domingo, 14 de marzo de 2021

Diego Conesa: «Hay que estirar el chicle de la corrupción»


MADRID.- Durante el Comité Regional del Partido Socialista en la Región de Murcia, su secretario general, Diego Conesa ha fijado la estrategia de su partido: «estirar el chicle de la corrupción».

En unos audios a los que ha tenido acceso el diario regional 'La Verdad', Conesa se dirigía a los miembros de su partido y ha reconocido la existencia de negociaciones con Ciudadanos para presentar la moción de censura al gobierno popular de Fernando López Miras.

En su mensaje, el secretario general del partido en Murcia aseguró que «la derecha mediática del poder y el Gobierno regional quieren pintar como que esto ha sido un sueño de un mal día y lo quieren tapar, pero tenemos que estirar el chicle más allá de la votación de la moción de censura en la Asamblea y en el Ayuntamiento de Murcia».

Conesa afirmó que el objetivo del PSRM es «coger el espacio del centro» que ha dejado Cs y que el PP ha abandonado al «echarse a la soga de Vox» y subrayó que la forma de hacerlo es «demostrando que no necesitamos a Podemos para conseguir esa mayoría». «Lo que no sabíamos era la capacidad de comprar tan pronto del PP y de dejarse vender tan pronto» de los tres diputados díscolos de la formación naranja.

Pese al cambio de guion de los últimos días con los tres diputados disidentes de Ciudadanos que han pasado a formar parte del gobierno de López Miras y que pueden echar por tierra el intento de una moción de censura exitosa, Conesa dejó claro que no tiran la toalla y seguirán adelante con la moción: «En la Asamblea Regional nos va a votar a favor Podemos y, igual que lo ha anunciado Podemos, lo podría anunciar otro grupo».

Diego Conesa, también aprovechó el Comité Regional para instar a su equipo a «tener un guiño» con algunos medios de comunicación: «Quiero que lo tengáis en cuenta, aquellos que tenéis responsabilidades municipales, de tener un guiño también con ellos y recordar que nos han ayudado», dijo el líder socialista, quien admitió haber entregado a esos «medios amigos» información sobre casos de corrución del PP.

El líder de los socialistas murcianos ha defendido hoy, en unas declaraciones realizadas a La Sexta, que el chicle de la corrupción política en la Región de Murcia "hay que estirarlo a tope" hasta que lo arranquemos del todo".

Conesa, preguntado por los audios que han visto a la luz durante el Comité Regional del PSRM celebrado este sábado y en el que hablaba de "estirar el chicle de la corrupción", se ha reafirmado en sus palabras.

El socialista ha sido muy crítico con el PP al que ha acusado de "comprar" la voluntad de los diputados de Cs, "incumplido sus propios estatutos y el 'Pacto Antitransfugismo' que se acordó a nivel nacional".

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"Me constan las presiones a las que están sometidos los concejales de Cs en el Ayuntamiento de Murcia", ha dicho Conesa, que ha vuelto a defender la idoneidad de la Moción de Censura. Por ello, la militancia del PSRM está llamada a decidir si acepta ese pacto con Cs para un futuro Gobierno regional que no estará presidido por Diego Conesa.

"El PSRM es partido serio que cumple sus estatutos y tiene que ratificar la medida la militancia, algo que no ha cumplido el PP", al que ha acusado de "utilizar a personas de otros partidos para cubrir la situación institucional que han tenido hasta la fecha".

Respecto a la decisión que pueden tomar los tres diputados de Vox apartados del Grupo Parlamentario, ha dicho que se fía de los 17 diputados del PSRM que firmaron esa moción de censura" y que en la Asamblea Regional se dirigirán a los 45 diputados. Respecto a los ex diputados de Cs, ha dicho que si quieren cumplir sus compromisos democráticas deben aceptar lo que firmaron, sino "deben dejar su acta".

Finalmente, preguntado por su situación judicial, Conesa ha acusado al secretario general del PP, Teodoro García Egea, de ser "un lanzahuesos que corrompe la democracia en su Región". 

"He sido el primer político en ir voluntariamente a declarar y sufro las demoras que todos los ciudadanos padecen en la justicia ordinaria", a lo que ha añadido "estoy a la espera de que se archive esa causa por segunda vez".

Los mensajes que prueban cómo Hervías ‘vendió’ Ciudadanos al PP de García Egea


MADRID.- Fran Hervías, exsecretario de Organización de Ciudadanos, lleva días negociando con el Partido Popular. El ya exafiliado de la formación liberal ha 'vendido' a Génova la estructura territorial que controlaba a cambio de un puesto en el equipo nacional del partido. Así lo prueban los distintos documentos a los que ha tenido acceso El Español.

La prueba más evidente de ese trato anida en el aborto de la moción de censura de Murcia. El papel de Hervías fue clave para que tres diputados naranjas se tornaran tránsfugas y abrazaran la causa del PP. "Hablad con Fran", dice uno de los mensajes recibidos por los populares poco después de desatarse el temporal. Lo sucedido allí, no obstante, es tan sólo la punta del iceberg. La huella de una operación de largo alcance.

 

En noviembre de 2019, tras el descalabro de Ciudadanos, Fran Hervías renunció a la secretaría de Organización del partido, pero pidió una salida y se le concedió un acta de senador vía designación autonómica. Asumió su responsabilidad sin desprenderse de la nómina. Al contrario que la mayoría de miembros del núcleo duro de Albert Rivera.

Desde entonces, Hervías ha mantenido a pleno rendimiento su red de contactos. Una red que, a tenor de las pruebas recabadas por este periódico, acaba de entregar al PP. Ha recibido a cambio un puesto en el departamento de Organización de los conservadores.

La negociación se ha producido a través de personas cercanas a Teodoro García Egea. El entorno del número dos de Casado, en charla con este periódico, niega la implicación de García Egea en esas conversaciones. Lo mismo hace Fran Hervías, que insiste en que "no tiene nada que ver": "No he estado en nada de eso".

-Si quieres que hable con Valle -una de las tránsfugas murcianas- para que cuente contigo en su consejería, dímelo.

-Pues no lo sé, estoy flipando.

-Se avecina algo gordo. Y lo que te queda por ver (...) Hasta el lunes no podré contar mucho.

Es la conversación vía WhatsApp entre Emilio Argüeso -senador, mano derecha de Hervías y en el pasado delegado territorial en Murcia- y un cargo de Ciudadanos en esta Comunidad. Una charla similar a las que vienen manteniendo el exdirigente naranja y su equipo con compañeros de todo el país. Se produjo cuando el PP trabajaba a contrarreloj para convencer a los tres tránsfugas.

La conspiración rebasa sobremanera las fronteras de esta Comunidad y tiene como fin último un multitudinario desembarco en el PP de miembros de la formación liberal. ¿A cambio de qué? De puestos en las listas y de cargos.

Argüeso es uno de los personajes clave de esta historia. Los mensajes demuestran su implicación en la negociación del PP con los tránsfugas; y Argüeso, en su día delegado territorial de Ciudadanos en Murcia, es uno de los mandatarios más cercanos a Hervías.

