viernes, 24 de mayo de 2019

El problema de la Unión Europea es que no es una unión / Félix de la Fuente *

¿Por qué se cambió el nombre de Comunidad Europea por el de Unión Europea, si el primero ya cubría de sobras una realidad que era fundamentalmente económica y mínimamente política? ¿No sería debido a la intención de los firmantes de los Tratado llegar a una Unión política? Y si ese era el objetivo, ¿por qué quedó relegado al más absoluto olvido?

Los términos de Unión Europea aparecen mucho antes ya del Tratado de Maastricht (1991), que es donde se aprueba por primera vez el Tratado de la UE. En 1972, en la Declaración final de la Cumbre de París, la Comunidad Europea de entonces se fija como objetivo la Unión política. Después, este objetivo daría lugar a numerosos proyectos e iniciativas e incluso el Parlamento Europeo aprobó en 1984, basándose en el forme Spinelli, el Proyecto de Tratado Constitutivo de la Unión Europea.

Desde entonces han pasado caso cincuenta años, pero cincuenta años de los siglos XX y XXI, equivaldrían en cuanto a cambios sociales a varios siglos de la Edad Media. ¿Cómo es que no se ha hecho realidad este proyecto? Alguien deberá responder de ello. Desde el año 1979, los europarlamentarios son elegidos por los ciudadanos en sufragio electoral directo. ¿Cómo es que hasta ahora ha estado calladito el Parlamento Europeo?

Son muchos los problemas que tiene actualmente la UE y grande el desinterés de los ciudadanos por la este proyecto. Echaremos la culpa a la pobreza, al paro, a los inmigrantes y refugiados, a las desigualdades sociales, a las desigualdades entre países, al populismo, a la xenofobia etc. Y en parte tenemos razón. 

Las desigualdades entre los diversos países de la UE han seguido aumentando, un elevado tanto por ciento de la población sigue excluida de un mínimo bienestar y unos problemas no se han resuelto, como la emigración, y otros se han resuelto en falso, como las crisis económica y financiera.

Pero probablemente estos problemas estarían resueltos o no serían tan graves, si la UE hubiera hablado con una sola voz, es decir si existiera una auténtica Unión Europea, llamémosla Europa Federal, Estados Unidos de Europa o con cualquier otro nombre.

Pero que no se hagan ilusiones los países ricos de la UE. Que no se piense Alemania que puede estar frenando constantemente la Unión Monetaria o la Unión Fiscal. Ahí está China, que en cualquier momento le puede quitar el protagonismo en Europa. La responsabilidad de los gobernantes que están poniendo en peligro la integración Europa, que es el mayor avance político, social y pacífico de toda la historia, no los dejará tranquilos ni siquiera en la tumba.

La UE tiene sólo un problema, pues todos los demás son consecuencia de ese problema capital: la falta de voluntad de integración de la clase política. Si a nivel nacional, uno de los graves problemas de los Estados es el nacionalismo regional, a nivel de la UE los nacionalismos estatales son el problema principal. La integración europea solamente se puede conseguir a costa de cesión de poder o de soberanía a las instituciones europeas, una soberanía no es de los gobiernos, sino de los ciudadanos. 

Pero, además, los gobiernos nacionales no se dan cuenta de que en muchos campos la soberanía nacional hace ya mucho tiempo que la perdieron, porque se la arrebataron EE.UU, China o Rusia. Prefieren que EE. UU les quite la soberanía, antes que compartirla con la UE. Ahí está, maldita ceguera, la madre de todos los males de Europa.



(*) Ex funcionario del Parlamento europeo

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