sábado, 19 de diciembre de 2009

¿Ha 'cantado de plano' Trinitario Casanova Abadía?

MURCIA.- Sostiene Trinitario Casanova que un hombre debe tener cabeza, corazón y estómago. Cabeza, para decir no; corazón, para aceptar retos o compromisos nada apetecibles, pero que te tocan la fibra sensible, y estómago, para poder digerir algunos de los muchos sapos con los que todos, más aún un poderoso hombre de negocios, acabamos por tener que desayunarnos un día u otro. Su particular batracio tiene identidad propia: La Zerrichera -«no poda tener un nombre más feo», ha llegado a confesar- y tan escamosa y viscosa consistencia que su digestión, por muy blindado que creyera tener el estómago, le ha durado varios años y nadie sabe muy bien qué secuelas puede haberle dejado. Lo cierto es que, de cuando en cuando, el bicho todavía le repite, según se escribe en 'La Verdad'.


Nacido en Orihuela (Alicante) el 24 de marzo de 1965, este murciano de adopción, devoto de la Virgen de la Fuensanta, aficionado del Real Madrid, ex presidente del Águilas F.C., casado y con dos hijos, se considera por encima de todo un hombre de palabra, miembro de una raza en extinción que otorga igual fiabilidad a un apretón de manos que a un contrato firmado ante notario.

Y no olvida ni perdona por tal razón a quienes, una vez cerrado un pacto, reculan y cabecean como un toro manso y buscan un descuido para pegarte una 'corná' en la entrepierna. A esos les hace las cruces y les da la espalda mientras piensa aquello de los arrieros y el camino. Que por muy creyente y católico que sea, y parece que es de los practicantes, tampoco le hace ascos, llegado el caso, al placer que otorga la venganza.

Por lo que a La Zerrichera se refiere, Trinitario Casanova es formalmente el malo de la pelcula. No podría ser, en principio, de otra manera. Nada menos que el promotor inmobiliario que adquirió allá por el año 2003 y por cuatro chavos mal pagados -en realidad, a cambio de la promesa de varios chalés- una finca de 240 hectáreas en el paraje del mismo nombre, en Águilas, y se propuso hacer lo que hace unos pocos años pretendían casi todos los de su gremio: construir una enorme urbanización -4.000 viviendas-, un hotel de lujo y un campo de golf de 18 hoyos diseñado por algún astro en decadencia de ese deporte, y pegar un pelotazo de mil pares de pelotas (de golf, claro).

Nada nuevo por estos lares, salvo por el hecho, nada anecdótico, de que parte de la finca estaba protegida por las leyes medioambientales (es una zona de especial protección de aves, o ZEPA, y lugar de interés comunitario, LIC), lo que la inhabilitaba en apariencia para albergar ese complejo y porque, pese a ello, el proyecto urbanístico fue salvando uno tras otro todos los escollos administrativos que iban surgiendo en el Ayuntamiento aguileño y en las consejerías de Medio Ambiente, dirigida en ese tiempo por Francisco Marqués, y de Vivienda, a cuyo frente estaba Joaquín Bascuñana, íntimo amigo de Trinitario desde tiempos remotos.

Tan íntimos como para que el empresario tuviera una foto del alto cargo en la sala de espera de sus oficinas del edificio Hispania, en la plaza de la Fuensanta. Cuando alguien, extrañado, lo interrogaba por la imagen, él responda: «Es mi amigo. Y yo no reniego de mis amigos».

Quisieron los malos hados que, para desgracia del promotor, fijaran los ecologistas y el PSRM-PSOE su atención en el proyecto e hicieran del mismo un 'casus beli'. Algo nada extraño si, además de lo dicho, se tiene en cuenta que el plan parcial La Zerrichera pudo ser aprobado por el Pleno del Consistorio de Águilas porque cuatro miembros del grupo socialista, con el secretario general, Pedro Gil, a la cabeza, se ausentaron ese día por variadas y peregrinas razones y permitieron así que el alcalde popular Juan Ramírez y sus ediles tuvieran mayoría suficiente para darle luz verde a la urbanización.

El asunto acabó en expulsiones, acusaciones nada veladas de intentos de soborno, sospechas de corrupción... y la consiguiente denuncia en Fiscalía, que a día de hoy se ha transformado en unas diligencias judiciales por delitos de prevaricación, cohecho y falsedad documental, entre otros, y cuyos muy numerosos tomos recogen ya las declaraciones como imputados del ex consejero Marqués; los ex directores generales de Calidad Ambiental, Antonio Alvarado, y del Medio Natural, Encarna Muñoz; el ex jefe del servicio de Calidad Ambiental, Juan Ignacio Sánchez Gelabert; el ex director general de Vivienda, Manuel Alfonso Guerrero; el ex subdirector general de Vivienda, José María Ródenas, y el alcalde Juan Ramírez, entre otros.

En aparente último término, en la cúspide de la pirámide, se encontraría, según consideran el fiscal y los agentes anticorrupción de la Comisaría General de Policía Judicial, el empresario Casanova, de quien se sospecha que tuvo que engrasar voluntades a base de buenos fajos de billetes para conseguir que tanta gente, más los que puedan todavía unirse a la lista, se pusiera de acuerdo en despejarle el camino a su negocio.

Es en base a esa hiptesis, y quién sabe a qué otros posibles datos contenidos en las diligencias todavía secretas, por lo que el juez de Instruccin número 3 de Murcia, Antonio Alcázar, ordenó detenerlo a finales de noviembre y sólo la fortuna, que le había hecho tomar días antes un avión con destino a Estados Unidos, le evitó al promotor conocer qué presión ejercen unas esposas sobre las muñecas.