Ahí va otra conversación, esta vez telefónica, a la que ha tenido acceso este diario. Hablan entre sí dos cargos de Ciudadanos, uno de ellos murciano, que revela: "Son muy listos, no nos hablan de dinero, sino de puestos". Esta misma persona detalla que se trató de "un plan a la desesperada" por parte del PP: "Nos hablan hasta de las listas del Congreso".

Otra de las frases más utilizadas por los equipos del PP fue: "Ciudadanos está muerto. Podéis garantizaros cuatro años más en política".

El poder de Hervías

La secretaría de Organización constituye lo más importante de un partido: sus tripas. Hervías lo sabía, y pese a no tener cargo, se ha ocupado durante un año de proteger su poder territorial. Como un abogado que abandona un despacho pero que guarda celosamente su cartera de clientes. El secretario de Organización es quien se encarga de controlar lo que sucede en Ayuntamientos y Comunidades. La cabeza pensante que corta la cabeza del discrepante y que promociona al afín.

Hervías, a cambio de un puesto en la estructura nacional del PP, ha brindado a Génova todo ese conglomerado. Una operación que podría suponer la destrucción orgánica de Ciudadanos. Para muestra, un botón: Hervías, según lo contrastado por El Español, fue uno de los hombres de Teodoro García Egea en el proceso de seducción de los tránsfugas murcianos. ¿Por qué? Porque esos tránsfugas le debían el puesto. Actuó de la mano de Argüeso, que fue su mano derecha en Murcia durante la era Rivera.

Hervías fue, por ejemplo, el encargado de convencer en última instancia a Valle Miguélez, que a día de hoy ya es consejera en el Ejecutivo autonómico... de la mano del PP. De ahí que Argüeso -y por ende Hervías- ofreciera puestos en esta consejería a quienes todavía confiaban en Ciudadanos.

Este diario, asimismo, ha contrastado que desde el primer momento en el que se presentó la moción de censura, García Egea recibió, a través de sus colaboradores, el aviso de que Hervías era el hombre con el que había que negociar para evitar la pérdida del Gobierno autonómico.

El propio García Egea, en una rueda de prensa al final de la jornada, lanzó el mensaje de que las puertas de su partido "estaban abiertas" a los dirigentes de Ciudadanos que así lo deseasen.

Cargos en Murcia

No es baladí la afirmación de Hervías en su entrevista con El Mundo: "Me lo ha trasladado mucha gente estos meses. Hay mucha gente que está barajando esa posibilidad y seguramente habrá más abandonos de Cs: unos a casa y otros al PP". Lo dijo seguro de que, en los próximos días, su trato con Génova desencadenará el viaje de sus afines a la estructura de Casado. 

La sensación en la sede de Ciudadanos es de desolación. Hace semanas que entrevieron el plan de destrucción tramado por Hervías, pero no imaginaron que podría llegar a este punto.

"Hervías no es un rostro conocido. Su fichaje no suma, no va a aportar nada en clave electoral, pero ha vendido lo más importante, su estructura de Organización. Quiere destruir Ciudadanos", relata un miembro de la dirección nacional naranja.

Las presiones de Hervías

El pasado 2 de febrero, según un documento al que ha tenido acceso este periódico, Hervías trató de autoproclamarse portavoz adjunto de Ciudadanos en el Senado. Un movimiento que habría aumentado considerablemente su nómina. Arrimadas lo impidió porque hacía tiempo que no se fiaba de él.

Hervías llegó a redactar un documento para sellar su propio ascenso y recabó las firmas de sus compañeros de grupo parlamentario haciéndoles creer que la dirección nacional estaba al corriente.

Tras el descalabro del 10 de noviembre -explican dos importantes dirigentes de Cs-, Hervías pidió "una salida". No quería perder su sueldo de la noche a la mañana. Logró mantenerse en el Senado y "siempre amagó con utilizar su red territorial" en caso de que no se aceptaran sus ruegos.

No era la primera maniobra de Hervías en ese sentido. En junio del año pasado, otra de sus negociaciones dio trabajo a su mujer, Virginia Millán Salmerón, diputada de Ciudadanos que había perdido su acta. Aquel gesto la aupó a un puesto en el Defensor del Pueblo Andaluz, por el que obtuvo una nómina de alrededor de 60.000 euros anuales.

Hervías, tal y como relatan varios dirigentes de Ciudadanos fuera de micro, ha jugado bien sus cartas. Era notorio, un secreto a voces, que conspiraba contra Arrimadas, pero todo el mundo creía que buscaba recuperar poder en el partido, y no vender la estructura al PP, como acaba de hacer.

"Se ha aprovechado de la buena fe de los críticos, de gente de Ciudadanos que no está de acuerdo con el rumbo actual, pero que jamás habría querido participar en una operación de esas características", incide otro miembro del núcleo duro de Arrimadas.

El factor humano / Ángel Montiel *

 


A media tarde del pasado jueves, Isabel Franco recibió una llamada de Inés Arrimadas. Entre cordialidades mutuas estaba implícito el motivo de ese contacto directo, de tú a tú, sin mediaciones de secretariados o gabinetes. Arrimadas quería saber qué opinaba la vicepresidenta del Gobierno de la Región de Murcia sobre la moción de censura contra sus socios del PP firmada en la noche del martes anterior, y sobre la cual a Franco no se la había consultado previamente. 

Al parecer, ésta defendió la iniciativa hasta con mejores argumentos de los que se exponían en el texto de la moción, de modo que Arrimadas se quedó tranquila. El problema es que esa llamada llegaba muy tarde, y tenía como objeto indisimulado realizar un tanteo sobre la posición de Franco respecto a la moción de censura después de muchos meses de incomunicación entre ambas, en el transcurso de los cuales, la líder nacional, a través de su aparato, había decidido eliminar políticamente a la que fue cabeza de cartel electoral en favor de Ana Martínez Vidal. 

La propia llamada en sí mostraba que la interlocución entre la coordinadora regional de Cs y la vicepresidenta del Gobierno estaba rota y exigía, en el último momento, la intervención de Arrimadas.

AVE, CÉSAR.

Tal vez en la cúpula central de Cs se dieron cuenta demasiado tarde de que el impulso de la moción de censura chocaba con ‘el factor humano’ en el interior del propio Grupo Parlamentario que debía apoyar el ingenio elaborado en Madrid. En realidad, lo que Cs proponía era convertir en presidenta de la Comunidad a la coordinadora regional, impuesta a dedo desde las alturas, con el necesario sufragio de quienes, a la vez que apretaban el botón para llevarla a la gloria se autodestruían. Y esto sin consulta previa, sin sesiones de coaching para hipnotizar a las víctimas, y por la cara. Ave César, morituri te salutant.

