martes, 14 de noviembre de 2017

¿Negoció Julian Assange ser embajador de Australia en la República Catalana? / A.R. Mendizabal *

Algunos no son más tontos porque no se en­tre­nan, como suele de­cirse. Y uno de esos al­gunos es Julian Assange, fun­dador de WikiLeaks, fil­trador en jefe de mi­llones de do­cu­mentos ofi­ciales de países va­rios y asi­lado en la em­ba­jada de Ecuador en Londres desde hace cinco años. 

Acaba de poner de vuelta y media a ABC desempolvando portadas de la Guerra Civil con Franco y Hitler, sin tener ni idea de que también hubo otro ABC republicano con portadas de Stalin y de la hoz y el martillo.

Assange se refugió porque no quería dar la cara a unas acusaciones de violación en Suecia. El caso hace poco que se ha cerrado porque en Estocolmo han desistido ante la dificultad de seguir adelante, no por otra cosa. Pero el huésped de Ecuador se arriesga si sale de su encierro a ser detenido, primero en Londres por eludir una orden judicial y luego en EEUU por sus filtraciones.

Para el fiscal general Jeff Sessions, detener a Assange es ‘una prioridad’, aunque está por ver cómo abordaría un tribunal norteamericano un caso de libertad de expresión y de prensa. Pero por si acaso, Assange sigue asilado, aunque no está aislado, sino todo lo contrario.
Está en contacto permanente con el resto del mndo. ¿Su medio de comunicación preferido? Twitter, naturalmente, como Donald Trump padre y tantos otros. Y uno de esos otros es Donald Trump hijo, o Jr. También recibe a gente en reuniones personales, como la que mantuvo el pasado 9 de noviembre con Oriol Soler, uno de los puntales del separatismo catalán, como ha revelado El País.

Antes de eso, Assange ya se había convertido en un forofo de la independencia. Llegó a decir que ahí estaba nada menos que el principio de la ‘I Primera Guerra Mundial en Internet’. Menudo bocazas, cuando es él que ha dado el turre día tras día con algo que ni le va ni le viene, pero que según algunas versiones le produce beneficios, le enjabona el ego y le mantiene ocupado para no oxidarse más.

¿Sólo eso o hay algo más? Este martes ha salido a la luz otra ristra de tuits que ya ha convulsionado una vez más a la Casa Blanca de Trump. Y a su propia familia. Y que también podría permitir al menos alguna interrogante en relación con Cataluña y España. La revista The Atlantic ha desvelado el intercambio tuitero entre WikiLeaks y el hijo mayor de Trump. No tiene desperdicio.

Ahora resulta que el Jr., que ya está en el punto de mira de los investigadores en EEUU por sus conexiones en la trama rusa, entró en contacto con WikiLeaks durante la campaña electoral del año pasado y aparentemente buscó inspiración, información y ayuda para que su padre ganara y perdiera su rival, Hillary Clinton.

Trump hijo, todo hay que decirlo, escribió mucho menos que los encargados de WikiLeaks. Pero hizo preguntas y agradeció alguna información que le dieron. Incluso su padre dijo en un mitin poco antes de las elecciones: ‘¡Me encanta WikiLeaks!’.

Ahora, un par de párrafos de Atlantic sobre unos tuits posteriores a la elección: ‘WikiLeaks escribió el 16 de diciembre a Trump Jr., quien para entonces ya era hijo de presidente electo. ‘En relación con el señor Assange, Obama/Clinton presionaron a Suecia, Reino Unido y Australia (su país natal), para ir ilícitamente contra Assange. Sería muy fácil y ayudaría mucho que tu padre sugiriera que Australia nombrara a Assange embajador en Washington’.

Ese descaro y esa desfachatez no terminó ahí, sino que continuó incluso con consejos sobre cómo podría pedirle Trump el favor al primer ministro de Australia: ‘¡Es un tipo muy listo y el australiano más famoso que tienes! O algo así. No lo harán, pero será una señal para que Australia, Reino Unido y Suecia empiecen a cumplir la ley dejen de plegarse ante los Clinton para congraciarse con ellos’.

Aquello no salió, efectivamente. Pero la revelación de este intercambio por The Atlantic ha vuelto a escandalizar en cuestión de pocas horas a un EEUU que no acaba de curarse de espanto con las cosas de la familia Trump (no Trapp, que ellos desafinaban menos). Y deja en el aire otras posibles opciones. ¿Pudo salir en la conversación entre Assange y Oriol Soler alguna idea similar, como los buenos oficios una vez proclamada la República Catalana para que Australia lo nombrara embajador en Barcelona? Pues también va a ser que no. So sorry, distinguished Aussie!


(*) Periodista


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