miércoles, 18 de abril de 2018

El sistema de pensiones hace aguas a marchas forzadas pero el presupuestario no aguanta / Luis Alcaide *

Más ma­ni­fes­ta­cio­nes. Pensionistas man­te­niendo su reivin­di­ca­ción por la pér­dida de su ca­pa­cidad ad­qui­si­tiva, pero al mismo tiempo mu­chos votos en juego. Administradores pú­blicos atri­bu­lados por la sos­te­ni­bi­lidad del sis­tema y tri­bu­ta­rios del Gobierno. Interviene Luis Linde, go­ber­nador del Banco de España, que muestra una cara buena y una mayor cor­dia­lidad hacia los pen­sio­nis­tas. 

Pero el gobernador no puede, por otro lado, olvidar como el envejecimiento de la población dispara el gasto social en pensiones, cuidados sanitarios y domésticos. La Comisión Europea calcula que llegarán al 21% del PIB en 2050; es decir, dos puntos por encima del gasto actual del 19% del PIB.

El gobernador también subraya que las reformas aprobadas para encauzar el gasto de las pensiones van a recibir un caudal de ingresos suplementarios gracias a la buena marcha de la economía, que dará paso a una recaudación más elevada, sobre todo si suben los salarios. El mensaje ha cambiado: más ingresos aunque se mantenga la contención en los recortes.

El sistema público español de Seguridad Social consta de dos partes. La más importante descansa sobre las aportaciones de los trabajadores en tanto que la segunda se nutre con partidas presupuestarias ajenas a las cotizaciones. Éstas partidas financian las pensiones mínimas no contributivas. Esta doble fuente de financiación explica que mientras el gasto de las pensiones contributivas en 2017 supuso el 10,6% del PIB, el gasto total de la Seguridad Social se elevó al 11,7% del PIB.

Las proyecciones demográficas para quién se jubila a los 65 o 67 años avanzan la buena noticia de una esperanza de vida de 86 años, de las más altas de Europa y que, de acuerdo con las predicciones demográficas llegaría hasta los 90 para las siguientes generaciones.

El incremento de la esperanza de vida contrasta con una tasa de fertilidad de 1,3 niños por mujer en edad de procrear. La población española se reduciría, de acuerdo a estas previsiones, en un 12% en un próximo futuro, y eso contando con una inmigración neta de 3 millones de personas. El resultado es que la proporción de trabajadores activos por pensionistas descenderá de 4 a 1 a menos de 2 a 1.

Este escenario demográfico ya motivó la adopción de una serie de reformas en 2011 y 2013 en la estructura del Pacto de Toledo. Las reformas introducían en primer lugar un Índice de Revaluación de las Pensiones que abandonaba el automatismo de la correlación con el IPC.

La consecuencia es esa modesta revaluación del 0,25% para todas las pensiones superiores a 860 euros por mes; las pensiones comprendidas entre 700 euros y 860 euros subirán un 1% y un 1,5% para aquellas inferiores a 700 mensuales. Por otro lado, las pensiones de viudedad crecerán un 2% y las pensiones mínimas no contributivas un 3%. En cualquier caso, unos 5 millones de pensionistas pierden capacidad adquisitiva.

Una dura realidad que exigía transparencia y explicaciones para responder a las tres preguntas dramáticas que plantea el FMI.:
  • 1º ¿Cuál es la cantidad aceptable como pensión de jubilación?
  • 2º ¿Cuál es la parte de la pensión de jubilación garantizada por el Sistema Público?
  • 3º ¿Cuáles deben ser los beneficios de los pensionistas frente a otras necesidades sociales como la sanidad y la educación?.
Preguntas dramáticamente presentes cuando el Sistema ha pasado de superávit a déficit desde el año 2009.

El gobernador ha dejado caer en el Congreso de los Diputados la responsabilidad de la viabilidad y sostenibilidad del Sistema de Pensiones. El Pacto de Toledo ha sobrevivido a la Gran Recesión pero gracias a la ayuda de una financiación ajena vía un incremento de la deuda pública.

Es la hora de un esfuerzo de realismo para mantener una cobertura que alcance a todos los jubilados sin que los equilibrios presupuestarios salten por los aires. Evitar el caso de Grecia aplicando reformas estructurales como la de remover el tope máximo de cotización (no existe en muchos otros países de Europa), congelar las pensiones más elevadas (nuestro Sistema es más generoso que el de otros países europeas con una mayor renta por habitante), aumentar también la edad de jubilación en unos años como también han hecho ya otros países de la UE.

Al margen del propio Sistema, el acopio de ingresos para hacer frente a su sostenibilidad, podría apoyarse en una subida del IVA en grupos bien estudiados de productos, así como también un incremento de los tipos del IRPF para las rentas por ejemplo, superiores a los 100.000€ anuales.

La protección social es clave en una economía democrática abierta; es la medida más eficaz contra la xenofobia o el nacionalismo separatista. Cuando se constituyó el Pacto de Toledo (6 de abril de 1995) se le encargó a sus Administradores el “análisis de los problemas estructurales del Sistema de Seguridad Social y las principales reformas que deberían acometerse”.

El origen del Pacto fue una propuesta de Convergència i Unió, ¿Estarían ahora los señores Puigdemont y Junqueras dispuestos a colaborar con otras fuerzas políticas para analizar la cuantía y evolución de las pensiones de todos los ciudadanos de Cataluña y del resto de España? La intervención del Gobernador abre una ventana de posibilidades para la negociación.


(*) Economista del Estado


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