. Otra, la de Cs: hay un pacto de Gobierno que no afecta solo al reparto de consejerías, sino a cuestiones generales que han de desarrollar tanto los consejeros del PP como los de Cs. Hay, pues, que examinar el paquete completo y no solo las partidas cedidas a las consejerías naranja.

Cs está en boxes, como es sabido. Pero la vida sigue hasta que llegue marzo y con ese mes su asamblea o congreso nacional, en el que tendrá que decidir su ser. La dinámica política, sin embargo, no admite paréntesis. Y hay algo muy evidente: los Presupuestos son el programa real de todo Gobierno. Cs se juega en ellos su ADN. Si no consigue impregnar en los Presupuestos del Gobierno de coalición el elemento diferencial al que todavía puede aspirar a exhibir respecto al PP, mejor que se fusione con éste en Murcia Suma. Adiós, Cs, fue bonito mientras duró.

Las prisas del PP por llevar los Presupuestos a la Asamblea proceden de su convicción de que a Cs, si se le satisfacen las partidas de las consejerías bajo su jurisdicción, daría el sí, y la mayoría parlamentaria haría el resto. Pero ahí está Vox, partido al que molesta especialmente la política que gestiona Cs, en concreto el conglomerado de Política Social a cargo de la vicepresidenta, Isabel Franco.

Ésta tiene dos opciones: una, salvar sus políticas camuflando las partidas molestas para Vox en capítulos abstractos (se me ocurre, por ejemplo, meter en Igualdad lo relativo a LGTBI, dejando formalmente este epígrafe en las raspas), pero esto le acarrearía críticas de los colectivos a que representa, y otras posteriores por birlar al Parlamento la verdadera identidad de su presupuesto, y esto en el caso de que tal ingeniería pudiera ser convalidada desde la estructura administrativa; otra, significar de manera expresa los elementos diferenciales de sus políticas y trasladar al PP la responsabilidad de apaciguar a Vox o de compensarlo con otros cebos.

De momento, y para sorpresa general, Vox solo parece tener interés en cuanto a los Presupuestos en el epígrafe del 'pin parental', que en el fondo es una tontería: es obvio que la intención se refiere a las charlas escolares sobre educación sexual, pero queda extendido a cualquier actividad extraescolar (excursiones y etcéteras) de modo que puede pasar por una cuestión aceptable mientras se buscan fórmulas alternativas para transgredir la censura ideológica sobre la educación abierta a la realidad social.

Las prisas del PP para la aprobación de los Presupuestos han chocado con el 'piano, piano' de Cs, que ha hecho la señal de la dos palmas: la izquierda en horizontal sobre la derecha en vertical, en petición de tiempo. Quieren examinar con detalle y paciencia el conjunto de los Presupuestos, conscientes de que serán los primeros que firman en corresponsabilidad de Gobierno, es decir, lo que transmitan no solo la identidad del PP sino lo que Cs añade en el ejercicio de la coalición.

No solo se quieren atener a la satisfacción de las partidas que corresponden a las consejerías que les corresponden, sino a la globalidad de la política del Gobierno, ya que existe un pacto común de gobernabilidad que no se refiere exclusivamente a una distribución de tareas sino que exige el cumplimiento de un pacto general en el que hasta ahora se ha avanzado bien poco, sobre todo en lo que se refiere a las medidas de regeneración política, que ocupaban la mitad del texto acordado.

Y, por cierto, nada se sabe acerca de la auditoría externa sobre la cuenta general de la Comunidad en la que insistió Cs a lo largo y ancho de la campaña electoral autonómica. Tal vez fuera una exigencia ingenua o demagógica, pero es un compromiso público, y no se ha avanzado en él. Así, casi todo. El paquete programático del pacto permanece inédito, y tras el estropicio electoral del 10N, parece que Cs aspira a recuperar su identidad, tiznada por la identificación con el PP, que avanza a su costa.

Los Presupuestos del Gobierno de coalición, que el PP pretende colar por la vía rápida de las prisas sobrevenidas, tal vez sean el instrumento con que Cs pudiera recuperar su nervio político, para lo que le vendría bien un teatrillo previsible: el rechazo de Vox, seguido de los trabajos del PP con éste para otorgarle cesiones mientras Cs mantiene sus políticas electorales, y así se volverían a visualizar las diferencias básicas entre las tres derechas, una de ella, Cs, recuperando posiciones en el centro.

No está claro, sin embargo, el liderazgo político de esta posición, pero da la impresión de que se trata de algo convenido implícitamente a la vista de que en Cs son conscientes de que han de reparar el error del sistema. Los Presupuestos son la oportunidad.


(*) Columnista



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