Es difícil pedir calma en un momento
político donde el ruido se lo lleva todo, amplitud de miras y claridad
en los acuerdos. Tal vez unas sesiones de yoga nos ayudarían a encontrar
la claridad. Todo es política, nadie puede dudarlo, pero algunas cosas
son transversales, como el soterramiento, y están por encima de los
partidos; es algo que ha demostrado la sociedad murciana y que debemos
acatar, sobre todo después de aquel 30 de septiembre de 2017 con 50.000
murcianos en la calle.
Por
ello, resultan comprensibles las quejas del Partido Popular sobre los
retrasos en las obras del soterramiento de Santiago el Mayor; la empresa
constructora debería aumentar el tajo para cumplir con las expectativas
marcadas en los cronogramas y hacer que las fechas dadas se cumplan, y
así lo hicimos notar en la Comisión de Seguimiento de las obras del
Soterramiento, el pasado 12 febrero.
Resulta, pues, loable la labor de
la oposición en una sociedad democrática, pero tal vez debiera medir sus
palabras, cuando esta oposición es responsable de retrasos derivados de
una mala gestión para que la Empresa Municipal de Aguas (Emuasa)
eliminara colectores y cauces del alcantarillado que dificultan la
continuidad de las obras.
Pero
lo que no es de recibo son sus críticas a los cortes ferroviarios, que
estaban ya planificados cuando ellos estaban en el poder y que se
hubieran producido de igual modo, con o sin cambio de Gobierno. Estos
cortes tienen como misión aumentar la seguridad en una zona donde la
introducción del sistema de seguridad ASFA-digital se ha retrasado sine
die y durante años hemos tenido cruces con trenes en apeaderos que tras
el accidente de Angrois, en Galicia, fueron sustituidos, por peligrosos,
por cruces con factores en las estaciones, igualmente peligrosos como
sabemos por experiencia en la Región de Murcia.
Despotricar
sobre estos cortes, o solicitar la apertura de la línea Murcia-Monforte
sin calibrar los sistemas de seguridad, con el recuerdo del accidente
de Chinchilla o el de Angrois, no es solo una temeridad, sino un síntoma
de una política en lo que todo vale y que ya no resulta aceptable para
unas infraestructuras que son necesarias para todos.
Tampoco
resulta creíble, no habiendo entrado a fecha de hoy el tren Séneca de
pruebas en la variante de Monforte, que este tren laboratorio hubiera
podido estar en Murcia el pasado agosto de 2018, cuando tales pruebas no
empezarán hasta abril o mayo de 2019, lo que hará que la puesta en
funcionamiento se retrase seguramente a fines de 2019 o principios de
2020, si no más tarde, como saben todos los técnicos de Adif; pero,
claro, se acercan elecciones y en este periodo todo está permitido.
Dicho
esto, admitamos que ir a Madrid por Alicante no es lo que le interesa a
la Región de Murcia, contando con más trenes híbridos por llegar que
darán servicio a Cartagena y Cieza por Camarillas, la ruta natural, en
un tiempo inferior a un tren electoral por Monforte que sólo daría
servicio a la capital y no a una Región de Murcia que necesita ser
vertebrada en su transporte público.
Todo ello sin olvidar que
seguiremos luchando por que se introduzcan más trenes híbridos, y por
que se electrifique la vía, pues con ello podríamos ir a Madrid en dos
horas cincuenta minutos, mientras se termina ese Corredor Mediterráneo
necesario para Europa y para España, en el que nada se invirtió en los
años anteriores.
Pero no es de
ese vehículo electoral, el AVE, del que queremos hablar hoy, sino del
soterramiento. Venimos esperando la adjudicación de la fase
Estación-Barriomar-Nonduermas, que debió haberse resuelto en diciembre y
todavía colea.
Tras la no
aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de Pedro Sánchez, y
la convocatoria electoral para el 28A (coincidimos con el titular Ángel
Montiel en La Opinión del domingo 17 febrero, Elecciones ya, pero no tan
pronto) se abre un nuevo cambio de Gobierno sin que tal fase se haya
adjudicado.
Acabamos de oír de boca de Pedro Saura que no prevé ningún
otro retraso de inversiones en infraestructuras programadas para este
año, «no tiene por qué haberlos», y que están trabajando para ajustar
esta adjudicación a la nueva normativa de contratación pública, pero no
acabamos de comprender que hayamos llegado a estas fechas para ello, en
las que tan sólo le queda al gobierno un Consejo de Ministros para poder
tomar decisiones, antes de que se convierta en gobierno en funciones
maniatado por el periodo electoral.
Creemos que es posible adjudicar y
luego dar todos los pasos necesarios, si no fuera posible obviar alguno
de ellos, para que este tema quede cerrado en su parte administrativa y
que ya sólo nos quede vigilar por el buen avance de las obras.
Esperamos,
una vez más, que prime la buena voluntad de todas las partes en un tema
que deseamos todos los murcianos y que no puede ser sometido al eterno
partidismo del 'y tú más', porque los murcianos nos merecemos que no
haya más retrasos y que la adjudicación se realice en tiempo y forma
antes del cambio de Gobierno, independientemente de su color.
Y
esperamos también que en esta última semana impere la diligencia del
gobierno y del ministerio de Fomento para que entremos en el periodo
electoral con la duda resuelta de que el soterramiento y el Convenio de
2006 no están en juego y que el Gobierno próximo tendrá que asumir una
decisión que ya resulte irreversible, porque ya es llegada la hora de
que todos hemos acordado, por encima de nuestras ideologías, hacer
cumplir la vieja promesa del soterramiento de las vías a su paso por la
ciudad de Murcia.
Por nuestra
parte no vamos a evitar esfuerzos, pero demandamos que durante esta
semana se clarifique todo con transparencia, que exista un calendario
claro para la adjudicación, que no se cierre el paso a nivel de Santiago
el Mayor sin tener la adjudicación del tramo faltante, subrayando que
la misma debe producirse de inmediato; de otro modo no nos quedaría otra
que llamar de nuevo a los habitantes de esta Región a una nueva
manifestación para exigir el soterramiento según el convenio de 2006.
(*) Presidente de la plataforma Pro-Soterramiento
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