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En estos casos, parece normal que se produzca algún gesto de resistencia. La tarde-noche del pasado martes, ante la presencia en la sede del partido de Carlos Cuadrado, vicesecretario general de Arrimadas, todos los diputados de Cs y los concejales del grupo municipal de Murcia firmaron sendas mociones de censura, la autonómica y la local capitalina. Solo hubo dos leves desacuerdos, como aquí ha quedado dicho. La diputada Valle Miguélez no lo veía claro, y el concejal Mario Gómez no entendía que él no resultara alcalde. La sesión se alargó, y no hubo tiempo, por el toque de queda, para que Cuadrado y Franco pudieran cenar, como tenían previsto, para comentar las consecuencias de la iniciativa. En lugar de eso, la vicepresidenta y su compañero de escaño en la Asamblea, Francisco Álvarez, se reunieron probablemente en el domicilio de alguno de ellos.

11.14.

A las 11.14 de la noche, el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, recibió una llamada en la que se le advertía de que los diputados y concejales de Cs habían salido de la sede regional de Centrofama tras firmar las mociones de censura. Según el testimonio de López Miras, el chivatazo provenía del «amigo de un concejal naranja», pero a las ocho de la mañana del día siguiente Carlos Herrera anunciaba en la Cope «lo que se cuece en Murcia» atribuyéndolo al testimonio de «dos diputados de Cs». Podemos deducir sin ningún reparo que Franco y Álvarez advirtieron al presidente de lo que se le venía encima, y con este gesto ya mostraban explícitamente su desacuerdo con lo firmado pocas horas antes, «por disciplina de partido», dijo Franco el viernes después de romperla.

LAS TRES VÍAS.

Lo primero que hizo López Miras después de pasmarse fue llamar al secretario nacional, Teodoro García, quien a su vez pulsó el teléfono de Arrimadas a pesar de la hora, sin obtener retorno. Después, entre ambos, López Miras y Teodoro, analizaron la situación. Tres posibilidades. Una: sospechaban que al día siguiente se presentara Cuadrado en San Esteban con las firmas de la moción para presionar al presidente a fin de obtener mayores ventajas en el Ejecutivo. Dos: existía la posibilidad de activar de inmediato la convocatoria de elecciones, pero si Miras lo hiciera, pensaron ambos, Cs no reconocería haber firmado una moción de censura, de modo que la iniciativa del PP podría aparecer como algo extravagante, sin respaldo en un pretexto políticamente explicable, como en el caso de la madrileña Ayuso. 

Esta inhibición se ha interpretado, incluso en el interior del PP, como una falta de reflejos condicionada por el hecho de que un adelanto electoral inmediato habría excluido la posibilidad de que López Miras pudiera ser candidato, pero existía una tercera posibilidad de reacción menos dramática, a la vista de las disensiones internas del Grupo Parlamentario de Cs: si había desacuerdos en este partido que pudieran expresarse en contra de la moción no sería necesario convocar elecciones, que en todo caso no habrían sido, a pesar de la defección de López Miras como candidato, previsiblemente favorables para el PSOE y, desde luego, para Cs. Por tanto, a pesar de la madrugada trágica, López Miras y Teodoro García apostaron por la tercera vía: «Vamos a esperar a ver».

Pero a la mañana siguiente, y aunque esto no lo confirman ni siquiera off the record las fuentes oficiales del PP, se puso en marcha un mecanismo de defensa, por lo que pudiera pasar, plenamente confirmado por las, a fuentes no oficiales, fuentes fiables. En el PP sacaron del cajón ‘el archivo Martínez Vidal’, es decir, el historial de actuaciones en su etapa de concejala de Infraestructuras en el ayuntamiento de Murcia. 

A la vista de las intenciones a este respecto casi cabe creer que Martínez Vidal ha tenido mucha suerte al ser desplazada de su opción a la presidencia de la Comunidad, pues habría caído sobre ella un raudal de informaciones que pretenderían poner en cuestión su integridad política y que tal vez habrían interceptado su carrera hacia la investidura del próximo jueves. En algún diario digital nacional ya se perciben indicios de este derrame informativo, aún en modo advertencia, y es posible que no se use la artillería pesada, si es que realmente existiera, porque, contra la literalidad del dicho, contra moro muerto no se ha de desperdiciar lanzada.

VALLE DE ESPERANZA.

La pregunta del millón, después de la ‘madrugada negra’, es cómo se obtuvo el voto que se necesitaba para partir en dos a Cs y reducir la suma de los 23 que precisaba la mayoría de la moción. Cuesta creer que Isabel Franco negociara esta cuestión con Valle Miguélez, que constituía la clave, pues entre ambas no hay una relación de confianza. Aseguran en el PP que fue ella misma, Valle, quien llamó a López Miras para anunciarle su desmarque, y es muy probable, pero esto debió ocurrir tras un trato fino con Teodoro García, pieza clave en esta operación, que para él ha significado una medalla de oro, ganada por méritos propios en lo que se refiere a sus intereses políticos. Está aceptado que la convergencia entre el dúo Franco/Álvarez y, de otra parte, Miguélez, obedece a la gestión del PP, pues entre ellos mismos no habrían llegado al acuerdo.

El paso decisivo de Valle Miguélez se debe también al ‘factor humano’, por mucho que ella intentara argumentar su disidencia de la moción de censura con argumentos políticos. Esta diputada ha debido sentirse todavía más humillada que Isabel Franco por el modo displicente con que Martínez Vidal la ha venido tratando, a veces incluso en público. Aunque ha tenido más paciencia que la vicepresidenta, y por esto no ha exteriorizado sus emociones. Hasta que ha llegado el momento del basta ya. Pero en ambos casos, Franco y Miguélez, además del componente emocional más o menos contenido, está sobre todo el pragmático.

Una y otra, cada una por su parte, están conectadas al latido del partido, con contactos externos al margen de la línea oficial que promocionaba y sostenía a Martínez Vidal y que a ésta le parecía suficiente para ejercer su poder sin necesidad de establecer relaciones de empatía con los diputados que le pudieran ser adversos.

EL SALVAPANTALLAS.

Algo que puede parecer una anécdota y que, a la vista de lo que está pasando, podemos advertir como categoría: la táblet de Franco, que porta a todos lados, reproducía hasta antes de la designación de Martínez Vidal como coordinara regional un salvapantallas con la imagen de ella misma junto a Arrimadas en el famoso mitin que ambas compartieron en la plaza Belluga. Pues bien, ese portal ha cambiado, sustituido ahora por una fotografía de Franco junto a Albert Rivera, precisamente cuando Rivera está aparentemente fuera. Es una imagen que va con ella a todas partes y que en este contexto desvela un guiño. 

Podríamos interpretarlo como una expresión de que no se considera la única disidente: ahí están Villacís (Madrid), Cantó (Comunidad Valenciana), el andaluz Juan Marín y otros que, en teoría, la van a montar en la reunión de la ejecutiva nacional de Cs, y de los que se dice que están en sintonía estratégica con el anterior líder y fundador. Ojo al dato: ¿Y si pronto, los diputados murcianos de Cs que van a ser expulsados del partido recobraran la militancia por un posible vuelco en la dirección nacional que se llevara a Arrimadas por delante? 

