Los socialistas catalanes, valencianos y baleares le dijeron a Pedro Sánchez que
fuese al tanto con la repetición de elecciones. Preferían un pacto con
Unidas Podemos, por muy difícil que fuese el encaje con la formación de Pablo Iglesias . José Luis Rodríguez Zapatero era
de la misma opinión: pacto con Podemos, atemperar las repercusiones de
la sentencia del Tribunal Supremo en Catalunya y nada de elecciones en
otoño.
Las organizaciones principales del socialismo mediterráneo y el
expresidente Zapatero desaconsejaban salir a la aventura. La Vanguardia lo
explicó. Hay que consignar este dato –y es mejor hacerlo ahora–, a
efectos del complicado debate que se va abrir en este país la próxima
semana a raíz de los resultados electorales del domingo.
El PSC no quería elecciones porque veía a venir un temporal en
Catalunya. ¿Una campaña electoral superpuesta a las protestas por la
sentencia? ¡Uf! Ese solapamiento podía dar pie a una espiral de
tensiones muy problemática. Mucha gente en Catalunya sabía que eso podía
ocurrir. Este diario lo explicó. Los socialistas catalanes también lo
sabían y así lo hicieron saber por el conducto reglamentario, sin ningún
tipo de manifestación pública, puesto que la buena sintonía con Moncloa
es una de las prioridades de Miquel Iceta y su equipo.
La semana
pasada, el disciplinado Iceta tuvo que coger el teléfono para preguntar
si en Moncloa y Ferraz pretendían poner al PSC a los pies de los
caballos con la exclusión del federalismo en el programa electoral del
PSOE. El “olvido” fue subsanado, pero todo el mundo captó el mensaje.
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig ,
también hizo saber su opinión contraria a la repetición electoral. El
secretario de organización del partido y ministro de Fomento, el
valenciano José Luis Ábalos , conoce esa opinión. En el interior
del actual grupo dirigente del PSOE, Ábalos nunca ha sido un entusiasta
de la repetición electoral como solución estratégica a los pactos
difíciles.
Los socialistas valencianos saben que una subida de
temperatura en Catalunya es el peor mapa térmico para unas elecciones en
su comunidad, con la consiguiente tensión con sus socios de Compromís.
Puesto que las relaciones entre Puig y Sánchez nunca han sido óptimas,
el presidente valenciano optó también por la prudencia. En el PSOE hoy
no se chista.
Los baleares también estaban muy inquietos, pese a la excelente relación entre Francina Armengol y
el presidente del Gobierno en funciones. Pocas personas han apoyado más
a Sánchez que Armengol. Los baleares chistaron. El diputado Pere Joan Pons publicó el 21 de agosto un artículo en eldiario.es advirtiendo
de los riesgos de una repetición electoral. Pons fue premonitorio: “El
peligro de que ante una falta de respuestas se ahonde en la respuesta
populista de extrema derecha también es real en España”.
En julio, una periodista leonesa que conoce muy bien
las interioridades del Partido Socialista definió así la situación: “El
PSOE mediterráneo quiere pacto y el PSOE del interior quiere
elecciones”. Ganó el PSOE del interior. Ganó, como siempre, la olla a
presión de Madrid. Hay que dejar constancia de ello antes del domingo.
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
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