ROMA.- Primero fue el Open Arms: bloqueado durante seis días frente a las
costas de Lampedusa con más de 100 migrantes a bordo. Ahora, el que está
fondeado desde hace dos días en el mismo lugar, esperando una
autorización que tampoco llega, es el buque militar español Audaz.
El Gobierno lo envió para recoger al pasaje del barco de la ONG justo
antes de que el Ejecutivo italiano permitiera su desembarco. En Italia
no saben cómo abordar la situación insólita de la nave de la Marina
española y son más las preguntas que las certezas, relata El País.
¿Por qué está ahí el Audaz? ¿Ha recibido el barco
indicaciones de dirigirse a ese preciso lugar para recoger a los
migrantes? Y en ese caso, ¿de quién? Son las preguntas que se hace el
Gobierno italiano mientras toma una decisión.
La nave española ya estaba
de camino cuando la justicia italiana desbloqueó la situación con el Open Arms y permitió el desembarco del buque de la ONG.
Desde entonces, tras una inspección realizada por expertos de la
Guardia Costera italiana que detectaron deficiencias en materia de
seguridad de la navegación, la embarcación humanitaria se halla
inmovilizada.
Los inmigrantes que viajaban en el Open Arms siguen a la espera de que se active el mecanismo de reparto de la Comisión Europea y reciban un país de destino. El Audaz tiene la orden de traer a España los 15 migrantes que se ha comprometido a acoger el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Salvatore Martello, el alcalde de la isla, de apenas 6.000
habitantes, asegura por teléfono que se ha puesto en contacto con todas
las autoridades que podrían o deberían tener competencia en el asunto,
pero no ha recibido ninguna aclaración.
"Nadie sabe qué hacer con el
barco", sentencia. Y añade: "No se sabe si alguien debe dar órdenes para
que puedan embarcar los migrantes del Open Arms o si el barco español simplemente se ha dado un paseo para ver el puerto de Lampedusa. Hay mucha confusión".
El País ha contactado a los ministerios italianos de Interior,
Defensa, Transportes y Exteriores y a la Capitanía del Puerto, y ninguno
ha sabido referir en qué punto se encuentra la cuestión o si hay un
dispositivo en marcha, o al menos previsto, para que el barco español
cumpla con su encargo.
Todos se han limitado a señalar que el asunto no es de su
competencia, sin indicar de quién puede serlo. Tan solo un portavoz de
Transportes ha apuntado que el buque —de 90 metros de eslora— "no puede
entrar en el puerto debido a sus dimensiones", por lo que otras
autoridades, probablemente dependientes de las carteras de Defensa o
Interior, deberán decidir qué hacer.
Defensa ha dicho que sus competencias en aguas nacionales son limitadas e Interior tan solo alega que la identificación de los migrantes desembarcados "está en curso". La nave Audaz
es una patata caliente en Italia de la que nadie quiere o sabe
responsabilizarse, especialmente en la situación de crisis política que
atraviesa el país, con los miembros del Ejecutivo en funciones
enfrentados entre sí.
Martello lanzó el sábado una publicación en Facebook en la que
resaltaba lo "paradójico" de la cuestión y lamentaba: "Está por ver si
en el origen de esta situación hay solo un defecto de comunicación o una
voluntad precisa de crear tensión en nuestra isla".
Confiesa que
publicó el mensaje en la red social con la intención "de que se moviera
algo". Pero por el momento, el barco español sigue esperando
indicaciones. El alcalde desliza una palabra en la conversación:
“Ridículo”.
"Yo salgo de mi casa y no sé donde voy, ¿es así?", se
pregunta. Y añade: "Vivimos en un país surreal, en el que nadie dice
nada, nadie hace nada y nadie manda".
La situación es excepcional porque, habitualmente en estos casos, los
traslados de los migrantes hacia otros países que se han comprometido a
acogerlos se realizan en avión. "El puerto de la isla no está preparado
para llevar a cabo este tipo de traslados", señala Martello, que apunta
que tampoco es ese el cometido del centro de acogida de Lampedusa,
donde se ofrece primera asistencia a los inmigrantes y se los identifica
para diferenciar a los solicitantes de asilo de los económicos, antes
de enviarlos a otros centros.
Una tripulación a la espera de indicaciones
Los tripulantes llevan desde el pasado 14 de agosto embarcados en labores de vigilancia y este sábado empezaron a trasladarse a puerto para cumplir con sus turnos de descanso, mientras el personal de guardia continúa en sus puestos ocupándose de la rutina habitual a bordo.
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