Desde luego, es previsible que caiga Cuadrado, pues el fiasco que ha propiciado en Murcia es la guinda de su papel como jefe de campaña de las elecciones catalanas. Y el incombustible Hervías tiraba ayer la toalla con aparente desprendimiento, lo que puede significar un principio de desplome del actual estatus.

En la Región de Murcia, el primer síntoma de malestar interno lo han manifestado los concejales de Cs que leyeron en este periódico que el pacto de las mociones de censura alcanzaba a varias ciudades, además de la capital, sin que ellos fueran previamente advertidos. Era gracioso ver en televisión que mientras el socialista Diego Conesa confirmaba esa información, Martínez Vidal la desmentía al minuto siguiente, a sabiendas ésta seguramente de que en las localidades señaladas nadie iba a imponer a los de Cs que cambiaran de socio por un pacto cerrado en las cúpulas. 

No es extraño que, por esta razón, a Franco le hayan llegado aplausos y adhesiones desde los pueblos, pues Cs es un partido poco ordenado, como es bien visible. Si todo se hace a dedo, cuando el del dedo pierde pie, todo cae.

La crisis política de Murcia y su expansión al ámbito nacional permite, desde luego, lecturas políticas estrictas desde las respectivas posiciones y también, claro, los análisis fríos más objetivos. Pero no es posible prescindir en este caso de la más notoria motivación, más allá de la política: el factor humano ha sido decisivo. Y la llamada de Arrimadas a Franco tenía un tono melancólico. Demasiado tarde. 

 

(*) Columnista

 

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2021/03/14/factor-humano-42481006.html 

La moción de censura de Pepe Gotera / Rosa Roda *

 Hola Mundo.


La moción de censura en Murcia ya puede bautizarse como la de Pepe Gotera y Otilio. No pudo planificarse peor porque una moción de censura no se anuncia, pero tampoco deja cabos sueltos. Se asegura al máximo. En otros países llegan incluso a firmarla ante notario con avales bancarios de por medio para que nadie se eche atrás.

El pasado verano el senador de Cs, Miguel Sánchez, se reunió con el secretario general del partido en Madrid, Carlos Cuadrado, y le advirtió de "la banda" que tenía en Murcia. Un partido dividido con un grupo parlamentario en el que los diputados ni se hablaban. Y si lo hacían era por carta. Carlos Cuadrado le despidió con cajas destempladas  "esto es lo que hay. Si no te gusta ahí tienes la puerta".

De haber atendido las advertencias de Miguel Sánchez, Cuadrado no habría diseñado una moción de censura tan cutre. ¿De verdad nadie pudo suponer que Isabel Franco nunca votaría a favor de hacer presidenta a quien pretendía defenestrarla como vicepresidenta y consejera de Política Social renunciando con ello a 76.000 euros al año y coche oficial? ¿O que votaría en contra Paco Álvarez, un buscavidas que no se ha visto en otra y que en Alcantarilla es conocido por los lugareños por ser " un farfullero"? ¿Nadie pensó en la ascendencia que Fran Hervías tenía sobre Valle Miguelez, herida en su amor propio tras ser defenestrada como secretaria de organización del partido donde la puso el mismo Hervías?

Carlos Cuadrado, que debería haber dimitido tras el batacazo electoral en Cataluña puesto que fue el jefe de campaña, acaba de poner a Ciudadanos en la picota. Han perdido Madrid y Murcia por no escuchar, por no planificar con cabeza. Por no vigilar al Señor Lobo (Fran Hervías) que a cambio de un puesto orgánico en la dirección nacional del PP, ha vendido la estructura territorial de Cs y y frustrado la moción de censura en Murcia según información exclusiva del diario digital El Español.  Los populares sabrán la pieza que fichan.

Según el citado periódico, el senador de Cs por las Cortes Valencianas, Emilio Argüeso, hombre de total confianza de Fran Hervías, está ofreciendo a militantes de Cs en la región de Murcia cargos en la consejería de Valle Miguelez. Una consejería, la de Empresa de Industria, que este año podría manejar un presupuesto de 107 millones de euros y es clave para la recuperación económica y las empresas de la región de Murcia. "Si quieres que hable con Valle -una de las tres tránsfugas- para que cuente contigo en su consejería, dímelo" dice el mensaje que Argüeso envío a un militante de Cs casi a la misma hora que Miguelez juraba el cargo por su conciencia y honor en el Palacio de San Esteban.

Lo más probable es que la moción de censura fracase y Martínez Vidal solo logre echar a Franco del grupo de whastapp. Pero aunque así sea, la moción de censura al menos ha servido para que en el resto de España conozcan solo una pequeña parte de la inmundicia que tapan las alfombras en la región de Murcia.

El partido Ciudadanos está seriamente tocado, abocado a la desaparición. El giro al centro de Inés Arrimadas se ha topado de frente con un iceberg demasiado grande. Intenta mantenerse a flote casi sin aire mientras Pablo Casado lanza una ofensiva contrarreloj para captar a cargos de Cs en todas las provincias. En la región de Murcia ya han empezado. La polarización es máxima. La posibilidad de tender puentes de entendimiento ha saltado por los aires. Un analista político decía hoy que vamos en España hacia una nueva CEDA y un Frente Popular como en los años 30 del pasado siglo. Una Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) compuesta por PP y VOX y un Frente Popular formado por los partidos de izquierda. Y nada bueno vino después.

LOS CHICLES EN POLÍTICA

La chapucera moción de censura también ha demostrado que dentro del PSRM-PSOE vive otro PSOE que está agazapado y que el viernes se mostraba exultante al ver que la moción fracasaba. Le tienen ganas a Diego Conesa y no lo disimulan. El partido sigue dividido. 

La filtración a la prensa de los audios de Diego Conesa  en el Comité Regional del PSOE diciendo que hay que "estirar el chicle de la corrupción" y "tener un gesto con los medios que nos ayudan" lo demuestra. Y aunque a algunos puede causarles sonrojo esas palabras, antes debería contextualizarlas. Diego Conesa no ha dicho nada que pueda sorprender tratándose de la reunión interna de cuatro horas de un partido en el que se debate sobre estrategia política. Acaso no es objetivo de todo parido político en la oposición desgastar al partido en el gobierno como los partidos políticos que sostienen a los gobiernos estiran chicles intentando desgastar a los principales partidos en la oposición.  

El PSOE quiere estirar el chicle de la corrupción que haberla hayla, como el PP estira el chicle sde la imputación de Diego Conesa por presunta prevaricación, o estira el chicle del agua o el de la okupación. Y con respecto al guiño a los medios de comunicación. Todos los partidos políticos, todos, tienen guiños con los medios de comunicación. Ya sea en forma de exclusivas informativas o de suculentas campañas publicitarias. Nada nuevo.

