lunes, 28 de enero de 2019

Podemos y la Guerra de Tronos, o el fracaso del ego y el “ganar o morir” / José Oneto *

“Juego de Tronos es a la política lo que una película porno es al amor”. El juicio pertenece a Juan Carlos Monedero, el que fuera número tres e ideólogo de Podemos. Un juicio de ese tipo, completado con otro, complementario, de que lo verdaderamente importante es Eduardo Galeano, periodista, escritor y analista de izquierdas, y no esa serie televisiva que se ha convertido en objeto de veneración y culto entre los dirigentes de Podemos, es un auténtico sacrilegio para ese pequeño grupo que maneja uno de los partidos que más han conmocionado la política española desde el inicio de la transición.

Dentro de Podemos “Juego de Tronos” es la Biblia, especialmente desde que se hiciese público que Pablo Iglesias había coordinado un libro sobre la serie que lleva por título “Ganar o morir. Lecciones políticas sobre Juego de Tronos”. Al líder de esa supuesta “nueva izquierda española”, lo que le ha hechizado de ‘Juego de tronos’ es su trasfondo de lucha por el poder y su traslación al panorama actual. 

Es la lucha entre grandes familias -los Lannister, los Bargatheon, los Stark, los Targaryen… por el control del Trono de Hierro. Según Iglesias a través de la serie se puede entender a Max Webber, a Maquiavelo, a Gramsci…”. Y, sobre todo, “comprender lo que significa la responsabilidad del Estado y la legitimidad”.

En ese “Juego de Tronos”, que es la política diaria según la interpretación que de la serie norteamericana hacen los dirigentes máximos de Podemos, el que primero perdió abandonó, dentro del férreo grupo de dirección de Podemos (Íñigo Errejón, Pablo Iglesias, Carolina Bescansa, Luis Alegre…), fue quien era el encargado de elaborar el programa electoral, el ideólogo, Juan Carlos Monedero, el más veterano de todos (56 años) y, probablemente, el mentor y profesor de todos ellos. 

Para Monedero ”la política debe gestionar el conflicto. No debe generarlo ni vivir en él, sino entender que existe, visualizarlo y nombrarlo, pero para poder solventarlo. Si la política sólo fuera ese momento que aparece en Juego de Tronos, sería algo de enfermos”.

La caída de Juan Carlos Monedero hace algo más de tres años, en permanente conflicto con el número dos del partido Íñigo Errejón, el responsable de las últimas elecciones europeas, el responsable de las municipales y autonómicas de 2015, el responsable de los posibles pactos, y el responsable, también, de descafeinar el programa electoral en esa huida hacia la transversalidad en la que se han aparcado parte de lo que desde el principio fueron las señas de identidad del Movimiento, fue un duro golpe para Podemos. 

En esa filosofía de “ganar o morir” todo se ha ido deshaciendo y han desaparecido de la serie Carolina Bescansa, Luis Alegre, Íñigo Errejón y Ramón Espinar después de cinco temporadas, desde la fundación del partido en enero de 2014.

En abril, concediendo con el aniversario de la proclamación de la República Española comienza, con gran expectación, la octava temporada de “Guerra de Tronos” cuyo final, dicen quienes conocen algo del tema, va a decepcionar a todos los que la serie es un punto de referencia vital. 

En la vida real la sexta temporada de la serie española ”Podemos y la Guerra de Tronos” comienza este miércoles con la reunión del Consejo Ciudadano Estatal, con el que se pretende cerrar una crisis que puede terminar con el partido morado tras la dimisión de Errejón y Espinar, y una guerra de tronos que dura ya demasiado.

Por lo pronto, Pablo Iglesias e Irene Montero, presionados entre otros por los barones del partido, que se reunieron el viernes en Toledo, han tenido que ceder y han decidido abrir una negociación con Errejón para la Comunidad de Madrid, donde habían insistido en que había que presentar a un candidato de Podemos y no negociar con Errejón, que concurre con la plataforma de Manuela Carmena “Más Madrid”, como ha venido pidiendo insistentemente Errejón, al que la número dos Irene Montero le ha pedido que no asista al Consejo Ciudadano del miércoles.

Por fin ha perdido el ego de Iglesias y, sobre todo, han aparcado esa filosofía que lleva el desastre de “ganar o morir”.


(*) Periodista y economista


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