ELCHE.- El médico murciano Juan Mariano Pérez Abad analiza las razones, o más bien las
sin razones que llevan a pinchar a los niños, a los hijos: pánico,
temor, depender de la televisión y de la deuda pública, en el caso de
los políticos. Lo entrevista Rambla Libre.
– Según un estudio inglés, solo uno de cada 50.000 niños necesita
cuidados intensivos en coronavirus, una enfermedad que no les afecta.
¡No necesitan pincharse!
Efectivamente, los niños no necesitan vacunarse de una enfermedad que
prácticamente nunca les afecta. Es evidente que el objetivo por el que
se les va a vacunar no es el de protegerlos a ellos. Ellos son sometidos
al riesgo de sufrir efectos adversos para proteger a los adultos. Pero,
aunque estén vacunados, seguirán teniendo capacidad para adquirir el
virus y contagiarlo a los adultos, así que su sacrificio habrá tenido
muy poca utilidad.
Bloqueados por el miedo
– En España sólo han muerto 9, con patologías previas, y no se han hecho autopsias. ¿Nos hemos vuelto locos?
No. El bombardeo mediático al que nos han estado sometiendo nos ha
sumido en un pánico colectivo. El miedo es un potente inhibidor de la
capacidad intelectual del ser humano. No nos hemos vuelto locos, sino
tontos, bloqueados por el miedo.
– Según el Dr, Juan Zaragoza necesitamos provocar una gran mortandad de niños (miocarditis, pericarditis…) innecesaria.
Recordemos que se trata de un ensayo clínico. En realidad, aún no
sabemos lo que sucederá a largo plazo. Los problemas que ya estamos
viendo son solo los de a corto y ya estamos viendo una tasa enorme de
efectos adversos graves y mortales, tanto en niños como en adultos.
Esterilizar a los niños
– ¿Hay riesgo de esterilizar a las generaciones futuras en masa?
Ese es uno de los efectos adversos que ya se preveía posible antes de
empezar la vacunación masiva. Por eso es por lo que mucha gente piensa
que el verdadero motivo de esta campaña vacunal es el de reducir la
superpoblación mundial, empezando por el exterminio de la Cultura
Occidental, que es la cuna de los Derechos Humanos y las Libertades
Individuales.
– ¿Cómo y por qué las autoridades sanitarias se atreven a pinchar a los niños?
Eso no es así. No hay más que ver lo que está sucediendo cuando se
presentan reclamaciones judiciales por algún efecto adverso o mortal de
la vacuna: Que son rechazadas y archivadas porque nadie es obligado a
vacunarse, sino que son los pacientes, es este caso sus padres, los que
piden vacunarse voluntariamente.
Lo que hacen las Autoridades es crear el escenario que haga entrar en
pánico a la gente, para que vayan a vacunarse sin pensárselo dos veces.
Apagar la televisión para superar el pánico
– Los padres, tan celosos de proteger a sus hijos, ¿no se informan, son psicópatas o qué?
Los padres, en general, aman a sus hijos más que a su propia vida. El
problema es que los padres, aterrorizados por las Autoridades y los
Medios de comunicación. Entonces fueron engañados y se vacunaron. Ahora,
aún siguen engañados y pensando que la vacuna es “la única salida”,
entonces para ellos, ahora para sus hijos.
Si fueran capaces de apagar la televisión, tal vez superaran el
pánico y podrían darse cuenta de que sus hijos no necesitan “una salida”
para un problema que no tienen.
Arrastrados por la estampida
– Y los de la Asociación Nacional de Pediatría y los médicos que
lo recomiendan y las enfermeras que lo van a hacer, ¿son conscientes de
su crimen?
Los médicos no dejan de ser personas que forman parte de una
sociedad. A la mayoría les sucede lo mismo que a la masa social: que el
pánico les ha hecho perder su capacidad crítica e intelectual y se dejan
arrastrar ciegamente por la corriente de la estampida.
Pero, en las élites de la profesión médica, hay quienes saben
perfectamente lo que hacen y son cómplices del engaño. Unos lo harán por
dinero, otros bajo amenazas, muchos por una mezcla de ambos. Pero sea
por lo que sea, si esto terminara en genocidio y se emprendiera la
persecución de los culpables, ellos serán cabeza de turco y sufrirán la
condena, como sucedió en Núremberg.
– ¿Qué habría que hacer, parar ya la timo vacunación a los niños de 5 a 11 años?
Mucho me temo que parar la vacunación es una guerra que ya está
perdida hace tiempo. El debate no se libró en la esfera de la lógica y
la razón, sino en la de los impulsos y los sentimientos, así que los
argumentos científicos han tenido poco que hacer.
Los medios de comunicación nos han empujado a la vacunación
bombardeándonos con miedo sin tregua ni descanso y los que la
rechazábamos hemos sido completamente silenciados e incluso demonizados.
Una gran mayoría de la población ya está atrapada en el engaño y no
va a ser posible despertarlos antes de que vacunen a sus niños. Nuestro
esfuerzo ahora es evitar la vacunación obligatoria de la infancia en
contra de la voluntad de sus padres.
– ¿Por qué la permite y la autoriza la EMA?
Desconozco los condicionantes para que la Agencia Europea del
Medicamento autorice cualquier producto, pero en el caso de la
vacunación infantil para el COVID, dudo que hayan tenido en cuenta que
se trata de un ensayo clínico y que tratados internacionales, como el ya
citado de Núremberg, prohíben el uso de niños en experimentos médicos,
ni siquiera con permiso de sus padres.
Viviendo de deuda
– ¿Por qué la promueve la Unión Europea?
Solo Dios sabrá las razones, pero yo intuyo esta:
España no es, ni mucho menos, el país más endeudado de Europa, pero
los españoles debemos más de 1.400.000 millones de euros, más de 30.000 €
por cabeza. Lo peor no es eso, sino que necesitamos seguir
endeudándonos para sobrevivir, porque nuestra actividad productiva fue
enviada tiempo atrás a los países “emergentes” y ya no podemos ganar lo
que necesitamos gastar.
Esa Deuda la sostienen las grandes entidades financieras que están
bajo el control de los mismos magnates financieros dueños de los
laboratorios donde se producen las armas biológicas y se fabrican las
vacunas.
Europa entera está en manos de esos magnates. Es muy difícil que
consigamos salir de su esclavitud, ellos mandan vacunarse, nosotros
obedecemos. Para liberarnos, nuestros políticos tendrían que delatarse a
sí mismos, renunciar a sus contrapartidas y rendir cuentas.
Pero lo más difícil es que nosotros, para recuperar nuestra Libertad,
estemos dispuestos a remontar nuestra economía trabajando y afrontando
unidos una época negra de hambre y miseria. Quizás por eso, más allá del
miedo cegador, la pregunta no debería ser por qué lo promueve la Unión,
sino por qué le hace caso la gente:
Y la respuesta ya nos la decía en el 2004 María Isabel: “¡Antes muerta que sencilla!”