Lo llamativo y preocupante es que se trata de fuego amigo en medio de una crisis política de primer nivel en la región de Murcia. En el Partido Popular saben de primera mano del daño que causa que te apuñalen desde dentro. Roque Ortiz se vio obligado a dimitir tras la filtración de audios al periódico La Opinión durante una reunión interna del partido en la que Ortiz recordó que  muchos tienen trabajo en contratas locales "gracias al partido" y que podía gastar dinero sin "convocatoria pública". "Muchos están donde están gracias al PP. El que no se acuerda de las cosas es un marrano y puede ser que cuando vengan otros, que puede pasar, los pongan en la calle" dijo en esa reunión mientras era grabado por alguien del PP. 

EN MANOS DE VOX

La moción de censura fracasará a no ser que a los de Liarte les dé un flus y alguno de los tres o los tres la apoyen para asegurarse el escaño durante los dos años que restan hasta 2023, ante la posibilidad cierta de que vayamos a elecciones anticipadas dada la situación de ingobernabilidad a la que nos aboca la constitución de la Asamblea Regional. El Grupo Mixto lleva camino de sumar mayoría absoluta al ritmo desenfrenado de líos políticos que llevamos en la región de Murcia.

Desde el pasado sábado, el gobierno regional está en manos de la extrema derecha y de tres tránsguas. El único partido que está tomando vitaminas es VOX. Por eso vino el pasado jueves Santiago a Abascal a Murcia y Ortega Smith volverá el martes para pedir elecciones anticipadas en la región de Murcia con una caravana de vehículos. Las encuestas están infravalorando a VOX. En intención directa de voto ya están casi empatados con el PSOE  que son segunda fuerza en la región. Como dice Pedro Alberto Cruz "con la nueva y mayor influencia conseguida por VOX en el gobierno de la región de Murcia, el pin parental se va a quedar corto para sus pretensiones. Vienen tiempos  de cinturón de castidad parental".

Por otra parte, nada se sabe del presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo, de Ciudadanos, que desde el pasado viernes permanece encerrado en casa y no le coge el teléfono a nadie. 

Dicen que se encuentra en estado en shock tras conocerse que Franco, Álvarez y Miguelez habían decidido dinamitar la moción de censura que él también firmó. Se enteró por la prensa. Debe estar rezando a la Virgen de la Fuensanta para que PSOE y Cs la retiren y así evitarse el mal trago que se avecina porque hasta el último momento puede pasar cualquier cosa.  

Alberto Castillo deberá decidir si vota a favor, se abstiene o vota en contra.  No consta que Inés Arrimadas le haya llamado por teléfono tratándose del presidente del Parlamento como sí llamó a Isabel Franco el jueves por la noche y ésta le dijo "Mi firma es sagrada" para pactar al día siguiente el nuevo gobierno con el PP, un gobierno manchado por el transfuguismo.

 

(*) Periodista 


https://rosarodanews.blogspot.com/2021/03/la-mocion-de-censura-de-pepe-gotera.html#more

La intrahistoria de la moción de censura murciana que fracasó / Ignacio Escolar *

 


Se ha escrito, también en este medio, que son tres los tránsfugas de Ciudadanos con los que el PP se ha blindado de la moción de censura que amenazaba en Murcia su poder. Es un dato incompleto. Son tres diputados y un reserva, por lo que pudiera pasar. Además de Isabel Franco, Paco Álvarez y Valle Miguélez, el Partido Popular ha dado otra consejería en su Gobierno de Murcia a un cuarto político de Ciudadanos: Antonio Sánchez Lorente.  

Sánchez Lorente es el séptimo en la lista de Ciudadanos a las elecciones autonómicas de Murcia –el partido sacó solo seis escaños–. El siguiente que entraría a votar la moción de censura si alguno de los tres tránsfugas decidiera presentar la dimisión.

Sánchez Lorente, el cuarto tránsfuga en la recámara del PP, es el nuevo consejero de "Transparencia", en un sarcasmo más. Y lo de mirar la lista para ver quién entra si alguien dimite no es tampoco novedad. Es lo mismo que ya pasó en Santa Cruz de Tenerife hace muy poco, en otro episodio de transfuguismo. Es parte del manual. 

El PP lleva en Murcia un cuarto de siglo en el poder. En todos los ámbitos: el político, el económico, el mediático y el judicial. Entre otros motivos, por detalles así: por no dejar ni un fleco al azar. La intrahistoria de cómo nació y fracasó la moción de censura murciana habla mucho de esas miserias, de esos resortes, y de la situación de un partido, Ciudadanos, que afronta una crisis existencial. También de la falta de escrúpulos de la derecha cuando ve peligrar su poder.

Una moción que nació en Murcia 

Los primeros contactos que desembocaron en el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos empezaron con una reunión entre la coordinadora de Ciudadanos en Murcia, Ana Martínez Vidal, y José Vélez, delegado del Gobierno en Murcia y uno de los principales dirigentes del PSOE regional. Hace algo menos de un mes. "Esta región necesita un cambio urgente", acordaron los dos. De fondo, el escándalo de las vacunas VIP de Murcia: la sospecha, más que fundada, de que el PP había colado a un montón de asesores y cargos políticos del partido en la lista de vacunados. 

Volvieron a verse, pocos días después y ahí, de forma discreta, empezaron los contactos. Se abrió otra vía de comunicación en Murcia entre José Gabriel Sánchez Torregrosa –número dos de Ana Martínez Vidal– y Jordi Arce –secretario de organización del PSOE de Murcia–. Y cuando la conversación estuvo más avanzada, a finales de febrero entraron en danza los negociadores nacionales de los partidos, que se reunieron con los de Murcia a finales de febrero en Madrid. 

Por parte de Ciudadanos, la mano derecha de Inés Arrimadas: Carlos Cuadrado. Por el PSOE, el ministro y secretario de organización José Luis Ábalos, el Secretario de Coordinación Territorial Santos Cerdán y el secretario general de la Presidencia, Félix Bolaños.

Ciudadanos puso en esa reunión en Madrid de finales de febrero su primera gran condición: ellos solo pactarían las mociones de censura si presidían la comunidad autónoma y el PSOE se conformaba con la alcaldía de la ciudad. En aquel momento, los socialistas dijeron que no: que no era aceptable esa proposición. Pero quedaron en mantener las conversaciones abiertas y pensárselo los dos.

Era un precio alto. Ciudadanos tiene seis diputados en la Asamblea Regional de Murcia frente a 17 de los socialistas. Pero para el PSOE de Murcia, el acuerdo suponía la oportunidad histórica de acabar con 26 años de gobiernos ininterrumpidos del PP. 

Ambos partidos tenían claro algo: solo podía salir adelante hilando muy fino, y desde la más absoluta discreción. 

