En la cumbre litúrgica del nacionalismo vasco, Andoni Ortuzar,
presidente del PNV, ha suscrito al ciento por ciento la dialéctica del
separatismo catalán alzado contra la Constitución española refrendada
por la Unión Europea, desde Alemania en adelante, partiendo de la
casuística del caso Puigdemont, condenado como sus cómplices, por la
violación del marco constitucional.
Que no por la voluntad de este
Gobierno, servidor del Estado de Derecho mientras no se demuestre lo
contrario.
La complicidad sectaria del nacionalismo vasco con la delincuencia
del separatismo catalán se ha venido a posicionar en esta circunstancia
de ahora por la vía de la aberrante imprecisión semántica, cuando
Ortuzar afirmó en la celebración de este mismo Aberri Eguna ha venido
decir que “nosotros no queremos gente en la cárcel por defender ideas
políticas”,… añadiendo “los queremos en casa ya”.
Quienes se encuentran
en prisión desde militancias en la vida política de Cataluña, no han
llegado a su actual tesitura por sus ideas sino por sus conductas
infractoras de los límites de la Ley y del Derecho. Y ha sido así por
resoluciones de los Jueces. Que no de los policías ni de la Guardia
Civil.
Junto al desbarrar del señor Ortuzar, merece referencia, asimismo, la
complicidad política objetiva del socialista Sánchez, supuestamente
político “constitucionalista”, en su oposición a la demanda del Partido
Popular cuando le pide “cinco votos al azar” del PSOE para “evitar el
chantaje del PNV“ en la aprobación de los Presupuestos.
(*) Periodista y abogado
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