viernes, 30 de agosto de 2019

Alerta sanitaria por una toxina botulínica detectada en latas de atún de DIA en la Región

MADRID.- La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha activado una alerta sanitaria por un brote de intoxicación alimentaria provocado por toxina botulínica detectada en el atún en conserva en aceite de girasol de la marca DIA.

El brote se ha detectado tras enfermar cuatro personas, de las que tres ya han sido dadas de alta, que ingirieron una ensaladilla rusa casera elaborada con el citado atún.
El producto afectado es una conserva de atún en aceite de girasol formato RO 900, de la marca DIA, con lote 19/154 023 02587 elaborado en Frinsa del Noroeste S.A. con fecha de consumo preferente 31/12/2022.
El producto fue distribuido por la plataforma DIA a establecimientos de las comunidades autónomas de Asturias, Castilla y León, Cataluña, Aragón, La Rioja, Murcia, Navarra, Castilla-La Mancha y Valencia, donde se ha procedido a la inmovilización y retirada de los productos afectados.


El brote se ha detectado tras enfermar cuatro personas en Castilla y León, de las que tres ya han sido dadas de alta, que ingirieron una ensaladilla rusa casera elaborada con el citado atún.
La toxina botulínica es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum.
La ingestión de alimentos contaminados por toxina botulínica produce botulismo, una enfermedad que se caracteriza por el desarrollo de alteraciones vegetativas como la sequedad de boca, náuseas y vómitos, y por una parálisis muscular progresiva.
El producto afectado es una conserva de atún en aceite de girasol formato RO 900, de la marca DIA, con lote 19/154 023 02587 elaborado en Frinsa del Noroeste S.A. con fecha de consumo preferente 31/12/2022.
El producto fue distribuido por la plataforma DIA a establecimientos de Asturias, Castilla y León, Cataluña, Aragón, La Rioja, Murcia, Navarra, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana, donde se ha procedido a la inmovilización y retirada de los productos afectados.
Como medida de precaución se ha retirado el producto afectado de los canales de comercialización, y las autoridades sanitarias recomiendan a las personas que tengan en su domicilio el producto afectado por esta alerta que no lo consuman y lo devuelvan al punto de compra.
La Aesan tuvo conocimiento el pasado día 9, a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (Sciri), de una notificación hecha por las autoridades sanitarias de Castilla y León relativa a un brote de intoxicación alimentaria, provocado por toxina botulínica asociado al consumo de atún en conserva con la que se había elaborado una ensaladilla rusa casera.
Ese mismo día, la Aesan activó la alerta a nivel nacional y se localizó e inmovilizó de forma preventiva el producto implicado en la investigación epidemiológica sospechoso de ser el causante del brote: conserva de atún en aceite de girasol de la marca DIA.
Y ayer, 29 de agosto, los análisis practicados en el Centro Nacional de Alimentación a los productos sospechosos confirmaron la presencia de toxina botulínica en la lata de atún consumida, según explica la Aesan.
"El brote está limitado a cuatro casos, tres de los cuales han sido dados de alta, y no hay constancia de más afectados", aseguran las mismas fuentes.

DIA pide a sus clientes devolver las latas de atúnDIA retiró el pasado 10 de agosto 3.420 latas de atún en aceite de girasol de 900 gramos cada una -es decir, en formato grande- de forma preventiva tras el aviso de una posible contaminación de toxina botulínica detectada por parte de las autoridades sanitarias.
La cadena de supermercados ha confirmado a Efeagro que ha sido hoy cuando ha recibido la confirmación de la presencia de esta toxina en el análisis de una única lata de un producto fabricado por la conservera gallega Frinsa del Noroeste y del que vende 1,35 millones de unidades al año, esto es, unas 3.560 por día.
Fuentes de DIA han apuntado que la contaminación se ha debido producir en la fase de producción, bien en la materia prima o en el proceso de esterilización durante el "latado".
El grupo ha pedido a sus clientes que hayan adquirido latas del lote afectado que devuelvan el producto en su tienda más cercana.
Además, y "de forma proactiva", DIA ha asegurado que va a intentar contactar con los clientes susceptibles de haber adquirido este producto "utilizando todos los canales que sean necesarios".
La cadena de supermercados ha lamentado los "inconvenientes que haya podido causar" y ha puesto a disposición de los clientes un teléfono 24 horas (912170453) para atender dudas.
La misma cadena de distribución ya retiró el pasado mes de enero 24.576 latas de sardinas en aceite de oliva en conserva de su propia marca, fabricado por la portuguesa Cofisa ante un posible defecto de esterilización de algunas de esas latas y "únicamente como medida preventiva" fruto de los análisis periódicos de la compañía.


¿Qué es la toxina botulínica y qué efectos provoca?

La toxina botulínica es una de las terapias estrella en dermatología estética, aunque también ha mostrado su utilidad en la reducción de síntomas de múltiples patologías. Pero su intoxicación alimentaria puede llegar a provocar botulismo.
Existen siete formas diferentes de toxina botulínica identificadas con las letras A a G. Cuatro de ellas (tipos A, B, E y ocasionalmente F) pueden causar botulismo humano. La toxina A posee mayor afinidad por el tejido nervioso.
Los tipos C, D y E provocan enfermedades en otros mamíferos, aves y peces. La bacteria botulínica necesita para su desarrollo medios poco ácidos o alcalinos, con valores de pH superiores a 4'5.
La vía de intoxicación más común de la toxina botulínica es la alimentaria. Ésta se adquiere por ingestión de alimentos mal preparados o conservados de manera inapropiada, pero también existen otras formas de adquirir la enfermedad por ejemplo a través de heridas abiertas, inhalación o como efecto colateral del uso deliberado de la toxina botulínica en el tratamiento de enfermedades neuromusculares o en cosmética.

