“Juego de Tronos es a la política lo que una película porno es al
amor”. El juicio pertenece a Juan Carlos Monedero, el que fuera número
tres e ideólogo de Podemos. Un juicio de ese tipo, completado con otro,
complementario, de que lo verdaderamente importante es Eduardo Galeano,
periodista, escritor y analista de izquierdas, y no esa serie televisiva
que se ha convertido en objeto de veneración y culto entre los
dirigentes de Podemos, es un auténtico sacrilegio para ese pequeño grupo
que maneja uno de los partidos que más han conmocionado la política
española desde el inicio de la transición.
Dentro de Podemos “Juego de Tronos” es la Biblia, especialmente desde
que se hiciese público que Pablo Iglesias había coordinado un libro
sobre la serie que lleva por título “Ganar o morir. Lecciones políticas
sobre Juego de Tronos”. Al líder de esa supuesta “nueva izquierda
española”, lo que le ha hechizado de ‘Juego de tronos’ es su trasfondo
de lucha por el poder y su traslación al panorama actual.
Es la lucha
entre grandes familias -los Lannister, los Bargatheon, los Stark, los
Targaryen… por el control del Trono de Hierro. Según Iglesias a través
de la serie se puede entender a Max Webber, a Maquiavelo, a Gramsci…”.
Y, sobre todo, “comprender lo que significa la responsabilidad del
Estado y la legitimidad”.
En ese “Juego de Tronos”, que es la política diaria según la
interpretación que de la serie norteamericana hacen los dirigentes
máximos de Podemos, el que primero perdió abandonó, dentro del férreo
grupo de dirección de Podemos (Íñigo Errejón, Pablo Iglesias, Carolina
Bescansa, Luis Alegre…), fue quien era el encargado de elaborar el
programa electoral, el ideólogo, Juan Carlos Monedero, el más veterano
de todos (56 años) y, probablemente, el mentor y profesor de todos
ellos.
Para Monedero ”la política debe gestionar el conflicto. No debe
generarlo ni vivir en él, sino entender que existe, visualizarlo y
nombrarlo, pero para poder solventarlo. Si la política sólo fuera ese
momento que aparece en Juego de Tronos, sería algo de enfermos”.
La caída de Juan Carlos Monedero hace algo más de tres años, en
permanente conflicto con el número dos del partido Íñigo Errejón, el
responsable de las últimas elecciones europeas, el responsable de las
municipales y autonómicas de 2015, el responsable de los posibles
pactos, y el responsable, también, de descafeinar el programa electoral
en esa huida hacia la transversalidad en la que se han aparcado parte de
lo que desde el principio fueron las señas de identidad del Movimiento,
fue un duro golpe para Podemos.
En esa filosofía de “ganar o morir”
todo se ha ido deshaciendo y han desaparecido de la serie Carolina
Bescansa, Luis Alegre, Íñigo Errejón y Ramón Espinar después de cinco
temporadas, desde la fundación del partido en enero de 2014.
En abril, concediendo con el aniversario de la proclamación de la
República Española comienza, con gran expectación, la octava temporada
de “Guerra de Tronos” cuyo final, dicen quienes conocen algo del tema,
va a decepcionar a todos los que la serie es un punto de referencia
vital.
En la vida real la sexta temporada de la serie española ”Podemos y
la Guerra de Tronos” comienza este miércoles con la reunión del Consejo
Ciudadano Estatal, con el que se pretende cerrar una crisis que puede
terminar con el partido morado tras la dimisión de Errejón y Espinar, y
una guerra de tronos que dura ya demasiado.
Por lo pronto, Pablo Iglesias e Irene Montero, presionados entre
otros por los barones del partido, que se reunieron el viernes en
Toledo, han tenido que ceder y han decidido abrir una negociación con
Errejón para la Comunidad de Madrid, donde habían insistido en que había
que presentar a un candidato de Podemos y no negociar con Errejón, que
concurre con la plataforma de Manuela Carmena “Más Madrid”, como ha
venido pidiendo insistentemente Errejón, al que la número dos Irene
Montero le ha pedido que no asista al Consejo Ciudadano del miércoles.
Por fin ha perdido el ego de Iglesias y, sobre todo, han aparcado esa filosofía que lleva el desastre de “ganar o morir”.
(*) Periodista y economista
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