El PSOE es el único partido socialdemócrata de Europa que
ha dado un golpe de Estado contra sí mismo. Y ahí lo tienen, unido,
entero, superviviente de mil y una batallas internas, en busca de 140
diputados en la repetición electoral de noviembre, que en buena medida
ha propiciado.
Cinco de marzo de 1939. La Guerra Civil se acerca a su fin.
Catalunya ya ha sido tomada por las tropas de Franco. La bandera
republicana sólo ondea en la zona Centro-Sur, de Madrid a Alicante.
El
jefe del Ejército del Centro, coronel Segismundo Casado, se rebela contra el Gobierno de Juan Negrín con el propósito de negociar la rendición. Casado cuenta con las tropas comandadas por el líder anarquista Cipriano Mera y
con la complicidad de significados dirigentes socialistas contrarios a
la política de resistencia a ultranza de Negrín, a su vez apoyado por
los comunistas. PSOE contra PSOE.
Julián Besteiro, principal exponente del ala moderada del
Partido Socialista, pasa a formar parte de un denominado Consejo
Nacional de Defensa, que ordena detener a los principales mandos
comunistas del ejército, lo cual deriva en un fuerte choque entre
unidades militares en la ciudad de Madrid, con un saldo de dos mil
muertos: muchas más víctimas que en los Fets de Maig de 1937 en
Barcelona.
Neutralizados los comunistas, el Consejo de Defensa envía
emisarios a negociar con Franco y este exige la rendición incondicional.
El coronel Casado logra escapar al extranjero en avión y Besteiro
decide quedarse en Madrid para correr la suerte de los demás vencidos.
Morirá al cabo de un año en la cárcel de Carmona (Sevilla).
Este trágico final de la Guerra Civil, habitualmente poco
comentado en las hagiografías de la República, fragmentó al PSOE y abrió
una herida profunda en las izquierdas españolas, que aún emite algunas
pulsaciones. (Escribió Carlos Marx : “El recuerdo de las generaciones muertas oprime como una pesadilla la conciencia de los vivos”).
Exiliado en Londres, Negrín acusaba a la otra parte del
partido de traición y derrotismo, convencido de que se podía haber
mantenido en pie un bastión republicano si la guerra de España se
hubiese solapado con la segunda guerra mundial, cosa que no ocurrió por
cuestión de meses.
Exiliado en México, Indalecio Prieto acusaba a
Negrín de haberse entregado a los comunistas. No hubo escisión. El
doctor Negrín fue expulsado del PSOE en 1946 y su figura no fue
rehabilitada hasta el 2008 a iniciativa de José Luis Rodríguez Zapatero, el menos prietista de los modernos dirigentes del Partido Socialista.
Después de la muerte de Prieto en 1962, la rosa de Jericó
socialista se ovilló en el exilio y habría podido perder el liderazgo de
la transición en favor del Partido Comunista si no hubiese aparecido en
1974 un joven e inteligente prietista llamado Felipe González , apoyado por la socialdemocracia alemana.
Ningún otro partido en España ha vivido las peleas y
tensiones registradas en el PSOE a lo largo de sus 140 años de historia,
sin apenas escisiones, exceptuando el pase de las Juventudes
Socialistas al área comunista en 1936, de la mano de Santiago Carrillo.
En el PSOE se pegan pero no se rompen. El PSOE siempre flota. Ahí lo tienen, fresco como una rosa, repitiendo elecciones.
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
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