jueves, 7 de noviembre de 2019

Si los españoles no nos fiamos, ¿por qué se tienen que fiar los flamencos? / Félix de la Fuente *

He pasado 26 años de mi vida laboral en otros países de la UE y he tratado a personas de muchas nacionalidades. Los españoles no tenemos motivos para complejos ni de inferioridad, pero tampoco de superioridad. ¿Vagos los españoles? 
 
No lo creo. He visto a trabajadores andaluces, no acostumbrados al frio, o empleados de Calanda y que en su vida había cogido un pico y una pala y que estaban trabando como albañiles en pleno invierno en Berlín y estaban ganaban el sueldo máximo por rendimiento. 
 
Este es uno de los muchos ejemplos que he vivido. Recuerdo al responsable de todos los emigrantes de Berlín -en tiempos del muro – jugando dentro del equipo de futbol “Hispania Berlín”. No, somos vagos y sabemos entendernos. Y esta es la imagen que tienen de nosotros la mayoría de los ciudadanos de la UE. 
 
Conviene recordar esto en un momento en el que como reacción a las peticiones de extradición formuladas por los jueces españoles -que no por el gobierno, por muy napoleónico que se crea- y a la negativa de algunos jueces extranjero, está surgiendo un nacionalismo español virulento y victimista. No es de los españoles de quienes dudan

Si nosotros no terminamos de fiarnos de los jueves españoles, ¿por qué se van a fiar de ellos los extranjeros? Y ¿por qué no nos fiamos los españoles de nuestros jueces? No porque en España no se dé una separación de poderes o nuestro sistema judicial sea peor o porque nuestros jueces estén peor preparados, sino por las interferencias o intentos de interferencia de los gobiernos de turno- 
 
¿Por qué los jueces pueden pasar mediante puertas giratorias de la carrera judicial a la cartera política y de vuelta después de la actividad política a la carrera judicial? ¿Cómo no puede haber sospechas de un juez que ha sido miembro y tiene que intervenir después en un caso que afecte a sus antiguos compañeros? ¿Cómo puede ser totalmente imparcial un defensor del pueblo-que dicho de paso no sirve para nada- que anteriormente ha ejercido un cargo político?

¿Cómo no puede haber reticencias por parte de otros jueves europeos, respecto a los casos del proceso, si nosotros mismos las tenemos? No es de los jueces españoles que quien no se fían los jueces europeos, sino de los políticos españoles.

¿Acaso los abogados del estado, cargos que dependen del gobierno no lograron imponer su criterio frente al fiscal para acusar de secesión y no de rebelión a los ahora condenados? Los jueces y los fiscales podrán ser muy independientes en su trabajo, y los son, pero si hay un gobierno que se empeña en embarrar el caso, lo consigue. 
 
Lo que hubiera podido ser un proceso y una sentencia ejemplar, ha quedado mancillado para los intervenciones espurias de unos gobiernos que lo mancillaron antes del proceso -al no actuar y pretender que resolvieran los jueces un problema deberían haber resuelto lo políticos- durante el proceso – al contradecir al fiscal y al exigir u perfil bajo a los abogados del Estado, para no ofender a sus posibles y futuros socios de gobierno, y forzando así la unanimidad entre los jueves un problema- y después del proceso, al dejar la ejecución de la sentencia en manos de la Generalitat y en cárceles catalanas, por no hablar del doctor Sánchez dando argumentos a los abogados flamencos de Puigdemont y respondiendo a las preguntas de un periodista en unos términos que le hubieran supuesto un suspenso en el primer curso de la carrera de Derecho

Pero quiero volver a la sentencia por unanimidad en caso del proceso de indecencia de Cataluña. En vista de todas estas injerencias y otras muchas por parte del Gobierno, es lógico que los jueces trataran de dictar sentencia por unanimidad para no dar lugar a un recurso ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. 
 
Pero resulta que, si una decisión por unanimidad es los más antidemocrático que existe, porque obliga a todos obedecer al que menos exige, una sentencia por unanimidad, cuando la unanimidad viene forzada por las circunstancias, puede ser la sentencia menos justa posible y es siempre, desde luego, una sentencia de mínimos. Basta con que haya un juez que se oponga a condenar por rebelión, para que haya que excluir este concepto, aunque todos los demás piensen lo contario

Gracias, señor Rajoy por no haber actuado- Gracias señor Sánchez por no haber actuado y por lo mucho que ha actuado en falso. Usted ha desprestigiado a la justicia española mucho más que todos los jueces flamencos y alemanes juntos. Si yo fuera Puigdemont, le escogería como abogado. Si nosotros no nos fiamos de nuestro gobierno, ¿por qué se van a fiar los flamencos? 
 
 
(*) Ex funcionario del Parlamento Europeo

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