Un vicealcalde espiado

La primera semana de marzo, con los contactos ya en marcha, la presión desde Murcia a la dirección nacional de Ciudadanos aumentó. La chispa que enciende del todo el polvorín salta en el Ayuntamiento. El 2 de marzo, el PP anuncia una querella criminal pidiendo cárcel contra el vicealcalde de Murcia, Mario Gómez, por el delito de "revelación de secretos". Esto, después de que el PP supiera que Gómez se había presentado ante la UDEF con tres gigas de información, acusando a sus socios en el Ayuntamiento de Murcia de corrupción. Una noticia que el jueves 4 de marzo desvela una investigación de elDiario.es

Entre otros asuntos feos, Gómez denunció a la Policía que se estaban amañando las adjudicaciones públicas del Ayuntamiento para favorecer a varias empresas, cercanas al Partido Popular. Que le hacían seguimientos y le grababan en vídeo, que le acosaban en su casa… 

La propia querella contra Mario Gómez es una prueba de esos seguimientos, según denuncia el vicealcalde. Que se encontró por la calle a una periodista ese lunes 1 de marzo y habló con ella, y le enseñó una carpeta con documentos de su denuncia. Ese momento fue grabado en vídeo con una cámara desde un coche que simulaba estar aparcado. Pocas horas más tarde, ese vídeo lo tenía el PP: era la supuesta prueba de esa "revelación de secretos" de la que le quieren acusar.

El viernes 5 de marzo, Mario Gómez telefoneó a Carlos Cuadrado diciéndole que él y sus concejales ya no aguantaban más. Que la situación era insostenible. Cuadrado le pidió calma. Que se lo pensara el fin de semana. Y el lunes 8 de marzo, los cuatro ediles de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Murcia –unos en persona, otros por videoconferencia– se reunieron con Cuadrado en Madrid. 

Cuadrado habló primero con los cuatro concejales por separado, para comprobar que todos compartían la decisión. Después con todos juntos. Llevaban un montón de pruebas de sus muchas sospechas de corrupción. Y al día siguiente, el martes 9 de marzo, Cuadrado viajó a Murcia para terminar de negociar las dos mociones de censura que los principales dirigentes de su partido en la región, tanto en el ayuntamiento como en la comunidad, le planteaban afrontar.

Ese martes, por la tarde, se cierra con el PSOE la moción. Y a pesar de que el líder del PSOE murciano, Diego Conesa, había sido el candidato más votado en las últimas autonómicas, finalmente aceptó dejar la presidencia a Ciudadanos. 

Más tarde, Conesa también cedió ante otra petición de Ciudadanos: renunciar a ser vicepresidente hasta que no se archivara una investigación judicial que tiene abierta por una sanción a un edil de Izquierda Unida que no tramitó cuando era alcalde de Alhama.

A pesar de todo, los socialistas creían que era un buen acuerdo, que serviría para dar una patada al tablero político nacional. Nadie entonces calculaba hasta dónde llegaría la onda expansiva que iba a provocar esa moción.

Una reunión con diez firmas a favor

El nudo de esta historia, que ninguno de sus asistentes jamás olvidará, fue el martes 9 de marzo, a las ocho de la tarde, en el edificio Centrofama, la sede de Ciudadanos en Murcia. 

Si fuera un cuadro, se llamaría la última cena de Ciudadanos en Murcia, aunque allí nadie profetizó una traición.

El número dos del partido, Carlos Cuadrado, había viajado desde Madrid para unas gestiones que solo podían hacerse en persona. Tras verse con el PSOE, convocó a todos los cargos del partido afectados directamente por el pacto que acababa de cerrar.

En esta cita clave, además de Cuadrado y una persona de su equipo, Lorena Tejero, estuvieron los diez cargos que tenían que votar ambas mociones: los cuatro concejales de Ciudadanos en Murcia y los seis diputados del parlamento regional. Y también José Gabriel Sánchez Torregrosa, el número dos regional. La última cena. Trece personas en total. 

Solo una parte de los convocados sabían en detalle para qué era la reunión. Dos de los hoy tránsfugas –Isabel Franco y Paco Álvarez– habían hablado el lunes con Cuadrado y se habían citado con él ese martes en Murcia para cenar. Ya tenían una reserva hecha en una terraza de la ciudad. A última hora, les convocaron en la sede del partido. "Venid un momento, que os quiero comentar un tema", les dijo Cuadrado, "y luego nos vamos a cenar". Una cena que nunca llegó. 

Carlos Cuadrado, en la sede del partido, anunció a todos los presentes el acuerdo que acababa de cerrar. "Creemos que la situación es insostenible, sobre todo con lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento de Murcia", explicó. 

"El partido no va a apoyar las mociones de censura desde la nacional si vosotros no estáis de acuerdo. Todos vosotros, no la mayoría. Es una decisión vuestra, pero tiene que ser por unanimidad", dijo Cuadrado a todos los convocados en la reunión.

–Haremos lo que el partido diga– fue la primera reacción.

 –No, lo que el partido diga no. Lo que digáis vosotros: o estamos todos de acuerdo, o no se hace– insistió Cuadrado.

Sobre la mesa, dos documentos. Dos mociones de censura: la del Ayuntamiento y la de la Comunidad. "Si hay un acuerdo unánime, se firmarán", repetía Cuadrado. "Y si no estáis de acuerdo no hay problema, seguimos trabajando y aquí no ha pasado nada".

No solo era una condición de Cuadrado, en nombre de toda la dirección del partido. También del PSOE, que temía que la división interna en el grupo de Ciudadanos en el parlamento murciano diera al traste con la operación. 

elDiario.es ha podido recabar la versión de los hechos de cuatro de las trece personas que estuvieron presentes en esta reunión clave. Son explicaciones en algunos aspectos contradictorias. En los días siguientes, no todos tomaron la misma decisión.

Los hoy tránsfugas aseguran que sí pusieron objeciones en esa misma reunión a la moción. Que no lo vieron claro desde el primer momento. Que dijeron que "no había un casus belli para justificar la moción". Que uno de ellos –Valle Miguélez– avisó de que las encuestas que elabora la Asamblea Regional de Murcia dan una buena valoración a la gestión de la pandemia del gobierno autonómico, y mala a la que ha hecho Pedro Sánchez.  

Otras dos fuentes aseguran que ninguno de los tres tránsfugas puso peros a la operación: ni a la estrategia ni a las firmas ni a la decisión. El debate fue largo –la reunión se prolongó hasta casi las diez de la noche–, pero por otra cuestión: la resistencia inicial del vicealcalde Mario Gómez a que el Ayuntamiento quedara en manos del PSOE. 

Todas las fuentes consultadas sí confirman lo fundamental: que Cuadrado subrayó que podían decir que no y que la moción solo se plantearía si había unanimidad. También lo refrendan los documentos: todos los cargos convocados, incluidos los tres diputados tránsfugas, firmaron la moción. 

"Si ellos nos dicen que no, no pasa nada, no hacemos la moción", asegura una de las personas presentes en la reunión. "Pero tenían ganas de jodernos, no hay otra explicación". 

Nadie planteó en ese momento el miedo a una traición. Nadie la verbalizó. Pero esa amenaza hacía tiempo que estaba presente en un grupo parlamentario roto por las peleas de poder.

