Manuel Azaña fue detenido en Barcelona y encarcelado
junto a Lluís Companys en el buque Uruguay, a raíz de la proclamación
del estado catalán, el 6 octubre de 1934. El político republicano que,
de paso por la ciudad, fue acusado de “haber excitado a los catalanes a
ponerse en pie de guerra”, escribió en sus memorias: “La libertad no
hace felices a los hombres; los hace, sencillamente, hombres”.
Viendo a
los exconsellers que salieron con una fianza de cien mil euros de
la prisión, es posible que tuvieran esta misma sensación de recuperar su
individualidad más allá de la emoción del momento. Sus ganas de
abrazarse a sus familiares eran grandes, pero las ansias de volver a ser
dueños de su vida debían ser enormes.
El viernes por la mañana se
pensaba que saldrían todos, incluidos los Jordis, pero el hecho
de que el juez Pablo Llarena retrasara la decisión al lunes enfrió los
ánimos. Al final, Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Sànchez y Jordi
Cuixart seguirán en la cárcel. El magistrado del Supremo mantuvo la
hipótesis del delito de rebelión, pero quiso diferenciar la
responsabilidad entre unos investigados y otros, pese a que todos han
rechazado la intención de fugarse y han acatado las medidas aprobadas
con el artículo 155 de la Constitución.
La campaña electoral se inició esta noche, horas después de la
decisión del juez Llarena, sin dos cabezas de lista independentistas:
uno, en prisión, y otro, en Bruselas. En este clima, el CIS dio a
conocer una encuesta donde se repetía la división en dos bloques del
electorado, pero con la novedad de que Ciutadans y ERC empataban a 32
escaños.
Más que nunca, la partida se va a decidir en la campaña.
También escribió Azaña (La velada de Benicarló) que percibir lo
que ocurre en torno nuestro es una rara virtud personal. Estos son
tiempos para estar atento a lo que acontece para no equivocar el voto.
Hay mucho en juego.
(*) Periodista y director de La Vanguardia
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