LAS ÁNGELES.- En el portón sur de la planta de
procesamiento de carne Clougherty Packing Company, conocida como Farmer
John Los Ángeles, cada miércoles y domingos aparece un altar con velas.
Está ahí para los cientos de cerdos que a diario llegan a este matadero.
Al
grito de "¡Camión!" que da un activista, decenas de otros apostados en
la calle Vernon corren de inmediato a bloquear la entrada a los tráiler
que transportan cerdos, sujetando carteles con mensajes como: "No
odiamos los chóferes de camiones. Estamos aquí por los cuches" o
"Déjenlos vivir".
Mientras unos impiden el paso de los camiones, con los
dedos haciendo la señal de "amor y paz", otros armados de aspersores de
líquidos y botellas de agua les dan de beber a los animales, les hablan y
acarician.
Esta operación de "amor y amabilidad" dura
entre 2 y 5 minutos, pero se repite a lo largo de unas tres horas cada
uno de esos dos días, frente a un matadero donde a diario llegan una
decena de camiones, algunos de dos plantas, y se destazan unos 7.000
cerdos, de acuerdo a los activistas.
"Esta es su
última parada, cuando los metan por esos zaguanes y entren a la casa de
las matanzas ya no volverán a salir", dijo, al borde de las
lágrimas, Ellen Dent, vocera de la organización Animal Alliance Network,
una de las responsables en el sur de California de la llamada Vigilia
por los Cerdos.
Junto a LA Animal Save, los dos grupos
empezaron en diciembre de 2016 estas jornadas de "compasión" ante el
"maltrato animal", en el marco de un movimiento internacional liderado
por la organización Save.
"Queremos que la gente vea
la verdad detrás de lo que podrían estar comiendo", señaló Dent, quien
agregó que no pocos de los 400 activistas que se congregan cada domingo
quedan muy impactados.
De acuerdo a la activista, en
los tráiler los puercos viajan desde granjas lejanas "sin comer ni beber
agua" hasta por cinco días, y algunos llegan ya muertos por la
combinación de hambre, sed, frío o calor extremo.
"(Los
activistas) los ven y empatizan con otro ser que está sufriendo (...)
ven que tienen miedo y saben lo que les va a ocurrir", describió Dent.
"La
cosa más importante es dar agua a los chanchos (cerdos), porque
mueren", explicó Eder López, vocero hispano de Animal Alliance Network y
quien documenta las vigilias con imágenes que comparte luego en redes
sociales.
"Lo que tratamos de hacer aquí es
demostrarles amabilidad, hablarles con gentileza, porque son puercos
bebés de 6 meses, tienen miedo", agregó el activista de raíces
hondureñas.
A pesar de los gritos ("¡Me encanta el
tocino!") y burlas de algunos conductores que pasan por el área, los
activistas buscan concienciar sobre los efectos nocivos de alimentarse
con carne, un tipo de comida que, dice López, no solo es mala para los
animales sino para el ser humano ya que contienen "colesterol, grasas
saturadas, antibióticos, heces fecales, orina de los animales".
"Literalmente, estamos ingiriendo enfermedades en nuestro cuerpo", insistió.
Ana
Valverde, activista de la organización LA Animal Save, dijo que
en su primera vigilia, hace dos años, de regreso a su casa se "sintió
morir de tristeza".
"Al darles agua veo sus ojitos, me
siento mal y pienso que si mi corazón no se siente bien, pues mucho
menos va a sentirse bien mi estómago", declaró Valverde, originaria de
Costa Rica y que se define como vegana.
"Hemos normalizado tanto la violencia que matar estos animalitos no sentimos que es violencia", ahondó.
Cifras
que maneja la organización Gente para el Tratamiento Ético de los
Animales (PETA, por sus siglas en inglés) indican que cada año en EEUU
alrededor de "121 millones de cerdos son asesinados para alimentación" y
más de 1 millón de puercos mueren en ruta desde granjas a mataderos.
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