Mientras en la bancada mayoritaria de la oposición del PP, hoy
huérfano, impera el ruido sobre si son galgos o podencos (Santamaría o
Casado) los que vienen y Albert Rivera se mantiene desconcertado, el
Presidente Pedro Sánchez con sus solos 84 escaños no cesa de fortalecer
su liderazgo como se vio en el debate del Congreso donde presentó
lo esencial del que es su programa político de los próximos dos años
hasta el fin de la legislatura.
Y lo hizo Sánchez engarzando con coherencia sus propuestas y números y
con muy buenos modales frente a una oposición conservadora (con C's ahí
incluidos, por su giro a la derecha) que por boca de Rafael Hernando
desde el PP y Albert Rivera desde C's presentaron un balance catastrófico
del mes y medio del Gobierno de Sánchez y casi anunciando el fin del
mundo.
Lo que Sánchez podía haber desmontado con una sonrisa y diciéndole a
los dos: señor Hernando y señor Rivera yo soy presidente del Gobierno
gracias a vosotros y a vuestros partidos. Gracias a Rivera que, de la
mano del PNV, le aprobó a Mariano Rajoy los Presupuestos de 2018 en
lugar de exigirle las elecciones anticipadas. Y gracias a Hernando, al
PP y sobre todo a Rajoy por no haber dimitido, como yo se lo recomendé,
durante la moción de censura, lo que me ha permitido llegar al poder.
Y esa es la verdad de lo ocurrido. Rivera y Rajoy le han regalado el
poder a Sánchez y ahora se quejan de que Sánchez despliegue sus
políticas sociales, suba los impuestos, refuerce la Ley de la Memoria
Histórica, traslade a otro lugar el cadáver de Franco, controla la RTVE y
acerque al País Vasco los presos de la desaparecida ETA y a Cataluña
los presos del golpe de Estado.
Pero ¿qué esperaban Rivera y Rajoy, que Sánchez gobernara a las
órdenes de la derecha? A Sánchez ya lo conocía muy bien Rivera porque
firmó con él en la primavera de 2016 un pacto de investidura, y también
lo conocía bien Rajoy. Y se supone que porque ambos lo conocían y
confiaban en él tanto el PP como C's decidieron regalarle el poder el
pasado 1 de junio.
O sea que bronca de Hernando contra el Presidente que nombró Rajoy y
otra bronca de Rivera contra el Presidente que él quiso investir. El que
no llegó a La Moncloa por la puerta de atrás, como dicen Rivera y
Hernando, sino de manera legítima, democrática y constitucional a través
de la moción de censura y con la ayuda inestimable de Rivera y Rajoy.
Y que Sánchez hable y pacte con los nacionalistas y con Podemos no es
malo ni mucho menos siempre que todo esto discurra dentro de la ley y
del marco institucional. También pactaron Rajoy y Rivera con el PNV y
nadie se los reprochó. De manera que muchos nervios en la Oposición. En
la del PP porque están a la espera de su nuevo líder y en la de C's
porque han caído en el desconcierto y no saben qué hacer.
Pero el Presidente Sánchez sí sabe lo que quiere y naturalmente tiene
que cuidar a sus ‘socios’ en la moción de censura para agotar la
legislatura. Y ¿lo hará utilizando los Presupuestos con claro interés
electoralista y en pos de un mayor gasto social? Pues ¡naturalmente!,
pues para eso lo llevaron en andas a La Moncloa entre Rivera y Rajoy.
(*) Periodista
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