domingo, 26 de agosto de 2018

Guerrilleros del Apocalipsis / Guillermo Herrera *

Cuando se escucha la palabra guerrilla o guerrilleros la gente se imagina una imagen estereotipada por el Che Guevara, de una partida de tropa ligera, no muy numerosa, compuesta de paisanos sucios y desarrapados, con boina negra, con pinta de asesinos fascinerosos, y cara de muertos de hambre, que se dedica a hacer emboscadas y a pegar tiros en nombre de alguna ideología política de extrema izquierda, o para liberar a un país de una invasión extranjera como en el caso de la Resistencia Francesa. 

La guerra de guerrillas clásica es una táctica militar de conflictos armados que consiste en atacar sin ser visto, hostigando al enemigo en el propio terreno, que conocen muy bien, de las fuerzas defensoras con destacamentos irregulares y dispersos. Actúan mediante ataques rápidos y sorpresivos, infiltrando o interceptando las comunicaciones, volando infraestructuras como puentes y caminos, o capturando armas y provisiones para provocar el desgaste del enemigo.

Por su parte, la llamada "guerrilla urbana" clásica, marxista o nacionalista, tuvo manifestaciones en Europa, con las Brigadas Rojas de Italia o la Fracción del Ejército Rojo en Alemania. También en América Latina, principalmente en la Argentina y Uruguay, la guerrilla actuaba en las ciudades, como de hecho había ocurrido en Argelia y en Irlanda. 

Sin embargo, ninguno de estos estereotipos clásicos se puede aplicar a los guerrilleros de Alberto Canosa, puesto que no es una lucha armada, sino de revelación de enigmas y misterios que se han mantenido ocultos a la humanidad para poder explotarla y abusar de la gente, puesto que el conocimiento es poder y la ignorancia es impotencia y debilidad.

Sus lemas no proceden de Carlos Marx, sino del propio Evangelio oficial, que a pesar de estar manipulado como todo, tiene unas frases liberadoras muy buenas:
  • Y ustedes conocerán la Verdad, y la Verdad los libertará.
  • Todo enigma y todo misterio será revelado al final de los tiempos.
  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia porque ellos serán saciados.
Por lo tanto no es una lucha armada clásica, sino un esfuerzo informativo para revelar enigmas y misterios. No buscan hacer daño a nadie, sino revelar la Verdad para que se libere la gente. Es decir, el máximo beneficio para el mayor número de personas.

Sin embargo, los pocos que viven de explotar, saquear y robar a la humanidad los consideran sus enemigos porque les estropea el negocio de la granja humana S.A. No quieren que la gente despierte ni sepa nada de nada. Sólo que se pasen la vida viendo fútbol, noticias manipuladas, películas violentas, prensa amarilla, y todos los cotilleos estúpidos que proliferan en las redes sociales. Su ideal es robotizar a la humanidad para convertirla en un grupos de zombis hipnotizados por las pantallitas de los móviles mientras los explotan.

La reividicación de esta guerrilla no puede ser más modesta ni más simple: que dejen hablar en televisión a Alberto Canosa, investigador hispano-alemán de enigmas y misterios residente en Westfalia del Norte (Alemania), para que sean los propios televidentes los que decidan por sí mismos si tiene o no tiene razón. Porque al señor Canosa lo han acorralado como a una rata, y lo han silenciado para que no diga ni pío, porque su nombre es tabú y da mucho miedo en todos los medios de comunicación controlados por el sistema. Sólo en Youtube lo dejan hablar, e incluso allí ha tenido problemas.

Yo no estoy aquí para decir si el señor Canosa tiene mucha o poca razón, porque eso lo tiene que decidir cada uno, sino únicamente para defender el derecho a la Libertad de Expresión consagrado en la declaración de derechos humanos de las Naciones Unidas y en la Constitución Española, como patriota que soy de mi propio país, y como Periodista que se ha pasado la vida luchando únicamente para decir lo que pienso, no para imponer nada a nadie, y respetando todas las opiniones. ¿Es esto pedir la Luna? ¿Es esto una utopía irrealizable? ¿O es que quieren que vivamos acojonados, achantados y amedrentados como en una dictadura medieval? ¿Para esto hemos luchado tantas generaciones por los derechos humanos?

Como dijo el Quijote, “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.”


(*) Periodista

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