ZARAGOZA.- Llegar los ‘brotes verdes’ a la macroeconomía y
comenzar a florecer las ‘empresas de papel’, las instrumentales que
carecen de asalariados y no se dedican a una actividad propiamente
productiva, ha sido todo una: el tejido societario español lleva cinco
años por encima de las 620.000 firmas de ese tipo en un fenómeno que comenzó a crecer con la crisis y que se intensificó, precisamente, cuando comenzó a frenarse la destrucción de empleo, según revela Público.
El Dirce (Directorio
Central de Empresas) del INE (Instituto Nacional del Estadística)
refleja cómo el 40,2% de ellas se han creado en los últimos años, aunque
de ese porcentaje hay que descontar a los autónomos societarios,
trabajadores por cuenta ajena que operan a través de sociedades
limitadas unipersonales y que el año pasado llegaron a 1,22 millones.
Los datos del Dirce revelan un vertiginoso crecimiento
de las ‘empresas de papel’, una vez descontados los autónomos, a partir
de 2010, cuando alcanzaron la cifra de 599.051, tras haber sumado 87.066
en tres años. Tras un diente de sierra, su volumen se situó en 621.307
en 2013, un nivel del que no han bajado desde entonces y que tuvo su
récord en 2014 con 643.211.
Suponen casi una de cada cinco sociedades que operan en
el país, y resulta llamativo cómo su volumen crecía mientras el
conjunto del tejido empresarial se iba achicando con la crisis, entre
cierres, concursos de acreedores y expedientes de regulación de empleo,
para mantenerse en sus mayores niveles cuando este vuelve a aumentar con
la mejora de las variables macroeconómicas. En el tramo más duro de la
crisis, entre 2007 y 2011, aumentaron en más de 100.000 mientras se
disolvían más de 300.000, con un balance final de 222.572 disoluciones.
Las ventajas de la 'empresa de papel'
Normalmente, la finalidad principal de este tipo de
empresas instrumentales es mejorar el margen de beneficio de sus
propietarios, ya sea mediante artificios tributarios o bien
integrándolas en tinglados de facturación con los que cargan a otras
sociedades gastos que estas pueden desgravarse después en el Impuesto de
Sucesiones.
En ocasiones se utilizan para meras labores de
intermediación y también para acumular en ellas bienes patrimoniales
como inmuebles o acciones. Esto último ofrece la posibilidad de reducir
notablemente la carga tributaria en caso de venta o herencia, ya que los
impuestos se calculan sobre el valor de las participaciones societarias
que se traspasan y no sobre el patrimonio que se controla con ellas.
En sectores como el agrario es frecuente desde hace
tiempo crear una sociedad específica para cada explotación, lo que
permite burlar las trabas que la Administración pone al traspaso de
granjas para intentar regular algunos sectores ganaderos. Se vende la
empresa en lugar de la cuadra, algo que nadie puede impedir.
Los efectos de la burbuja del alquiler
La burbuja del alquiler
ha sido una de las actividades que más ha estimulado la creación de
‘empresas de papel’ en España: hay 94.907 sociedades sin asalariados en
este sector, lo que supone tres cuartas partes de las 124.584 que operan
en él, según revelan los datos del Dirce por grupos de actividades económicas, que también indica que un tercio de esas firmas (31.703) han sido creadas a partir de 2011.
La fórmula empresarial ofrece ventajas al
propietario de inmuebles, ya que, entre otros aspectos, le permite
desgravarse gastos como los de mantenimiento, reparaciones y seguros en
el Impuesto de Sociedades, algo a lo que no tendría opción en el IRPF,
donde, en todo caso, hay ventajas fiscales para quien arrienda viviendas
de su propiedad.
En cualquier caso, si a las empresas propietarias de
pisos de alquiler que carecen de empleados se le suman las 18.807
sociedades ‘de papel’ que alquilan pisos por cuenta de terceros, con un
crecimiento de casi el 7% en el último lustro, el sector del
arriendo suma 113.714 firmas de este tipo, lo que lo convierte en uno de
los de mayor presencia instrumental del país.
Ladrillos, comercio, finanzas y seguros
Se encuentra a un nivel similar el ramo del
ladrillo, con más de 110.000 firmas sin empleados que se dividen entre
las 53.103 de la promoción inmobiliaria, las 27.181 de la construcción
de edificios y las 20.953 de los gremios. Son 17.538 menos que hace un
lustro, cuando la burbuja estaba acabando de estallar, aunque eso no
impide que se mantenga como líder en el empleo de firmas instrumentales.
En el comercio se da una presencia algo menor de
este tipo de sociedades, aunque supone otro de los principales focos con
54.410 dedicadas al trasiego al por mayor y otras 39.690 al por menor.
Llama la atención que en este caso el descenso de algo más de 6.000 en
los últimos cinco años (apenas un 1,8%) conviva con un notable repunte
del 1,2% ente las firmas ‘de papel’ que se dedican a la intermediación
mayorista, que ya son 10.864.
Por último, aunque solo con un avance del 3,7%,
destaca también la creciente presencia de este tipo de sociedades en el
sector de las finanzas, los seguros y los fondos de pensiones, en el que
suman ya 7.935, una de cada siete.
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