jueves, 4 de octubre de 2018

Por vuestro camino no vamos bien / Félix de la Fuente *

Cuando se intenta justificar lo injustificable, lo único que se consigue es hacer el ridículo. Y el ridículo es lo que ha hecho el Parlamento Europeo hace unos meses votando en contra de las listas transeuropeas para las próximas elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán en España el 26 de mayo de 2019. 
 
Como vengo repitiendo últimamente, una lista transeuropea estaría formada por ciudadanos de diversos países de la UE y podría ser votada asimismo en todos los países de la UE. No os penséis que se trata de algo revolucionario que vaya a terminar con el monopolio que tienen los partidos políticos o algo que ponga en peligro sus grandes privilegios monetarios. 
 
Nada de eso. Ni siquiera está dicho el número de personas que podrían conformar estas listas, ni si estarían formadas por personas o personalidades europeas o por los propios partidos políticos y tampoco si serían unas listas abiertas. Sin embargo, sería un cambio de rumbo.

Y ¿cuáles han sido las razones para que el Parlamento Europeo rechazara las listas transeuropeas? Pues, “que es demasiado precipitado, que no se llegaría a tiempo para las próximas elecciones, y que no hay una base jurídica para fundamentar estas listas transeuropeas”. 
 
Claro que estas razones no resisten ni el empuje de un niño de parvulario. ¿Muy precipitado, cuando han tenido cinco años desde las últimas elecciones para haberlo preparado? ¿Qué no hay una base jurídica para fundamentar esta decisión cuando el mismo Parlamento Europeo lo aprobó hace ya 15 años basándose en los informes Rothley y Anastassopoulos y hace ya más de 20 años que se empezó a hablar de un único distrito electoral?

Las listas transeuropeas serían una vía extraordinaria para mostrar a los ciudadanos que debemos caminar juntos para resolver los graves problemas que tenemos los europeos y, sobre todo, para evitar las grandes amenazas que supone la globalización para el sistema social europeo. Sería una puerta abierta para que entrara en la integración europea el aire fresco de la voluntad de los ciudadanos y para elegir a las personas más competentes.

Pues no, el Parlamento Europeo, es decir la institución de debería ser la representante de los ciudadanos, vota en contra de los ciudadanos. Hace 15 años fue el Consejo el que impidió que se llevara a cabo la decisión del Parlamento. Ahora es el Parlamento el que se opone a sus propias decisiones anteriores, cuando resulta que varios jefes de gobierno estarían a favor de las listas transeuropeas, y entre ellos Macron, quien no ha tirado aún la toalla.

Por eso, los que todavía defendemos la integración europea debemos tomárnoslo muy en serío. Votar una lista transeuropea, incluso en el caso de que no llegara a ser oficial, es un VOTO MUY POSITIVO. Para muchos europeístas VOTO NEGATIVO es volver a votar a los mismos partidos que nos han llevado a la situación actual. Y voto negativo sería también votar en blanco.

Votar una lista transeuropea es una llamada de atención a los políticos para decirles: POR VUESTRO CAMINO NO VAMOS BIEN. Tampoco nosotros debemos tirar la toalla.
 
 
 
(*) Ex funcionario de la Comisión Europea

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