sábado, 27 de octubre de 2018

En medio de la gran crisis política, cacería al Rey… / José Oneto *

La mecha antimonárquica encendida por el partido de Pablo Iglesias en Cataluña, el mismo día que firmaba, con todos los honores protocolarios en el Palacio de la Moncloa, el acuerdo de Podemos con los Presupuestos Generales con el Gobierno, dando vía libre a una reprobación del Rey Felipe VI, actual Jefe del Estado y a la abolición de la Monarquía en el Parlamento catalán, se ha extendido este viernes al Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Barcelona en Comu-Podem en una resolución presentada por la CUP a la que se han sumado el PDeCAT, Esquerra Republicana de Catalunya y el partido de Colau-Iglesias.

Mientras sigue en vigor el ultimátum lanzado por el Presidente de la Generalitat Quim Torra, exigiendo antes de noviembre, una posición clara sobre la celebración de un Referéndum de autodeterminación en Cataluña, y se continúa manteniendo un simulacro de negociaciones sobre los Presupuestos Generales del Estado, que parece dirigir, coordinar e impulsar Pablo Iglesias, sigue un claro desafío al Estado, que el gobierno intenta controlar, ignorando que estamos ante un desafío contra la forma de Estado y contra su representante constitucional el Rey Felipe VI, que se ha limitado, por ahora, a defender el orden constitucional, tras la celebración de un Referéndum el 1 de Octubre del año pasado, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.

Desde ese discurso dirigido a unas autoridades catalanas que “de una manera clara y rotunda,”, decía el Rey, se habían “ situado totalmente al margen del derecho y de la democracia, y pretendían quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común”, el objetivo del independentismo y de los independentistas, ha sido el Rey contra el que han iniciado una autentica cacería personal e institucional, simplemente porque les recordaba a los que habían violado la Ley y “ante una situación de extrema gravedad “ por la que atravesaba Cataluña que “era responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía”.

Esa era la posición defendida por el Jefe del Estado que ha provocado toda una ofensiva y una cacería en toda regla utilizando todo tipo de intrigas, que se inicio con insultos y descalificaciones en las calles y que desemboco en su reprobación en el Parlamento catalán, con el decisivo apoyo, y sobre todo con el estimulo del partido aliado del Gobierno. 

Una reprobación que, probablemente, se extenderá a otros ayuntamientos catalanes y que el Gobierno ha recurrido este viernes ante el Tribunal Constitucional, a pesar del criterio del Consejo de Estado que sostiene que estamos ante una resolución que “no constituye objeto idóneo para su impugnación”, aun reconociendo que se trata de “una declaración política que manifiestamente degrada la forma política del Estado español y los principios democráticos que la Constitución consagra”, y “que comportan una total falta de respeto hacia la más alta Magistratura del Estado”.

Por fin este viernes el Gobierno ha reconocido que esas declaraciones contra el Jefe del Estado y a favor de la abolición de la Monarquia “supone un nuevo intento, como otros anteriores del Parlament, de iniciar un proceso unilateral para la proclamación de una hipotética república catalana”, de lo que se deduce que algo habrá que hacer sobre todo ante esa ofensiva que no solo es independentista, sino también de partidos aliados del Gobierno, como Podemos, cuyo secretario general Pablo Iglesias se ha convertido en principal animador de ese debate sobre el futuro de la Monarquía….Tal como está la situación, evidentemente es el mejor momento…


(*) Periodista y economista



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