No solo son los poderes económicos españoles (y europeos) los que se
oponen a la presencia de Pablo Iglesias y otros dirigentes de Podemos
por las consecuencias económicas que ello pueda tener.
También existen ciertos argumentos relativos a la seguridad
‘atlántica’ en el marco de la OTAN y al acuerdo de cooperación militar
hispano-USA, que anuncian preocupación en Washington y en la sede
atlántica en Bruselas sobre los riesgos de que un partido como Podemos,
filocomunista, pro Maduro y pro cubano, y amigo de Irán acceda a
información de seguridad ‘clasificada’ en el seno del Consejo de
Ministros.
Pedro Sánchez lo sabe y teme que las importantes relaciones de España
con USA, OTAN y UE se vean deterioradas si Iglesias entra en su
gabinete. De ahí, también, la insistencia del PSOE de gobernar en
solitario con el apoyo externo de Podemos y la abstención de PNV y ERC.
Puede que Iglesias no se tome muy en serio estas advertencias
económicas y de seguridad, pero si es así más vale que mire a su amigo
griego Alexis Tsipras, y que reconozca como ha cambiado de manera
radical su política económica y social, y la que parecía una especial
relación con la Rusia de Putin.
Es verdad que no estamos en plena guerra fría pero al mando de la
OTAN está el presidente Donald Trump, que no se anda con miramientos y
que en esto de la seguridad es implacable, y está presionando cada vez
más a Cuba y a la Venezuela de Maduro.
Y puede que fuera el mismísimo Trump quien animará a Pedro Sánchez a
reconocer la Presidencia interina de Juan Guaidó en Venezuela. El mismo
que, en contra de los intereses de España está presionando a Cuba con la
reactivación de la ley Helms Burton.
De manera que hace bien Iglesias en recular en su pretensión de
entrar en el Gobierno de Sánchez porque si, además, le pone a Sánchez la
investidura muy difícil, Podemos corre el riesgo de una repetición
electoral que para ellos (y para el PP) puede ser mortal.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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