lunes, 15 de diciembre de 2008

Primos hermanos de magrebíes y judíos somos el 15% de los murcianos

MURCIA.- Cerca del 13% de los murcianos tienen genes heredados de los pobladores del Norte de África. Un porcentaje que se eleva al 15% si se rastrea la herencia genética que dejaron los sefardíes en la Región. En general, se puede decir que ambas culturas imprimieron su huella en el paisaje genético de sus habitantes, ya que uno de cada cuatro murcianos tiene ancestros norteafricanos o sefardíes, según "La Opinión".

Esta es una de las conclusiones que se puede extraer de un estudio publicado en la revista especializada 'American Journal of Human Genetics', fruto de la investigación realizada por científicos de las universidades de Leicester (Reino Unido) y Pompeu Fabra de Barcelona tras estudiar la genética de 1.140 ciudadanos peninsulares y de Baleares y compararla con muestras de norteafricanos y judíos sefardíes.

El análisis que ha llevado a cabo este equipo, liderado por el británico Mark Jobling, se ha centrado en la transmisión de los genes del cromosoma Y, que se trasmite de padres a hijos varones sin apenas variación con el paso del tiempo.

Destaca el hecho de que la huella genética de las poblaciones musulmanas y sefardíes que se establecieron en Murcia es, sin embargo, inferior al de otras comunidades autónomas.

Elena Bosch, investigadora de la Unidad de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra, informa de que, como media, el 19,8% de los españoles presentan características genéticas atribuíbles a los judíos sefardíes, un 10,6% a los norteafricanos y un 69% a los ibéricos autóctonos.

"Son más o menos los porcentajes que esperábamos encontrar, lo que nos ha sorprendido es la distribución", indica la investigadora.

En este sentido, señala que resulta llamativo que exista una mayor herencia genética de norteafricanos en la mitad occidental de la península -Galicia, León, Salamanca o Zamora-, donde se llega a rondar el 21%, que por ejemplo en el este Andalucía, donde estuvo el más emblemático enclave musulmán, Granada, y donde la herencia genética norteafricana se sitúa en torno al 2%.

Lo mismo ocurre con el Levante español, donde estos marcadores genéticos se han encontrado en menor proporción que en el noroeste, a pesar de que fue dominio musulmán durante varios siglos. Que el paisaje genético no se corresponda con los manuales de historia se debe, según deducen los investigadores, a las deportaciones de los moriscos al noroeste de España y a las conversiones, forzadas o voluntarias, que facilitaron la integración de sus descendientes.

Los marcadores genéticos de los habitantes del norte de África han sido más fáciles de detectar por ser muy diferentes al de las poblaciones receptoras originarias de la Península Ibérica, por lo que su diferenciación es sencilla. Así, han llegado a la conclusión de que los linajes norteafricanos empezaron a incluirse en el genoma de la población peninsular a partir del siglo VIII (descartándose que el ADN africano encontrado fuera originario de otras migraciones anteriores).

Sin embargo, lo más sorprendente de este estudio es la gran proporción de ascendencia sefardí, que no encaja con los datos históricos, destacando casos como el de Aragón, Asturias, Ibiza o el sur de Portugal, donde casi el 40% de la población tiene algún ancestro judío, pero también se supera el 20% en Castilla-La Mancha o Mallorca.

Estos porcentajes pudieran estar, sin embargo, sobrestimados, ya que los investigadores no descartan que estos marcadores genéticos procedan de poblamientos neolíticos o fenicios anteriores.

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