CARTAGENA.- La Policía Nacional detuvo en Cartagena a dos personas como presuntos responsables de introducir en las costas murcianas a personas inmigrantes,
tanto mayores como menores de edad, en pateras por lo que se les imputa
un delito de amenazas y contra los derechos de los ciudadanos
extranjeros.
Los arrestados eran los encargados de
esconder a los llegados a Argelia, desde distintos pueblos, durante las
horas o días previos a la salida. Así mismo ellos son los patrones de la embarcación hasta el destino
y aleccionan e instruyen a las personas que trasportan en la forma en
que deben comportarse si son detectados por la Policía española; así
como, seriamente, amenazados de muerte, no solo a ellos sino a su
familiar, en caso de que lleguen a colaborar con las autoridades
españolas. Los detenidos son dos varones de nacionalidad argelina y de
26 y 40 años de edad.
Los arrestados forman parte de una organización internacional dedicada al tráfico de seres humanos.
Estas organizaciones se dedican a introducir ilegalmente inmigrantes en
nuestro territorio. Sus principales clientes son ciudadanos de
nacionalidad argelina residentes en pequeños pueblos de la provincia de
Chlef.
Durante el presente año llegaron a las playas de Cartagena un total de 39 pateras, viajando en las mismas más de trescientos ciudadanos extranjeros,
entre ellos tres mujeres y más de una treinta, tras la realización de
pruebas oseométricas y otras, resultaron ser menores de edad.
Los
inmigrantes que suelen viajar en este tipo de embarcaciones son
captados en sus pueblos, principalmente de pueblos pesqueros y rurales pagando una cantidad de entre 600 y 1.000 euros.
Las
embarcaciones que emplean para el traslado son lanchas de recreo de
pocos metros de eslora, tanto neumática como de fibra y con capacidad
para cuatro o cinco personas, viajando más de quince personas y
recorriendo unas distancia de aproximada de 250 kilometros en condiciones adversas en algunos casos.
No se les proporciona ningún tipo de material de seguridad o chaleco
salvavidas así como en ocasiones los inmigrantes no saben, ni siquiera,
nadar.
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