¿Cómo actúa la toxina botulínica?
La toxina botulínica actúa bloqueando la liberación de acetilcolina a nivel de la placa mioneural impidiendo la transmisión del impulso nervioso, causando de esta manera, una parálisis flácida de los músculos esqueléticos y un fallo parasimpático. En la intoxicación alimentaria se ingiere la toxina preformada que es absorbida por endocitosis a través del tracto gastrointestinal.
Tras su absorción, la toxina botulínica es llevada por vía linfática o sanguínea hasta su lugar de acción: las terminaciones nerviosas colinérgicas.
Como no atraviesa la barrera hematoencefálica, solo actúa sobre el sistema nervioso periférico, especialmente a nivel de la placa o unión neuromuscular, y en el sistema nervioso autónomo.
Los síntomas iniciales de la toxina botulínica incluyen fatiga intensa, debilidad y vértigo, seguidos generalmente por visión borrosa, sequedad de boca y dificultad para tragar y hablar. También pueden concurrir vómitos, diarrea, constipación e inflamación abdominal. La enfermedad puede dar lugar a debilidad en el cuello y los brazos, y afectar posteriormente los músculos respiratorios y los músculos de la parte inferior del cuerpo.

Los síntomas de la toxina botulínica, entre 12 y 36 horas después
No son provocados por la bacteria, sino por la toxina que ella produce. Por lo general se manifiestan entre 12 y 36 horas después de la ingesta (con un plazo mínimo de cuatro horas y un máximo de ocho días).
La incidencia del botulismo es baja, pero la tasa de mortalidad es alta si no se realiza un diagnóstico precoz y se dispensa sin dilación el tratamiento adecuado (pronta administración de antitoxina y atención respiratoria intensiva). La enfermedad puede ser mortal en el 5 a 10 por ciento de los casos.
La bacteria es anaerobia, sólo se desarrolla en ausencia de oxígeno. De hecho, se produce cuando la 'Clostridium botulinum' crece y genera toxinas en los alimentos que se van a consumir. El crecimiento de la bacteria y la formación de toxinas tienen lugar en productos con bajo contenido de oxígeno y en algunas combinaciones de temperatura de almacenamiento y parámetros de conservación.
Esto ocurre principalmente en conservas de alimentos hechas sin las debidas precauciones y en alimentos inapropiadamente procesados, enlatados o embotellados en casa.

Los alimentos más expuestos a la toxina botulínica
Entre los alimentos más expuestos al botulismo están las carnes o pescados crudos conservados mediante procesos de salado o ahumado deficientes, o algunas verduras poco ácidas o que pueden perder su acidez natural por la acción de otros microorganismos. También puede aparecer en productos enlatados.

La toxina botulínica se ha encontrado en diversos alimentos, incluidas conservas vegetales con bajo grado de acidez, tales como judías verdes, espinacas, setas y remolachas; pescados, incluido el atún en lata y los pescados fermentados, salados y ahumados; y productos cárnicos, por ejemplo, jamón y salchichas.
Los alimentos en cuestión difieren de un país a otro y reflejan los hábitos locales de alimentación y de conservación de los alimentos. En ocasiones se ven implicados alimentos elaborados con fines comerciales.

Prevención del botulismo y tratamiento
La prevención del botulismo de trasmisión alimentaria se basa en las buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir mediante la desactivación de las esporas bacterianas en los productos termoesterilizados (por ejemplo, en hornos de esterilización) o enlatados, o la inhibición del crecimiento bacteriano en otros productos.
La pasteurización comercial (productos pasteurizados envasados al vacío, ahumados en caliente) no siempre es suficiente para matar todas las esporas y, por consiguiente, la inocuidad de esos productos se deberá basar en la prevención del crecimiento bacteriano y la producción de toxinas. Las temperaturas de refrigeración combinadas con el contenido de sal y/o las condiciones de acidez impedirán el crecimiento de la bacteria y la formación de toxinas.
Por otro lado, el tratamiento está dirigido a la asistencia respiratoria (para evitar un paro respiratorio), administrando la antitoxina botulínica equina trivalente ABE para neutralizar el efecto de la toxina circulante y aplicando una terapia de soporte. Puede ser necesario intubar al paciente y es necesario administrar líquidos intravenosos si persiste la dificultad de deglución.
Cuando el tratamiento es recibido tempranamente se reduce el riesgo de muerte. Esta enfermedad puede complicarse produciendo una debilidad prolongada además de una disfunción del sistema nervioso que puede prolongarse hasta un año.
Además, la prevención pasa por unas buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. En la pasteurización comercial (productos pasteurizados envasados al vacío, ahumados en caliente) no siempre es suficiente para inactivar todas las esporas y, por consiguiente, la inocuidad de esos productos se deberá basar en la prevención del crecimiento bacteriano y la producción de toxinas.
Las temperaturas de refrigeración combinadas con el contenido de sal o las condiciones de acidez impedirán el crecimiento de la bacteria y la formación de toxinas.
Las personas que envasan alimentos en casa deben seguir procedimientos estrictos de higiene para reducir la contaminación de los alimentos especialmente con bajo contenido ácido, como el zumo de zanahoria, espárragos, judías verdes, pimientos morrones, berenjenas, champiñones, remolacha, maíz, etc.
En general a los consumidores se recomienda tener precauciones con alimentos enlatados o conservados, no comer alimentos provenientes de latas abombadas, ni abolladas o latas caseras mal cerradas con aire, ni embutidos de dudosa procedencia.

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