Ciudadanos y la lucha de clases

Las dos protagonistas de esa fractura interna en Ciudadanos que el PP supo aprovechar, Ana Martínez Vidal, la Rafael Simancas de este nuevo tamayazo; la mujer que pudo reinar. E Isabel Franco, la vicepresidenta tránsfuga, uno de los tres diputados que ha hecho naufragar la misma moción que ella firmó.

Sin el abierto enfrentamiento entre estas dos políticas no se entiende en gran medida lo que ha pasado en Murcia. Tampoco sin sus orígenes, biografía y trayectoria, tan diferentes entre sí. "Es una cuestión de clase social", asegura una fuente que conoce bien a las dos. "Ambas llegaron al mismo sitio, a pelear por el liderazgo del partido, pero el camino no ha sido igual para las dos". 

Ana Martínez Vidal, la candidata propuesta por Ciudadanos y PSOE para la moción, militó varios años en el Partido Popular. Es ingeniera de Caminos, como su padre, y proviene de una familia acomodada. Con estudios, segura de sí misma, popular desde el colegio. Fue concejal por el PP en el Ayuntamiento de Murcia entre 2011 y 2015, pero no repitió en las listas en las siguientes elecciones. En el PP murciano, muy conservador, aseguran que le pasó factura su vida personal; se ha casado dos veces, se ha separado otras dos –algo imperdonable para algunos sectores de la derecha murciana en una mujer–.

En 2018, el partido en Murcia descubrió que Ana Martínez Vidal se había afiliado a Ciudadanos en esas fechas en las que la formación liderada por Albert Rivera cotizaba al alza en las encuestas y presumía de robar candidatos al PSOE y al PP.  Según ella misma reveló en una entrevista, le ofrecieron ser la cabeza de lista por Murcia en las autonómicas de 2019, una oferta que rechazó porque estaba preparando una oposición. Sí aceptó ir de número 3. Pero su puesto en los carteles lo ocupó la que acabaría siendo su gran rival, Isabel Franco. 

La historia personal de Isabel Franco es casi opuesta a la de Martínez Vidal. Nació y creció en un barrio humilde de Murcia, en San Antolín. No tuvo una infancia fácil. Su padre abandonó a la familia. Su madre, sola, tuvo que sacar adelante a sus tres hijos trabajando como limpiadora. Estudió en la Escuela de Turismo de Murcia, pero lo dejó para trabajar en un pequeño negocio que fue mal; un restaurante que abrió con los pocos ahorros de su madre y que al poco tiempo tuvo que cerrar. 

Con 19 años, Isabel Franco empezó a colaborar en distintos medios como periodista, en puestos muy menores. Durante un tiempo se ocupó de los publirreportajes, en la sección de "especiales", de La Verdad de Murcia. Más tarde se pasó a la comunicación, como jefa de prensa del entonces alcalde del PP en Alcantarilla. Acabó mal con él. 

En 2008, Isabel Franco tuvo cáncer de pecho. Superó la enfermedad, que cambió su vida. No solo por la experiencia, también en un sentido profesional. Durante esos años, puso en marcha un blog en La Verdad de Murcia, ‘Yo también tengo cáncer’, que le dio cierta popularidad en la ciudad. Ganó un premio en un concurso de blogs que organizaba el periódico 20 Minutos. Y más tarde montó una empresa de comunicación cuyo principal cliente era la denominación de origen de los vinos de Jumilla.

En la campaña de 2019, con Isabel Franco como cabeza de lista, Ciudadanos apostó claramente por no permitir un nuevo mandato con el PP. Por un pacto con el PSOE. Por la regeneración en una autonomía salpicada por varios escándalos de corrupción y donde gobierna el mismo partido desde finales del siglo pasado. 

Tras las elecciones, la coalición PSOE-Ciudadanos parecía el gobierno más natural. Juntos sumaban la mayoría absoluta, sin necesidad de nadie más. Isabel Franco insistió en repetidas ocasiones a la dirección nacional del partido, entonces en manos de Albert Rivera, que había que desalojar al PP del Gobierno de Murcia. Pero Rivera se negó. 

Hoy Isabel Franco es vicepresidenta en un Gobierno del PP del que Ciudadanos ya no forma parte. Este sábado, la dirección ha expulsado del partido a todos los diputados tránsfugas

–¿Por qué este cambio de posición?

–Isabel Franco: Si a mí, hace dos años, alguien me dice que yo voy a presentarme en una campaña electoral y voy a terminar pactando con el PP en Murcia yo no habría dado el paso en ese momento. Pero de ese momento hace dos años. Porque en ese momento nosotros estábamos teniendo un discurso distinto en Murcia. Y el PSOE también tenía un discurso diferente, en Murcia y en España". 

Isabel Franco, a preguntas de elDiario.es, explica más razones por las que cree que ese acuerdo con el PP al que ella se opuso fue, en el fondo, una buena decisión. "He agradecido que nos tocara gestionar esta pandemia con un socio que tenía experiencia de Gobierno. Porque si esta situación nos llega con un partido sin experiencia, Murcia podría haber sido un caos. Habría costado vidas humanas".

Desde 2019, Isabel Franco es vicepresidenta y consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social. Un puesto que ahora tiene asegurado pero que, en los últimos meses, ha estado muy cerca de perder.

Su candidatura por Ciudadanos llegó después de una de esas primarias del partido que supuestamente se amañaron. Franco era la candidata elegida por la dirección del partido y arrasó en la votación. Hoy esas primarias que ganó están siendo investigadas por la justicia. 

El escándalo de las primarias en Murcia le pasó factura. Y en septiembre de 2020, la dirección nacional de Ciudadanos –ya con Inés Arrimadas al frente– apostó por Ana Martínez Vidal como nueva líder regional. Hace meses que Ciudadanos insistía al PP para que cambiara el Gobierno murciano, cesara a Franco y convirtiera en vicepresidenta a Ana Martínez Vidal.

De ser la referente del partido en Murcia, Isabel Franco se vio fuera, y fue ninguneada por la nueva dirección. La guerra abierta entre ambas políticas era pública y notoria. También entre sus equipos y partidarios dentro del partido. 

Del lado de Franco también está su mentor, Paco Álvarez, otro de los diputados tránsfugas que el viernes fue nombrado consejero. Y la primera prueba de que venían curvas llegó solo unas horas después de esa última cena de Ciudadanos en Murcia –en la que no se cenó–.

El PP se entera de la moción

La reunión del martes donde se firmaron las dos mociones de censura terminó poco antes de las diez de la noche, al filo del toque de queda. Apenas dos horas más tarde, al borde de la madrugada, toda la cúpula del PP ya conocía la operación.

El presidente murciano, Fernando López Miras, asegura que se enteró "por alguien al que se lo contó un concejal de C's". "Es una mentira que difunden para dividir a los concejales de Ciudadanos y que así fracase la moción de censura", dicen desde el partido de Arrimadas. "Se lo contó Isabel Franco", aseguran, aunque sin poder demostrarlo. 

