MURCIA.- El Consejo de Gobierno ha aprobado hoy a
propuesta de la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente la
declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial a la vela latina y
los oficios y saberes relacionados con su práctica.
Esta
decisión está justificada por la singularidad de la vela latina, ya que
no existe en la Región otra manifestación similar que aúne destreza,
conocimiento de la carpintería de ribera tradicional y relación íntima
con su medio natural.
Además, destaca su autenticidad, ya que ha sido
utilizada durante siglos en la costa regional, ceñida en la actualidad
al Mar Menor y la dársena de Cartagena, y cuenta con la integridad
derivada de la transmisión secular de los oficios y saberes
tradicionales para la construcción de las embarcaciones y su manejo.
Según
el extenso informe aportado por la Escuela Técnica Superior de
Ingeniería Naval y Oceánica de la Universidad Politécnica de Cartagena,
"la navegación a vela latina es el resultado de usos y costumbres que
comporta un conocimiento técnico de indudable valor en el saber
histórico de la navegación.
El rico patrimonio cultural que resulta de
esta relación entre hombre y medio ambiente merece ser atendido y
conservado, máxime cuando muchas de estas prácticas son ejemplo de
sostenibilidad, esenciales incluso para la conservación de la diversidad
biológica".
Orígenes
Los
pescadores artesanales locales son los que han hecho posible que haya
pervivido este tipo de navegación que, según los expertos, proviene de
la cultura árabe, aunque sus orígenes se encuentran en el Nilo, en la
época greco-romana y el mundo bizantino, y cuyo nombre (vela latina) fue
dado por navegantes del norte y centro de Europa.
A
pesar de que la vela latina fue sustituida en los grandes navíos por la
cangreja en el siglo XVIII, siguió utilizándose en la pesca costera
hasta la aparición de la propulsión a motor, momento en el que los
barcos de vela latina fueron perdiendo importancia. Entre estas
embarcaciones destacaron sobre todo el falucho y el laúd y su
tripulación oscilaba entre siete u ocho personas.
A
comienzos de los años veinte del siglo pasado las embarcaciones latinas
se usaban en las artes de arrastre, sobre todo en el Levante
peninsular. Se calcula que en esa época había más de 1.500 barcos y
todavía hoy sigue utilizándose esta clase de embarcación en gran parte
del litoral mediterráneo, así como en el Mar Rojo, Golfo Pérsico y Mar
de Arabia.
En nuestro país se
mantiene en uso un pequeño número con fines deportivos (existen las
categorías de 21, 33 y 42 palmos de eslora) y un estudio aporta que en
la Región hay un total de 54 embarcaciones de vela latina censadas,
siendo las más antiguas, casi centenarias, de 42 palmos.
Las
primeras regatas a vela latina se iniciaron en el entorno de los
pescadores, con motivo de la Virgen del Carmen y de San Ginés. El Club
Náutico de Santa Lucía, originariamente Asociación Deportiva del
Levante, se creó en 1953 para organizar el deporte de la vela latina en
Cartagena y en 1986 se inscribió en el registro de asociaciones
deportivas de la Región. En la actualidad, esta práctica está regulada
por la Federación de Vela de la Región de Murcia.
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