lunes, 15 de diciembre de 2008

La crisis económica reduce en más del 30% la actividad en los talleres mecánicos murcianos

MURCIA.- La crisis económica está haciendo estragos en todos los ámbitos. El sector del automóvil no se libra, y uno de sus pilares, los talleres de reparación, está viviendo un notable descenso en su actividad, según revela hoy "La Verdad".

El horno no está para bollos y, a la hora de ahorrar, el coche es uno de los primeros bienes donde recortar gastos: los clientes superan el tiempo recomendado para llevar a cabo las revisiones y alargan el de los cambios de aceite -hasta que no se enciende la lucecita no se deciden a acudir al taller- o de neumáticos, con el peligro que ello conlleva.

La paradoja está en que cuando muchos dueños de talleres y concesionarios pensaban que la recesión les iba a beneficiar al envejecer el parque móvil y necesitar estos vehículos cada vez más atención, la realidad ha sido bien distinta y los propietarios de coche, motos o furgonetas han optado por llevar sus vehículos al límite y no pisar el taller hasta que se convierte en algo estrictamente necesario.

«He tenido clientes que han venido a cambiar las ruedas con los alambres fuera. Últimamente estoy haciendo todo tipo de chapuzas, hasta he llegado a ponerle unas ruedas más pequeñas a un coche porque su dueño no tenía dinero suficiente para las que le correspondían por tamaño al vehículo. Llevo cuarenta años trabajando de autónomo y ésta es una de las peores épocas que recuerdo: me traen las ruedas para repararlas y luego no vienen a recogerlas porque no tienen dinero. Los ecuatorianos, que se compran coches baratos y de segunda mano pero les gusta cuidarlos, hace tiempo que no vienen por aquí. Veo que se avecina un 2009 muy negro y estoy ya en un 50% en pérdidas», cuenta Antonio Navarro, que regenta un taller de neumáticos en la avenida Primero de Mayo.

«La crisis aún no me ha golpeado de lleno, y voy tirando como buenamente puedo, pero sí es cierto que la gente sólo trae el coche cuando no tiene más remedio», dice Francisco Pérez, dueño de los Talleres Racing, de la calle Industria.

Morosos

¿Y los grandes concesionarios, cómo respiran? «Siempre comparamos con el periodo de tiempo del año anterior, y pese a que nosotros nos mantenemos, me consta por lo que he hablado con otros colegas que las reparaciones están bajando en torno al 25%», afirma Esteban Carrillo, gerente de Ford en la carretera de Alicante.

«Yo estoy perdiendo un 40%; los propietarios sólo se animan a reparar sus vehículos cuando no les queda otra, y encima tardan más en pagar», aclara el mecánico Juan Jiménez.

La morosidad también se ha disparado en el negocio: «Los clientes de toda la vida no llegan a fin de mes y antes que dejar de comer dejan de pagarme, yo me ablando y se lo permito, pero calculo que cerca de un 30% son morosos», dice Antonio Saura, mecánico del barrio del Carmen.
Y en los centros de chapa y pintura, tres cuartos de lo mismo.

«Las cuentas ya no me salen por ningún lado: Vamos a cerrar el año con pérdidas del 30%; si la gente no lleva el coche al taller, cómo nos lo va a traer a nosotros. Antes que arreglar las abolladuras prefieren llevarlo destrozado», afirma el chapista Paco Suárez.

Pero en tiempos de crisis se agudiza el ingenio y, además de los talleres clandestinos, surgen iniciativas como Make it Car, un garaje de reparación en Alicante donde cada conductor puede arreglar su propio vehículo; los dueños aseguran que les sale un 50 por ciento más barato que un taller convencional.

«La última vez que llevé el coche al mecánico me cobró cincuenta euros sólo por cambiar la bomba de la gasolina», cuenta Andrés Olmo, cliente de este novedoso taller. «Es un sitio perfecto: además de ahorrarte unas pelas aprendes algo de mecánica», dice Javier.

El taller cuenta con boxes -de 10 a 20 euros la hora, dependiendo del número de herramientas- y el asesoramiento de un técnico. El aceite y los recambios se compran en la tienda del mismo complejo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bajen los precios, como deben hacer los de los pisos y otros que se han forrado estos años. Hablo de los promotores, los concesionarios y otros, no de los trabajadores.