¿Creían los ingenuos independentistas
que su voto contrario a los PGE no permitiría aprobarlos y hasta
ocasionaría la caída del gobierno? Si lo creían, ya se habrán
desengañado. El frente de la moción de censura se ha roto y el PSOE
retorna al frente del 155, mucho más seguro.
En medio queda Podemos,
tras haber hecho todo lo posible por seducir a los montaraces
catalanes para que firmaran los presupuestos que mantendrían en el poder
este ornitorrinco de un tripartito catalano-español. Se acabó.
Y,
mientras Iglesias sopesaba si le convenía o no ir de visita a Waterloo,
el presidente Puigdemont se ha pronunciado también en contra de los PGE.
Habiendo perdido su utilidad inmediata, una visita ahora del de Podemos
solo podría evidenciar un sospechoso interés en encontrar terreno de
diálogo con los separatistas y eso, en España, se paga.
Tras
haber negociado los presupuestos por la izquierda con el PSOE, Podemos
se encuentra ahora con que este, viéndose rechazado por los indepes,
entra en cambalaches con C's. Hete aquí en realidad el amargo caliz que
Podemos rechazó indignado hace un par de años de una coalición
PSOE-Podemos-C's, pero agravada con la presencia de la carabina pepera.
Su margen de decisión es inversamente proporcional a lo desairado,
ridículo de su posición. ¿Dirían ustedes que se trata de bisoñez, de
delirios de grandeza o de doctrinarismo?
Sánchez
es un ejemplo notable de darwinismo social: supervivencia de los más
aptos y adaptación al medio. El PSOE se presentaba con el lema de "Somos
la izquierda" en la oposición, pero elige la derecha en el gobierno.
Sobre todo, si es frente a los catalanes.
¿Qué
precio tiene esto? Se deja de ser de izquierdas y se deja algo más y
más grave por el camino. Se deja el republicanismo. La ministra Batet
está indignada con IU y Podemos por pedir un referéndum y poner en
cuestión la monarquía.
Su argumentación es ridícula. Dice que hay que
dejar al Rey al margen de la pugna política como
si, en lugar de ser este una figura política, fuera el Espíritu Santo,
el que, según Cañizares hizo España unida. El discurso del PSOE es el
mismo que el del PP y C's. Así que es mejor ir encarando los hechos: el
PSOE es un partido antirrepublicano.
No
sé si toda la militancia estará de acuerdo con eso, pero el partido,
como institución, es un firme pilar de la dinastía y un enemigo de la
República. Un enemigo hipócrita que no hace un año felicitaba el 14 de
abril, pero enemigo que ya se ha declarado.
La República no, que habla catalán. Y tanto. Ayer se constituyó el Consell per la República. Tendremos ocasión de comentarlo.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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