domingo, 13 de mayo de 2018

El laberinto de Siria / Guillermo Herrera *

He escuchado tantas interpretaciones contradictorias sobre la lluvia de misiles en Siria el viernes 13 de abril que es para volverse loco. Me da la impresión de que nos están desinformando para ocultar la verdad que se halla entre bambalinas.
 
Lo más sencillo es seguir la pista del dinero como dice la policía. Resulta que Trump había invertido mucho dinero en la empresa de tecnología militar Raytheon que fabrica los misiles Tomahawk y sus acciones han subido como la espuma después del bombardeo. Pero también los rusos se han puesto las botas vendiendo sus sistemas antimisiles. O sea, que los dos bandos han ganado mucho dinero, porque la guerra es un negocio.

Hay muchas cosas raras en este tema. Parece ser que el ataque estaba pactado con Rusia porque esta potencia no activó sus sistemas de defensa, y que los edificios destruidos estaban abandonados, y por supuesto no contenían armas químicas.

Respecto al uso de armas químicas, fue un ataque de bandera falsa, como siempre, destinado a provocar la tercera guerra mundial, que sigue fracasando como es habitual. El presidente de Siria puede ser malo pero no tiene un pelo de tonto como para cometer tal estupidez después de haber ganado la guerra. Pero es muy peligroso herir el orgullo de un gigante como Rusia que puede ganar una guerra sin disparar un tiro gracias a sus sistemas avanzados de guerra electrónica y armas de pulso electromagnético.

Parece absurdo atacar antes de investigar el tema, como se hizo con las supuestas armas de destrucción masiva de Irak. Son gente de gatillo fácil como en el lejano oeste, que disparaban antes de preguntar. Por el contrario Putin puede tener muchos defectos, pero es un líder prudente y reflexivo que se piensa mucho las cosas antes de actuar. De hecho lo han convencido para no entrar en una escalada militar contra Estados Unidos.

Para entender la reacción de Trump, hay que conocer su situación interna, que es muy complicada en este momento. Parece ser que ha hecho un paripé para contentar a la facción militar del estado profundo que se le ha subido a las barbas.

He sabido que Donald Trump fue reclutado por la inteligencia militar de la facción patriota del ejército, que tiene mucho poder en el Cuerpo de Marines, para entrar el política y llegar a la Casa Blanca. Pero ahora está reaccionando la otra facción militar del estado profundo, que lo tiene acorralado. Por eso trata de dar una de cal y otra de arena, para mantener contentos a todos.

Trump llegó al poder para “drenar el pantano”, es decir, para hacer una purga del corrupto estado profundo heredado de Obama, pero actualmente esta limpieza está paralizada debido a la reacción de los personajes muy poderosos a los que se enfrenta.

Suena hipócrita hablar de preocupaciones humanitarias después de los bombardeos de Arabia Saudita en el Yemen o de la masacre de palestinos en Gaza, que no ha sido denunciada por la diplomacia estadounidense. Por lo tanto todo esto suena a un montaje más.

Mi corazón me dice que no hay motivo de preocupación por este tema, pero que seguirán intentando ataques de bandera falta para liar la de San Quintín. Fracasarán, con la ayuda de Dios y de sus ángeles.



(*) Periodista independiente

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