jueves, 28 de septiembre de 2017

La crisis originada en Cataluña plantea múltiples incógnitas ante un otoño caliente / Ramón Vilaró *

Ante la ten­sión ori­gi­nada en Cataluña por la con­vo­ca­toria del do­mingo 1 de oc­tubre que, con o sin ur­nas, será de mo­vi­li­za­ción mul­ti­tu­di­na­ria, se abren va­rias in­cóg­nitas para los días, y se­ma­nas, pos­te­rio­res. ¿Cómo se re­con­du­cirá la cris­pada si­tua­ción? ¿Habrá pro­puestas po­lí­ti­cas? ¿En qué que­dará la ac­tua­ción de la Fiscalía, pen­diente en úl­tima ins­tancia de los Jueces? ¿Cómo in­ci­dirá en la eco­no­mía? Son al­gunos de los in­te­rro­gan­tes, y hay mu­chos más, cara al fu­turo. 

Dos días después del 1-O está prevista una reunión del Parlament de Catalunya que, ante la presión de los partidarios de la independencia, podría tener la tentación de aprobar, con la escasa mayoría de 72 votos, una declaración unilateral de independencia. Así lo defiende la CUP, parte del electorado de ERC y, también, con menos entusiasmo en las filas del PDECat.

Saben que el 1-O no podrá validarse como un referéndum, aunque sí como una gran movilización, y suenan tentaciones de tirar por la calle de en medio. Algo así como ya hicieron para aprobar la Ley del Referéndum y de Transitoriedad, los pasados días 6 y 7 de septiembre.

“No es mi opción”, dice y repite, el president catalán Carles Puigdemont, en relación a una DUI (Declaración Unilateral de Independencia). Apoyan la misma línea los líderes de su partido, Marta Pascal o el vicepresidente y portavoz, Jordi Turull.

Sólo quedaría, con mucha probabilidad, la disolución del Parlament y convocatoria de elecciones anticipadas. Pero, ¿en qué clima político, con unos líderes en vías de poder ser imputados por desobediencia al haber intentado realizar un referéndum, en contra de las sentencias del Tribunal Constitucional?

También dependerá de cuál será la estrategia del gobierno del presidente Mariano Rajoy, si es que hay otra que solo la aplicación de unas leyes no siempre acorde, sobre todo en esquemas europeos, al respeto de las libertades básicas. Unos aspectos que también han inclinado hacia la protesta el electorado de Catalunya en Comù, que lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Las futuras elecciones en Cataluña tendrán carácter de plebiscitarias en los programas de partidos pro independentistas. Sus estrategas consideran que capitalizarán el malestar creado por las tensiones alrededor del 1-O y podrán ampliar la mayoría parlamentaria por independentista.

Pero, tampoco hay que olvidar las incógnitas que la crisis del 1-O ha abierto en el escenario global, con un PP que no ha podido aprobar los Presupuestos, por las reservas del PNV, o las fisuras que puede abrir las ofertas del PSOE hacia un esquema federal. En resumen, un otoño caliente y, quizás, un gélido invierno que, esperemos, no afecte a la economía.


(*) Periodista


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