El caso Cifuentes-Universidad Rey Juan Carlos es un típico “cisne
negro” que siembra confusión y catástrofe. Si al Partido Popular no le
sobraban problemas hace pocos días, el master de la señora Cifuentes ha
abierto un boquete que requiere soluciones drásticas y urgentes.
La
tentación de surfear el problema, dejarlo correr, abrir una
investigación para ganar tiempo y dejar que éste vaya cicatrizando la
herida por la ley de la gravedad (un nuevo problema resta gravedad al
anterior y ayuda a olvidarlo) suele ser irresistible, pero también puede
ser inútil porque este “cisne” es demasiado negro como para ir
diluyéndose con el tiempo.
Mañana Cifuentes tiene una cita en la Asamblea de Madrid para
explicar lo inexplicable, pero la acumulación de hechos probados que
arruinan las explicaciones construidas por la universidad y la afectada
dejan poco margen para poner punto final al caso y empujan a la
presidenta madrileña hacia la dimisión y el abandono de la política.
Si
insiste, el seguir el problema se puede complicar una vez que entre la
justicia a investigar y armar una acusación de imprevisibles
consecuencias para cuantos han gestionado el dichoso master y otros
semejantes que pueden entrar en el radar de la investigación y enredar a
la Universidad en una madeja peligrosa.
El currículum de la señora Cifuentes luce otro master en Asuntos
públicos y gestión de empresas del instituto Universitario Ortega y
Gasset (adscrito a la Complutense) sobre el cual nadie ha investigado
pero que debilitaría la explicación del interés de la alumna para añadir
a su licenciatura otra titulación habilitadora para cursar el
doctorado.
La carrera política de Cristina Cifuentes es larga: casi 40 años:
empezó a los 16 años como militante de las juventudes de Alianza
Popular, figuró en la cola de las primeras listas electorales, para
llegar a la Asamblea de Madrid el año 1991 (con 27 años) donde ha
ocupado asiento hasta 2012, cuando fue designada Delegada del Gobierno
en Madrid. Volvió a la Asamblea el año 2015, como paso previo a ocupar
la Presidencia de la Comunidad y luego del PP de Madrid.
Una larga y continuada carrera política que tropieza con una trampa
estúpida por innecesaria e imprudente. Una trampa que pone en aprietos a
varios catedráticos de la Universidad Rey Juan Carlos que acumula
sospechas de trapacería y favoritismo en su corta y poco ejemplar
trayectoria.
El “cisne negro” Cifuentes estalla en el momento menos
oportuno para Rajoy y el PP, en vísperas de una Convención que huele a
funeral, con los Presupuestos empantanados y con las encuestas emitiendo
música de retirada en desbandada ante lo que anuncian.
Cristina Cifuentes decidió resistir y combatir, amenazó con una
querella (criminal, ¿cómo no?) de la que no hay noticia por ahora. Su
entorno advierte que habrá sorpresa mañana, pero huelle a amaño que
puede complicar el caso y enredarlo arrastrando cómplices necesarios
para sortear requisitos.
Cuantos tienen mínima experiencia universitaria en materia de
matriculación, calificación y titulación señalaron desde primera hora
que el caso olía a podrido, que las explicaciones eran inverosímiles y que
el cisne era negro, negrísimo.
(*) Periodista y politólogo
No hay comentarios:
Publicar un comentario