MADRID.- La Seguridad Social ha abonado ya el último pago del año a los pensionistas, un total de 9,58 millones de prestaciones que han costado más de 8.881 millones de euros al sistema solo en diciembre. La nómina de pensiones no deja de crece y marca un nuevo récord histórico
cada mes como consecuencia del envejecimiento de la sociedad y también
del coste de las nuevas pensiones, que son cada vez más generosas, a juicio de El Confidencial.
El número de pensiones de jubilación que superan los 2.000 euros al mes se ha disparado un 370% desde 2007,
antes del estallido de la crisis económica. Esto significa que en unos
años muy complicados para las cuentas públicas, algunos nuevos jubilados
han sido los beneficiados de la solidaridad intergeneracional. La Seguridad Social paga actualmente más de 755.000 pensiones de jubilación de más de 2.000 euros netos cada mes, casi cinco veces más de las que había hace una década, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
El crecimiento ha sido exponencial. Durante los años de la burbuja
apenas se llegaron a acumular 160.000 pensiones de jubilación de más de
2.000 euros y en apenas tres años ya se había doblado esta cuantía. En
los primeros años de la crisis estas prestaciones llegaron a crecer a ritmos del 30%
anual, incorporando más de 50.000 pensiones nuevas cada año. Este
porcentaje se ha ido corrigiendo, pero no porque el crecimiento sea más
lento, sino porque la base es mayor. En el último año ha aumentado el
número de pensiones de más de 2.000 euros en casi 62.000 prestaciones.
A día de hoy, el crecimiento de las pensiones altas es mucho más rápido
que el del resto, lo que carga de nuevos gastos al sistema cada mes que
pasa. El conjunto de pensiones de jubilación crece a ritmos del 1,7%
interanual, mientras que las que superan los 2.000 euros se incrementan a
ritmos próximos al 9%. Tal avance provoca que cada vez
tengan una participación mayor en el sistema y, por lo tanto, generen
más presión sobre las pobres cuentas públicas de la Seguridad Social.
En los años de la burbuja menos del 4% de las pensiones de jubilación superaban los 2.000 euros, ahora son casi el 13% del total.
Esto significa que uno de cada 10 jubilados (con prestación
contributiva) cobra más de 2.000 euros cada mes. Una cuantía que no se
puede sufragar solo con cotizaciones, dado que el mercado laboral se ha deteriorado mucho, lo que hace que la Seguridad Social vaya acumulando deudas de miles de millones.
No solo crece el número de pensiones de más de 2.000 euros al mes,
además son cada vez más altas. Por ejemplo, en noviembre se pagaban ya 570.000 jubilaciones de más de 2.200 euros al mes, lo que significa que en la última década se han disparado un 470%. Además, actualmente hay casi 32.000 jubilados que cobran más de 2.573,7 euros mensuales. Esta es la pensión máxima
establecida por el Gobierno, que solo se puede superar si el jubilado
ha prolongado su vida laboral más allá de la edad ordinaria de
jubilación y entonces recibe un 'plus' por su aportación al sistema.
El número de pensiones de más de 2.000 euros mensuales seguirá creciendo a este ritmo
alto durante un año más si no se introducen cambios normativos antes,
escenario que es descartable, ya que cualquier modificación requerirá un
periodo de adaptación para que los futuros pensionistas puedan
adaptarse. Esto significa que la Seguridad Social acumulará más de
60.000 nuevas pagas de jubilación que superen los dos millares de euros.
A partir de 2019 esta tendencia cambiará, ya que empieza a funcionar el
factor de sostenibilidad, un ajuste para las nuevas pensiones que adapta la prestación inicial
que percibe un trabajador cuando se jubila a su esperanza de vida en
ese momento. Si los mayores van a vivir cada vez más años, se reduce la
cuantía que cobran cada mes para así adaptar lo que van a percibir hasta
que fallezcan con lo que han aportado. El factor se contempló por
primera vez en la reforma de las pensiones del gobierno de José Luis
Rodríguez Zapatero en 2011, pero no se concretaron cifras concretas. Fue
con la reforma de 2013
de Mariano Rajoy cuando se determinó que empezaría a funcionar en 2019 y
que se revisará cada cinco años para actualizarlo a la esperanza de
vida.
El factor de sostenibilidad
reducirá la cuantía inicial de todas las pensiones, por lo que será más
difícil que los trabajadores tengan derechos acumulados para percibir
más de 2.000 euros al mes. Esto no significa que no vaya a seguir
creciendo este número de prestaciones, simplemente lo hará a menor ritmo para evitar que los gastos de la Seguridad Social crezcan tan rápido como lo están haciendo en los últimos años.
Desde el estallido de la crisis la pensión media de jubilación
se ha disparado un 40%, pasando de los 766,5 euros a superar los 1.070
euros en diciembre (todo en términos nominales, esto es, sin descontar
la inflación). Tal subida supone un gran esfuerzo para
las generaciones de trabajadores, que además de pagar sus cotizaciones,
ven cómo el Fondo de Reserva (la famosa hucha de las pensiones), se ha
vaciado y la Seguridad Social empieza a acumular deuda.
En este periodo de bonanza para las pensiones ha sido de grave crisis para el empleo. El salario medio ha subido menos de un 11%
(en buena medida porque se han expulsado a los trabajadores más
precarios), casi cuatro veces menos. La pensión media también ha crecido
mucho más rápido que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ha subido desde 2007 un 24%, poco más de la mitad.
Además, la Seguridad Social ha perdido un millón de afiliados respecto
al máximo alcanzado antes de la burbuja. Según los datos del INE, el
coste salarial por trabajador bruto para las empresas es de 2.500 euros
al mes (incluidas las cotizaciones). Si se aplica un tipo de cotización del 28,3% (que es el del Régimen General), hacen falta casi tres trabajadores
para abonar una sola pensión de 2.000 euros. Proporciones que no
encajan con la realidad del mercado laboral español y que de alguna
forma se tendrán que cuadrar en el futuro.
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