MADRID.- Eduardo Zaplana es un enfermo de leucemia. Se
encuentra en prisión preventiva en la cárcel de Picassent desde hace
siete meses, aunque su grave estado de salud le ha llevado a pasar las
dos últimas semanas hospitalizado en La Fe de Valencia. En la prisión,
adonde la juez María Isabel Rodríguez reclama que sea devuelto cuanto
antes, tiene que convivir con presos de máxima peligrosidad. El sábado,
en la sección B2 del módulo de enfermería, donde se encuentra interno
Zaplana, apareció un interno ahorcado en su celda, revela hoy okdiario.
Fuentes
consultadas por este diario cuentan que los funcionarios se encontraron
al preso mientras realizaban el recuento de la mañana colgado en la
ventana con una “soga” que él mismo se había fabricado con los cordones
de sus zapatos. Debajo de sus piernas se encontraba el taburete que
utilizó para poner fin a su vida.
“Los
enfermos como Zaplana están en sus celdas como drogados, no se mueven,
no hablan, y a veces tenemos que gritar para que indiquen que siguen
vivos”
El interno vivía, como el ex presidente de la
Generalitat valenciana, acompañado por otros dos presos más. Sus
compañeros de celda ni siquiera se percataron de lo sucedido porque “los
presos del módulo de enfermería están como drogados constantemente”,
según explican fuentes penitenciarias.
Aseguran
que “cuando hacemos el recuento a primera hora, ellos tienen que mover
alguna parte de su cuerpo, al menos para que veamos que no están
muertos”. Pues bien, continúan: “A veces toman tantas pastillas que
están drogados y tenemos echarles un poco de agua o alzarles la voz para que se enteren”.
Zaplana
se encuentra en el hospital La Fe de Valencia desde el pasado 18 de
diciembre. El personal sanitario ha enviado informes médicos donde
advierte que el estado de salud del ex ministro ha empeorado en la
cárcel y solicitan que no regrese al centro penitenciario porque “es una bomba de relojería con posibilidad de muerte súbita”.
Sin embargo, la juez de Instrucción insiste en que regrese a Picassent
cuanto antes dado que, asegura en un auto, existe riesgo de fuga y “en los paraísos fiscales también hay hospitales”.
Incendian una celda
Tan
sólo un día después del suicidio, el domingo 30 de diciembre, otro
preso, esta vez en el módulo 19, el que alberga a internos muy
peligrosos, incendió su celda prendiendo fuego al colchón en el que
dormía. Los hechos ocurrieron entorno a las 16:30 horas de la tarde,
justo media hora antes de la salida al patio.
Esto generó “gran cantidad de humo, de forma que era prácticamente imposible ver nada y se hacía difícil el poder respirar”. Los funcionarios desalojaron al patio al resto de internos del módulo hasta que el incendio fue sofocado.
A
consecuencia de los hechos, varios de los funcionarios presentaban
picores en los ojos, nariz y garganta. Dos de ellos tuvieron que ser atendidos en la enfermería
del centro y uno fue derivado a un servicio de urgencias hospitalarias,
donde se le puso oxígeno, y, a consecuencia del humo inhalado, tendrá
que permanecer algunos días de baja médica.
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