El PSOE ha ganado estas elecciones del 10 de noviembre, pero Pedro
Sánchez fracasó en su temeraria repetición electoral y su intento de
aumentar la mayoría de 123 diputados del 28 de abril, y ha perdido 3
escaños y 800.000 votos. Lo que le deja en las manos de Pablo Iglesias y
Oriol Junqueras si pretende un gobierno de la izquierda o, en el caso
contrario, obligado negociar con el PP un gobierno de ‘gran coalición’.
Un partido el PP que, aunque se ha quitado de encima la competencia
de Cs por el centro, ha encontrado por su derecha la dura competencia de
Vox. Un PP con 88 escaños, lejos de los deseos de Pablo Casado de
superar los 100 diputados lo que le vuelve a dejar en la Oposición con
el segundo peor resultado de la historia del PP. Y todo ello a pesar que
subió de 66 a 88 escaños y acumuló 633.000 votos más que el 28-A.
Pero un PP, que no logró acumular todas las pérdidas de Cs y cedió
votos por su derecha, muchos votos en beneficio de Vox, quedando el PP a
32 escaños y a 1.730.000 votos por detrás de los socialistas.
Todo ello mientras Vox, partido de Santiago Abascal, se proclamaba
triunfador de la noche electoral al pasar de 24 a 52 escaños, para así
convertirse en la tercera fuerza política nacional y subiendo 1 millón
de votos respecto a su resultado del 28-A, lo que le sitúa a 1.400.000
votos del PP.
Por lo que Casado, por más que disimule, sale tocado de las
elecciones, como también tocado ha quedado Sánchez quien hoy no se
dignó, sin vergüenza torera, a reconocer su retroceso en votos y escaños
y menos aún su error de no haber pactado con Cs o Podemos en julio
pasado. Lo que ha sumido a Sánchez en una ‘amarga victoria’ que le deja
en manos de Iglesias, si quiere formar un gobierno de izquierdas y con
dificultad para un pacto con el PP.
Y todo este fiasco de Sánchez como consecuencia de haber forzado la
repetición electoral, de no haber intervenido en Cataluña a pesar de la
violencia soberanista de las últimas semanas, y por haber resucitado al
franquismo, lo que ha beneficiado a Vox.
En cuanto a Pablo Iglesias y Unidas Podemos se puede decir que no
están para tirar cohetes porque han perdido 7 escaños y 600.000 votos,
que se ha llevado Íñigo Errejón además de 3 escaños.
Aunque Iglesias, a pesar de su retroceso, tiene ahora más fuerza para
exigirle a Sánchez el gobierno de coalición de izquierdas entre PSOE y
UP. Lo que, por otra parte requiere el apoyo del PNV y la abstención de
ERC y Bildu, y lo que implica la concesión de indultos a los golpistas
que resultaron condenados en el Tribunal Supremo.
Para los intereses generales de España el resultado de las elecciones
de este 10 de noviembre es bastante malo. Porque ya se han perdido seis
meses y porque ni Sánchez ni Rivera intentaron formar una coalición el
pasado mes de julio, de igual manera que Sánchez e Iglesias tampoco se
pusieron de acuerdo para gobernar.
Y ahora, con la crisis de la economía en marcha y con un reforzado y
violento desafío del soberanismo catalán estamos en la disyuntiva de un
gobierno de izquierdas del PSOE con UP y ERC, o de un gobierno de gran
coalición entre PSOE y PP, lo que bajo el liderazgo radical de Pedro
Sánchez es muy difícil de imaginar. Lo único que está claro es que unas
terceras elecciones son imposibles de imaginar igualmente.
(*) Periodista
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