Es la prueba
del 15, pone el dedo en la llaga y provoca más de un escalofrío con
sólo intentar adivinar qué viene después. Esta es la prueba: durante
los últimos 15 años, el número de puestos de trabajo tecnológicos
en las ciudades dentro de la Unión Europea se ha incrementado en un
15%, y el número de empleos manuales de baja cualificación en
áreas rurales se ha reducido en otro 15%. Es una de las recetas más
explosivas que tal vez explica el auge de los populismos.
Lo
dice Kristalina Georgieva, y sabe de lo que habla. No sólo porque sea
la directora general del Banco Mundial, sino porque durante bastantes
años fue comisaria y vicepresidenta de la Comisión Europea. En unas
declaraciones a Financial Times con motivo de la publicación este jueves
de un informe sobre las desigualdades regionales en la UE, Georgieva no
puede por menos que llamar la atención sobre esos europeos con menos
formación: ‘Si no se les presta atención, hay riesgo de que se sientan
excluidos, desilusionados, abandonados; serán terreno fértil para el
populismo’.
Arup Banerji, otro alto funcionario del Banco Mundial al frente de la
sección de la UE, hace en The Daily Telegraph otro comentario
desalentador: ‘La UE está creciendo, pero los europeos no están
creciendo unidos’. Es otra forma de referirse al desfase norte-sur,
este-oeste, antiguos-nuevos miembros. Un desfase que en términos
generales se ha reducido, según el informe, al avanzar la convergencia.
Por ejemplo, en los 15 años 2000-2015, Polonia ha remontado desde el 50%
de la media de la UE en renta per cápita al 69%.
Pero esa convergencia ‘enmascara crecientes desigualdades’ dentro de
cada país. Vuelve a hablar Georgieva: ‘Nuestro diagnóstico dice que la
máquina de convergencia de la UE todavía funciona, pero no para todos’. O
sea, que se materializa la terrible premonición de Orwell en ‘Rebelión
en la granja’ sobre que ‘todos somos iguales pero unos somos mas iguales
que otros’.
Algunos datos del informe insisten en la desaparición de trabajos
manuales: los países que más se resienten son Bulgaria, Italia, Grecia,
Rumania, Eslovenia, Hungría, Letonia y Austria. Y sobre la educación, en
algunos países más del 30% de los jóvenes de 15 años no llegan a un
nivel mínimo de alfabetización o conocimientos básicos. Se trata de
Bulgaria, Rumania, Grecia, Malta y Eslovaquia. Pero es que hay otros,
incluida toda una Francia ilustrada, en los que esa falta de formación
supera el 20%.
Como los datos del informe se detienen en 2015, España aparece en
otra categoría para no enorgullecerse: junto a Italia y Grecia, se
alineaba durante la crisis entre los países con bajo crecimiento. Ahora
ya lleva casi cuatro años en los puestos de cabeza. En un análisis más
general, la teoría y la tendencia de que los países con baja renta
crecían con mayor rapidez se está resquebrajando. Ahora hay riesgo de
que en ausencia de buena formación en las nuevas tecnologías, esos
países más atrasados también queden a la cola en crecimiento.
La brecha en productividad tampoco es alentadora. En el quinquenio
2011-2016, el aumento medio de la productividad en los países ricos del
norte de la UE fue del 1,5%, mientras en los países del sur se quedó en
un pobre 0,2%.
Un gráfico en el Telegraph sobre el aumento del valor añadido por
hora trabajada da perfectamente la medida de la desigualdad: con una
media 0 en Reino Unido como punto de referencia, España está justo por
encima, un 2% más. Pero en Luxemburgo es un 78% más, en Irlanda un 72%
más y hasta en Italia un 12% más. Por debajo: República Checa (-24%),
Portugal (-31%), Hungría (-32%) y Polonia (-38%). Todo en datos de 2015.
Corolario: más desigualdad, menos convergencia, como dice Georgieva:
si durante los últimos 60 años la UE ha sido un motor de prosperidad
para los países miembros y para sus habitantes, en la actualidad ‘la
máquina se detendrá a menos que se tomen medidas para garantizar que la
gente se beneficie en la misma medida’.
En tales circunstancias, no es de extrañar el dato de una encuesta
recogida en el informe: más de la mitad de los europeos no confían ni en
sus Gobierno ni en la UE para la solución de sus problemas. Ahí está el
renacimiento del populismo.
(*) Periodista
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