Se reprocha al Consell de la República
falta de claridad respecto a su naturaleza, composición y, sobre todo,
funciones. Y también se señala que hay carencias informativas notables
al respecto. El Consell de la República es una buena idea, pero hay que
explicársela más a la gente, sobre todo cuando se pide su colaboración.
Informar sobre sí mismo adecuadamente es la primera tarea del Consell de
la República.
Porque, de otro
modo, la imprecisión y falta de claridad se extiende. Estos consells
locales, como el de la República, nacen sobre la marcha y necesitan un
periodo de rodaje hasta que alcancen su plenitud. De momento adolecen de
los defectos de aquel. Pero en algo son un acierto notable, al margen
de su acabado: la dualidad de poderes que se vive en Catalunya se
extiende ahora a los órganos locales.
Estos consells locales son entes
administrativos paralelos a los oficiales, ejerciendo un poder local
alternativo y tejen unas relaciones con los administrados que serán las
redes de la República. La real y la virtual.
Es
obvio, se trata de cumplir el mandato del 1-O, cosa en la que la
presidenta de ANC, Elisenda Paluzie, insiste siempre que puede, a veces
en tonos conminatorios. Hay que hacer efeciva la República, hay que dar
pasos en esa dirección, pero ¿que forma han de tomar?
De
momento, la acción política gira en torno a la farsa judicial del 1-O y
también las elecciones europeas y municipales. Hay cinco meses de
actividad garantizada. En lo que hace a la farsa judicial, los acusados
quieren convertir el proceso en una denuncia del Estado español como
opresor de las minorías nacionales y contrario al imperio de la ley.
Las
elecciones europeas y municipales se viven como un cierto galimatías.
Los dos campos de la acción política, el proceso y las elecciones,
adolecen de que se dan en el marco de la legalidad española.
Pero
el mandato es avanzar en la República y no actuar a la defensiva del
Estado español (proceso) o en su marco legal (elecciones municipales).
Sin duda ambas cuestiones son esenciales, pero las dos son respuestas a
iniciativas del Estado.
Los
Consells locales son una iniciataiva propia en las actividades de
institucionalización de la República. Forman parte de una tendencia muy
catalana de socializar las cuestiones polítcas, implicar a la sociedad
en ellas. De este modo, creando administraciones paralelas que, como el
Consell de la República, tendrán naturaleza de derecho privado (algo
también muy frecuente en la historia catalana), va emergiendo la
estructura de la República Catalana hasta el momento en que, a un golpe
del hierro, pueda surgir de la cabeza de su padre, vestida y armada,
como Palas Atenea.
Los
"realistas" dicen que eso es pura ilusión y no hay nada que hacer. La
República catalana solo será posible si el Estado español la tolera y,
de momento, no parece ser el caso. Todo es una cuestión de poder. La
política es, según el retruécano de Foucault, la continuación de la
guerra por otros medios y, si es necesario volver a los medios
guerreros, se vuelve.
Pero
la revolución catalana es de nuevo cuño, pacífica y democrática.
Encontrará la salida. Esa que el Estado no ofrece, pues solo defiende el
statu quo, pero tendrá que aceptar por la presión internacional.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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