En muchos países desarrollados la desigualdad de ingresos y la pobreza económica han crecido durante las últimas cuatro décadas. Los estudios sobre
el tema ligan este progresivo aumento a la falta de mejoras de las
políticas sociales que corrijan la creciente vulnerabilidad económica de
amplias capas de la población, que sufren cada vez más precariedad
laboral ligada al empleo temporal, a tiempo parcial y a los bajos
salarios.
En España, en poco más de una década el peso
poblacional del subempleo –personas que viven en hogares donde los
empleados están por debajo de un 20% de su potencial de trabajo– ha
aumentado en nuestro país de un 3 a un 7%, y los ocupados que viven en
un hogar pobre han pasado del 14 al 16%.
Cuando llegó la recesión y crecieron tanto el desempleo como el subempleo,
la creciente desigualdad de rentas de mercado dejó ver que nuestro
Estado del bienestar era débil y que sin reformas progresivas estábamos
abocados a colocarnos a la cabeza de la desigualdad de renta disponible
en el conjunto de los países de la UE.
Desgraciadamente,
la recuperación del crecimiento y la reducción de la tasa de desempleo
desde 2015 hasta hoy, por sí solas, no han conseguido colocarnos en los
niveles de desigualdad de ingresos previos a la recesión como concluyen
los autores del Informe sobre Bienestar Económico y Material del Observatorio Social de La Caixa
y es muy preocupante ver claros indicios de aumento en el peso
poblacional de los trabajadores pobres y de la precariedad laboral en
los últimos años.
Un Estado que interviene menos de lo necesario
A
falta de una mayor intervención del Estado, el proceso de deterioro de
las condiciones laborales desde los años setenta hasta hoy estaría
detrás del progresivo crecimiento de las desigualdades y del
empobrecimiento de la población en muchos países ricos.
La fuerte recesión económica de la última década,
aderezada en Europa con políticas de consolidación fiscal, no habría
hecho sino contribuir a deteriorar aún más el poder adquisitivo de
muchos hogares con ingresos medios y bajos ampliando las diferencias de
renta y aumentando el número de familias con ingresos inferiores al
umbral de la pobreza, sobre todo en los países del sur del continente
europeo.
Desigualdad de ingresos en aumento
Los autores del último informe sobre desigualdad global publicado por el World Inequality Lab
en 2018 concluyen que la desigualdad de ingresos se ha incrementado en
prácticamente todas las regiones del planeta en las últimas décadas,
aunque a distintas velocidades.
Desde 1980, esa
desigualdad de ingresos ha crecido en EEUU, China, India y Rusia, y
también en los países europeos, pero con importantes diferencias en el
nivel y en la tendencia. Es decir, se observa que países con un nivel
similar de desarrollo tienen niveles de desigualdad muy distintos, lo
que muestra la relevancia de las políticas y las instituciones
nacionales para influir en ella.
Prueba de ello es que
Europa y Estados Unidos tenían niveles de desigualdad de ingresos
similares hace tres décadas y en cambio hoy se sitúan en posiciones muy
diferentes.
Centrando la discusión en los países más desarrollados,
el informe concluye que en Estados Unidos la participación del 1 % más
rico en la renta nacional se ha duplicado en las últimas tres décadas,
mientras que en los países de la Europa Occidental esta participación
aumentaba de forma mucho más moderada.
Además, en
Estados Unidos ha caído más de un tercio la participación de la mitad
más pobre de la población en la renta nacional, mientras que en Europa
se ha mantenido casi estable y solo se ha reducido ligeramente.
Diferencias entre EEUU y Europa
Según
los autores, las claves para entender estas diferencias entre Estados
Unidos y Europa son, en primer lugar, la enorme desigualdad educativa
americana que no deja de crecer e impulsa la desigualdad salarial y, en
segundo, el creciente aumento de la desigualdad de las rentas de capital
en ese país y su cada vez menos progresivo sistema tributario.
Si
nos situamos dentro del continente europeo, es importante subrayar que
tanto en la dimensión de la desigualdad como en su tendencia también se
observan importantes divergencias entre países a lo largo de las últimas
décadas, lo que está íntimamente ligado a un distinto funcionamiento
del mercado de trabajo en cada país y a la diferente intensidad
protectora de cada sistema de Estado del bienestar.
En esta línea, los trabajos recientes sobre el tema
constatan que los 27 países europeos son distintos en cuanto a la
dimensión de los efectos redistributivos de sus sistemas de prestaciones
e impuestos y que su evolución temporal a lo largo de la última década
ha sido también diversa dependiendo de la evolución de las rentas de
mercado y de las reformas llevadas a cabo durante la recesión.
Políticas de austeridad y aumentos de desigualdad
En
general, la evidencia empírica reciente apunta a que las políticas de
austeridad en muchos países de la Unión Europea han estado asociadas a
aumentos en la desigualdad de renta disponible, principalmente en la
parte alta de la distribución. No así en el caso de los países
periféricos como España, donde los aumentos en los ingresos públicos se
consiguieron a través del aumento de impuestos personales y de consumo,
más que aumentando impuestos sobre los beneficios o las ganancias de
capital.
Como consecuencia, en los países del sur de
Europa la recesión económica junto con la consolidación fiscal ha
impulsado el crecimiento de la desigualdad de la renta disponible y la
reducción de la capacidad adquisitiva de muchos hogares modestos,
colocados más bien en la cola baja de la distribución.
Como han revelado multitud de informes recientes,
España es uno de los países de la OCDE en los que la desigualdad de
ingresos ha crecido más durante la recesión y se coloca actualmente
entre los 4 países con mayor índice de Gini de la Unión Europea, solo por detrás de Bulgaria, Lituania y Letonia.
Por tanto, lo que mantenía nuestra desigualdad de rentas cerca del nivel
de otros países era la compresión de las rentas de mercado y el peso
del sistema de pensiones contributivo, lo que hacía poco visible que el
resto de nuestro sistema de prestaciones e impuestos, ya en aquel
momento, no conseguía reducir las desigualdades como lo hacían los de
otros países de nuestro entorno.
(*) Profesora Titular de Teoría Económica en la Universidad de Alcalá de Henares
No hay comentarios:
Publicar un comentario