lunes, 2 de abril de 2018

El caso Cifuentes huele a difunto político / Fernando G. Urbaneja *

El caso Cifuentes-Universidad Rey Juan Carlos es un típico “cisne negro” que siembra confusión y catástrofe. Si al Partido Popular no le sobraban problemas hace pocos días, el master de la señora Cifuentes ha abierto un boquete que requiere soluciones drásticas y urgentes. 

La tentación de surfear el problema, dejarlo correr, abrir una investigación para ganar tiempo y dejar que éste vaya cicatrizando la herida por la ley de la gravedad (un nuevo problema resta gravedad al anterior y ayuda a olvidarlo) suele ser irresistible, pero también puede ser inútil porque este “cisne” es demasiado negro como para ir diluyéndose con el tiempo.

Mañana Cifuentes tiene una cita en la Asamblea de Madrid para explicar lo inexplicable, pero la acumulación de hechos probados que arruinan las explicaciones construidas por la universidad y la afectada dejan poco margen para poner punto final al caso y empujan a la presidenta madrileña hacia la dimisión y el abandono de la política. 

Si insiste, el seguir el problema se puede complicar una vez que entre la justicia a investigar y armar una acusación de imprevisibles consecuencias para cuantos han gestionado el dichoso master y otros semejantes que pueden entrar en el radar de la investigación y enredar a la Universidad en una madeja peligrosa.

El currículum de la señora Cifuentes luce otro master en Asuntos públicos y gestión de empresas del instituto Universitario Ortega y Gasset (adscrito a la Complutense) sobre el cual nadie ha investigado pero que debilitaría la explicación del interés de la alumna para añadir a su licenciatura otra titulación habilitadora para cursar el doctorado.

La carrera política de Cristina Cifuentes es larga: casi 40 años: empezó a los 16 años como militante de las juventudes de Alianza Popular, figuró en la cola de las primeras listas electorales, para llegar a la Asamblea de Madrid el año 1991 (con 27 años) donde ha ocupado asiento hasta 2012, cuando fue designada Delegada del Gobierno en Madrid. Volvió a la Asamblea el año 2015, como paso previo a ocupar la Presidencia de la Comunidad y luego del PP de Madrid.

Una larga y continuada carrera política que tropieza con una trampa  estúpida por innecesaria e imprudente. Una trampa que pone en aprietos a varios catedráticos de la Universidad Rey Juan Carlos que acumula sospechas de trapacería y favoritismo en su corta y poco ejemplar trayectoria. 

El “cisne negro” Cifuentes estalla en el momento menos oportuno para Rajoy y el PP, en vísperas de una Convención que huele a funeral, con los Presupuestos empantanados y con las encuestas emitiendo música de retirada  en desbandada ante lo que anuncian.

Cristina Cifuentes decidió resistir y combatir, amenazó con una querella (criminal, ¿cómo no?) de la que no hay noticia por ahora. Su entorno advierte que habrá sorpresa mañana, pero huelle a amaño que puede complicar el caso y enredarlo arrastrando cómplices necesarios para sortear requisitos.

Cuantos tienen mínima experiencia universitaria en materia de matriculación, calificación y titulación señalaron desde primera hora que el caso olía a podrido, que las explicaciones eran inverosímiles y que el cisne era negro, negrísimo.


(*) Periodista y politólogo



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