lunes, 12 de marzo de 2018

El sacerdote diocesano Pascual Saorín, nuevo vicario general de la diócesis de Takamatsu en Japón


MURCIA.- Tras obtener la licenciatura en Teología Pastoral en la Universidad Pontificia de Salamanca, el sacerdote diocesano Pascual Saorín llegó el pasado mes de octubre a la diócesis de Takamatsu en Japón. Tras el periodo de estudio en Madrid, Saorín, natural de Cieza, regresaba por segunda vez al país nipón, ya que anteriormente estuvo destinado en la archidiócesis de Osaka, desde 2001 a 2015.

El Obispo de Takamatsu, Mons. Eijiro Suwa (su nombre cristiano es Juan Apóstol), le ha nombrado vicario general de esta diócesis que es una de las más pequeñas de Japón. Comprende cuatro provincias de la isla de Shikoku: Kochi, Matsuyama, Tokushima y Kagawa, cuya capital Takamatsu es la que da el nombre a la diócesis. Se trata de una isla situada al sudeste de Japón, muy montañosa y rural, con mayor vida industrial en las zonas costeras. Tiene unos seis millones de habitantes, de los cuales sólo unos 4.500 son católicos. 
“Sí, no es un error. Una diócesis de 4.500 cristianos, con una veintena de parroquias y poco más de treinta sacerdotes que han de abarcar una zona muy amplia, montañosa y de un budismo muy profundo. Es decir, cualquier párroco en nuestra diócesis de Cartagena tendría más cristianos que toda esta diócesis junta... 
Ahora bien, se trata de una zona misionera y por ello todo el enfoque está dirigido a la evangelización”, explica Saorín. Una misión que se lleva a cabo también a través de muchas guarderías, escuelas y universidades, así como hospitales. “Yo mismo trabajo ya en una parroquia (Marugame), además de otra de la que me haré cargo desde abril (Zentsuji), en una guardería y también, desde abril, estaré en la cárcel provincial de Takamatsu, como capellán de prisiones”, destaca el misionero.
La Iglesia es muy reconocida en Japón por su labor social, sanitaria y educativa. Según Pascual Saorín, son muchos los cristianos de corazón que no acaban de dar el paso para recibir el Sacramento del Bautismo, “pero en su interior reconocen a Jesucristo como alguien más que un profeta y la Virgen María ocupa también un lugar muy importante en la espiritualidad de muchos japoneses, sobre todo de los que han pasado por las escuelas católicas”.
Con “sorpresa y responsabilidad”, así asegura que vive este nombramiento a través del cual el obispo de Takamatsu le ha pedido que aporte nuevas ideas para la evangelización en esta diócesis donde tienen problemas para para mantenerse sin ayuda externa. “La situación es precaria, así que no tenemos más remedio que trabajar más con menos medios. Japón es un país en crisis, una crisis muy profunda en todos los sentidos. La Iglesia no se escapa de esta realidad poco alentadora, aunque ello supone un motivo más para redoblar la esperanza”.
Desde la misión en Japón, Pascual Saorín pide oraciones a su Iglesia diocesana de origen. “Como cura de la diócesis de Cartagena trataré de llevar la fe de nuestra Iglesia a estas tierras. Pido para ello muchas oraciones por las misiones y los misioneros, así como generosidad a los sacerdotes de nuestra diócesis para prolongar el "sí" vocacional que le dimos al Señor y extenderlo a regiones y ámbitos donde el mensaje de libertad del Evangelio todavía no es conocido o está desvirtuado. Si la Iglesia no es misionera, no es Iglesia. Existimos para evangelizar”.

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