Informado por sus abogados de que estaba en busca y captura, transmitió al juez su disposición a presentarse ante la Policía en cuanto regresara a España y, como hombre de palabra que es, así lo hizo el pasado lunes. Dio sus explicaciones, aportó documentos, y bien fuera porque no tienen pruebas o porque quieren darle hilo a la cometa, los agentes lo dejaron luego en libertad, aunque no con un adiós, sino con un hasta la vista.

Lo más llamativo del asunto es que Trinitario Casanova, en contra de la opinión general, asegura entre sus íntimos que no es el malo de esta historia, sino la víctima. Dice haber sido engañado por quien, es de suponer, le habría prometido que su proyecto urbanístico saldría adelante. Y culpa expresamente al presidente de la Comunidad Autónoma, Ramón Luis Valcárcel, de que el plan quedara paralizado 'sine die' en el 2006, cuando la Justicia ya tenía bien enfilados a varios altos cargos.

Tanto es así que al empresario no le tembló la voz cuando, tras convocar una rueda de prensa, se permitió el exceso de insultar a Valcárcel, llamándole «débil y cobarde», y de advertirle: «No acepto que me engañen y me reservo emprender acciones legales contra el presidente. Esto no es culpa de un consejero, ya que no se hace nada sin su consentimiento. Si no quieren el proyecto, me lo podían haber dicho hace cinco meses».

No hablaba en broma. Prueba de ello es que durante un tiempo se dedicó a ofrecer por algunos despachos, incluidos los del PSOE, una cinta que había grabado subrepticiamente en una de sus reuniones con el presidente. El documento no salió a la luz porque, a juicio de algunos que lo vieron, no otra cosa se escuchaba repetir a Valcárcel salvo que, en el asunto de La Zerrichera, se haría lo que legalmente se pudiera. Algo, por otro lado, bastante razonable.

Multimillonario desde hace largos años, pero con sobrado cerebro como para no hacer alarde de ello, para llevar una vida relativamente austera, para no darle a las posesiones materiales más importancia de la que tienen (aunque posea un jet privado y varios coches de gran lujo) y para asegurar con lucidez que «sería rico si no viviera esclavo de mi trabajo», decidió a partir de ese señalado momento darle un giro a su vida, hacer mutis por el foro y no volver a invertir un euro en Murcia, como le juró a Valcárcel. Buscó comprador para su Grupo Hispania, lo convenció de que valía 650 millones de euros y se lo vendió por unos 350 millones. Fue José Ramón Carabante, dueño del Grupo 2002, quien hizo el negocio. Si es que el negocio no lo hizo Casanova, que opiniones hay para todos los gustos.

Por lo que se refiere a La Zerrichera, haca ya tiempo que había acabado dando el pelotazo que un día imaginó, aunque por una vía muy distinta a estar vendiendo chalés. Le pasó el proyecto a Inverlur, la sociedad promotora de Kutxa (caja de ahorros vasca), por unos 128 millones de euros. Una inversión ruinosa, a juzgar por la marcha que lleva la urbanización. Algo que arrastra a un conocido de Trinitario, ácrata, descreído e izquierdoso, a regodearse en ello: «Sólo por el hecho de que esta vez quien haya perdido sea un banco, sólo por eso, insisto, ya se merece 'Trino' un monumento».

Lo que vaya a hacer a partir de ahora sólo él lo sabe a ciencia cierta. Lo que es seguro es que, al menos durante un tiempo, seguirá estando en el punto de mira de jueces y fiscales. En una entrevista, relativamente reciente, recordaba Trinitario una viñeta humorística para quejarse de la imagen que tienen los empresarios del ladrillo. «Se ve a un padre arrodillado delante de su hijo pequeño y le dice: 'Antes de que te enteres por otro sitio, voy a confesarte que soy constructor'».

Él, que a juicio de quienes le han tratado posee una educación y unos valores ya muy en desuso, «de esos que no se aprenden en la universidad, sino en la mesa camilla, escuchando a tus mayores (su padre falleció hace apenas quince días)», no podrá arrogarse sin embargo haber contribuido a mejorar la lamentable imagen pública de muchos promotores. Está imputado por presuntos delitos de prevaricación, cohecho y contra la Hacienda Pública en el 'caso Zerrichera', ha sido antes juzgado (y absuelto) de otra acusación de delito fiscal, y está siendo investigado por la Fiscalía por sospechas de que difundió noticias falsas con el presunto fin de alterar la cotización de las acciones del Banco Popular, de las que él tenía un 3,5%. Eso, entre otros follones. Serín gajes del oficio...

La pregunta del millón es: ¿a qué se dedicará a partir de ahora 'Trino'? Cualquiera sabe. Después de años viviendo como un multimillonario hombre de negocios, quizás se dedique por fin, simplemente, a ser rico.

3 comentarios:

El anónimo dijo...

¿Es que había algo que cantar? Que se sepa, no ha hecho nada por lo que tenga que temer a la Justicia.

Anónimo dijo...

ESTE SEÑOR QUIERE HACER ALARDE DE SU NOBLEZA Y ES TODO LO CONTRARIO. HA DESTRUIDO A MUCHA GENTE POR HACERSE MILLONARIO Y NO TIENE NI PIZCA DE DIGNIDAD

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.