martes, 1 de octubre de 2019

España da la nota en el funeral de Chirac / Eduardo Álvarez *

Hasta la saciedad se ha repetido aquello de Rubalcaba de que "los españoles somos gente que enterramos muy bien". Aunque cabría corregirle que sólo a los nuestros. Porque lo ocurrido en París en el funeral de Estado por Chirac -de Estado, sí, una etiqueta tan importante en las relaciones internacionales entre países socios- es la última metedura de pata del Gobierno de España en cuestión de diplomacia y demuestra hasta qué punto nos urge que alguien en Moncloa se preocupe de cuidar la imagen de nuestro país fuera.

Porque no se comprende que en las exequias, que han reunido a casi 40 mandatarios de todo el mundo, con una nutrida representación obligada de jefes de Estado o de primeros ministros en ejercicio de la Unión Europea, nuestro país sólo estuviera representado por un ex presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. 

No es por hacer de menos al socialista. Pero rechinaba su presencia entre los actuales dirigentes de Alemania, Italia y un largo etcétera de naciones amigas de Francia, incluidos muchos miembros de la realeza presentes tanto de Europa como de Oriente Próximo. EEUU envió a un ex también, Bill Clinton. Pero no se olvide que él sí fue jefe de Estado.

Un ex presidente del Gobierno en el funeral de un antiguo jefe de Estado supone enviar una delegación de tercera. Es de Primero de Protocolo. España, que tiene en París a uno de sus aliados más estratégicos, debiera haber contado como representante con el Rey o algún otro miembro de la Corona -advertimos que la jubilación de Don Juan Carlos dejaba a la institución muy capitidisminuida-. 

O, en su defecto, ya que la agenda impedía a Don Felipe desplazarse a la capital gala, con el presidente en funciones. Pero Sánchez tenía que presentar la precampaña del PSOE. Mucho más importante que dejar al país en buen lugar, claro. Y eso que el eslogan es "Ahora España". Ya. 



(*) Periodista


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