MADRID.- Bankia sería el mayor damnificado por el impuesto a la banca que propuso Pedro Sánchez antes de su llegada al Gobierno con el objetivo de salvar las pensiones. Al menos así lo establecen los cálculos de Alantra Equities, que estiman que este gravamen supondría una disminución del 11,5% del beneficio neto estimado del banco que preside José Ignacio Goirigolzarri en 2020, publica hoy www.vozpopuli.com.
Para obtener estos resultados, la sociedad de valores
aplica un alza de ocho puntos porcentuales sobre la tasa impositiva
actual de las entidades en España -el incremento que considera necesario
para satisfacer la pretensión del presidente del Gobierno de elevar en 1.000 millones de euros la recaudación y así reducir el déficit de la Seguridad Social-.
En
sus cálculos, la firma presupone, además, que las entidades no
trasladarían al cliente el impuesto en forma de una subida de precios.
Según Pedro Garnica, agente institucional de ventas en Alantra Equities, el impuesto a la banca tendría un mayor impacto sobre los bancos cuyo negocio está concentrado en España, mientras que Santander y BBVA, más diversificadas, serían las entidades a las que menos afectaría la medida.
En
términos relativos, Bankia es la entidad que más reduciría sus
ganancias, con un recorte del beneficio del 11,5%, por delante de
Liberbank (-10,4%), Unicaja (-10,3%), Sabadell (10,1%), CaixaBank
(-9,8%) y Bankinter (-8,8%). Santander y BBVA, serían los menos
perjudicados, con caídas del 2,6% y del 3,6%, respectivamente.
En
términos absolutos, no obstante, el mayor 'mordisco' sobre la cuenta de
resultados sería para Santander, con una disminución de 274 millones de
euros, seguido de CaixaBank (256 millones), BBVA (199 millones), Bankia
(130 millones), Sabadell (119 millones), Bankinter (58 millones),
Unicaja (28 millones) y Liberbank (18 millones).
Garnica descarta que el impuesto a la banca se vaya a
materializar durante el primer año y medio de Pedro Sánchez en el
Gobierno, en el supuesto de que complete la legislatura. En concreto,
otorga menos de un tercio de probabilidades a que la propuesta se haga
efectiva en 2018 o 2019.
"El compromiso para respetar los Presupuestos Generales del Estado
(PGE) implica que el riesgo no se materializará antes de 2019, como muy
pronto", apunta Garnica, que, en cambio, considera que las entidades
podrían gestionar este impacto.
"La banca continua
siendo nuestro sector preferido en el mercado español, ya que esperamos
una normalización gradual de los tipos de interés, nuevas mejoras en la
calidad de los activos, una estabilización de los volúmenes en 2018 y un
ligero crecimiento desde 2019, al tiempo que prevemos una nueva ronda
de consolidación en los próximos 24 meses", argumenta.
Desde
el sector financiero se percibe la medida planteada por Pedro Sánchez
como injusta. "No tiene un sentido de justicia", aseguró la semana
pasada Gonzalo Gortázar, consejero delegado
de CaixaBank, que defendió, además, que muchas entidades contribuyeron
mucho para resolver los problemas del sector durante la crisis.
"Imponer una tasa impositiva diferente no se justifica", comentó la presidenta Banco Santander, Ana Botín, a comienzos de año, mientras que el presidente de BBVA, Francisco González,
fue más crítico todavía: "Soy mayor para escuchar estas cosas. Las
había oído antes, pero más en países como Bolivia que en Europa. No creo
que sea la solución".
De hecho, las entidades tienen
claro que es un error, pues en caso de implantarse, se acabaría
repercutiendo sobre el cliente el impuesto mediante un alza de los
precios de los productos bancarios, según aseguraron fuentes
financieras.
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