Cuando la noticia de la moción llega a Génova, el PP entra en pánico. Durante unas horas barajan adelantar las elecciones en Murcia para abortar la operación. Era una solución de dudoso encaje legal, porque para hacer tal cosa hace falta un Consejo de Gobierno, que en la autonomía murciana se reúne solo los jueves. Y no se puede convocar un consejo extraordinario con menos de 24 horas de antelación.

Además, hay otro motivo para no adelantar las elecciones. Uno más prosaico: una ley en vigor que hoy impide a López Miras volverse a presentar. 

En 2014, el efímero presidente de Murcia Alberto Garre, con el apoyo de todos los partidos del parlamento regional, aprobó una ley que limita las candidaturas electorales a dos mandatos. Fue una decisión muy marcada por la longeva sombra del presidente anterior, Ramón Luis Valcárcel (PP), que estuvo en el poder durante 19 años. 

Esta ley habla de mandatos, no de años. Por lo que a López Miras ya no le quedan más: llegó a la presidencia en septiembre de 2017, tras la dimisión de su antecesor, Pedro Antonio Sánchez, procesado en varios casos de corrupción. Se volvió a presentar en 2019. Y con la ley en la mano, si López Miras hubiera optado por convocar elecciones, se habría tenido que ir.

Así que el PP pasó al plan B: romper el grupo de Ciudadanos, aprovechando la rivalidad interna entre Isabel Franco y Ana Martínez Vidal.

El primer paso llega el miércoles. López Miras cesa a todos los diputados de Ciudadanos de su Gobierno, con una única excepción: la de Isabel Franco. 

–¿Por qué motivo no fue cesada?

–Isabel Franco: El miércoles por la mañana, cuando se conoce la moción de censura, hablo con el presidente. Me dice que va a cesar a los consejeros y yo le respondo que entiendo que lo haga porque hemos firmado esa moción de censura. Entonces le pido, por favor, que en Política Social ponga al frente a algún director general porque no podemos dejarla sin dirección en un momento como este. Entonces el presidente me dice que, si me parece bien, que me mantiene en el puesto hasta que venga el nuevo consejero. Y yo acepto.

"Mi firma es sagrada"

La decisión de López Miras de mantener a Franco en la vicepresidencia y la filtración nocturna al PP de la moción de censura disparan todas las alarmas en Ciudadanos. Empieza a circular por la ciudad un rumor, que coge fuerza por momentos: que los dos diputados del ‘clan de Alcantarilla’ –Isabel Franco y Paco Álvarez– no van a apoyar la moción, a pesar de haberla firmado.

El miércoles por la noche, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, intenta hablar con Franco. Ella no le coge el teléfono. Pero le manda un mensaje, explicando a la líder de su partido que no se puede poner. "Hoy estoy muy nerviosa. Los calmantes no me hacen efecto. Me cuesta mucho trabajo hablar porque me han operado de la boca". No lo harán hasta el día siguiente, el jueves por la mañana.

Según fuentes de Ciudadanos, en esa conversación de media hora, el jueves 11 de marzo por la mañana, Franco asegura a Arrimadas que apoyará la moción. "Mi firma es sagrada", le dijo a Arrimadas. La explicación de Franco, a preguntas de elDiario.es, no es exactamente igual. 

"Inés Arrimadas me dice que ella es una persona que se preocupa por las personas más allá de lo político y que quería saber cómo me encontraba. Y entonces yo le contesto: yo negocié en su momento un Gobierno con el Partido Popular y Vox. Y eso fue durísimo en la Región de Murcia. Para mí, negociar una moción de censura no es lo más duro que nos ha ocurrido en política. No te preocupes por mí".

"Inés solo me pregunta cómo estoy a título personal", dice Franco, que no traslada a la líder de su partido ninguna de las dudas que tiene sobre la moción. "Yo el jueves por la mañana estaba disgustada, pero estaba esperando a que se convocara una Ejecutiva nacional".

–¿Se considera una tránsfuga? 

Isabel Franco: Vamos a ver. Yo no me he movido del mismo sitio donde estaba hace un mes. Yo firmé un acuerdo de Gobierno representando a Ciudadanos Región de Murcia en junio de 2019 y estoy en el mismo sitio. No he negociado absolutamente nada. No he pedido nada a cambio de esto. Si estoy cumpliendo con el acuerdo de Gobierno de Ciudadanos, yo no he roto con mi partido. No he negociado puestos nuevos.

–Pero los otros dos diputados que han respaldado a López Miras en contra de la moción que firmaron han sido nombrados consejeros.

–Eso tendría que hablarlo con ellos. Yo hablo por mí. Pero en Murcia el salario de un diputado y de un consejero es el mismo. No estoy ganando dinero con esto. Al revés. Estoy gestionando una pandemia. Ya me dirá dónde está el beneficio.

–¿Ha negociado algo más con el PP? ¿Pasar después a las listas?

–Nada, no he negociado nada.

"Isabel Franco es buena tía, es trabajadora, pero no la hemos tratado bien", asegura a elDiario.es un importante dirigente de Ciudadanos, que fue de las últimas personas que habló con ella el jueves 11 de marzo. 

Poco antes de la medianoche, en una conversación telefónica, Franco transmitió a este dirigente –leal con Arrimadas– que, a pesar de sus dudas, apoyaría la moción de censura. A la mañana siguiente cambió definitivamente de opinión. 

Durante la noche del jueves, algo pasó. Una clave que aún no se conoce, y que explica el desenlace final de la moción.

El extraño caso de la tercera tránsfuga

Que Isabel Franco y su mentor, Paco Álvarez, podían no secundar la moción por su guerra abierta con la futura presidenta, Ana Martínez Vidal, era un riesgo calculado. Desde que Ciudadanos y el PSOE empezaron a negociar, contaban con esa posibilidad.

Aun con dos votos menos, si los dos diputados de Unidas Podemos se sumaban, la moción de censura habría salido adelante. Había una red de seguridad. Que falló, pero por otra razón. 

Nadie había calculado que el PP lograría una tercera tránsfuga de Ciudadanos a su favor. Y menos aún que esa iba a ser Valle Miguélez.

Miguélez es una de las históricas de Ciudadanos en Murcia. Fue una de las primeras dirigentes del partido en la región. Es extremadamente tímida, algo que es un gran impedimento en la política; le cuesta mucho hablar en público. 

Su relación con Ana Martínez Vidal no era la mejor. Había perdido peso con la nueva líder regional. Pero con Isabel Franco se llevaba aún peor. La relación entre ambas es muy mala, aseguran fuentes del partido. 

Valle Miguélez, durante la semana, participó en las reuniones con el PSOE para negociar el programa común. El viernes dejó de coger el teléfono a sus compañeros de partido. Esa misma mañana, en Murcia, los tres diputados tránsfugas cerraron el pacto con el PP en una reunión con Teodoro García Egea. 

Desde el viernes, sus compañeros en Ciudadanos han intentado hablar con ella. Por ahora sin éxito. Algunos aún se aferran a una posibilidad, que se antoja imposible: que Valle Miguélez cambie de nuevo de bando. 

"Les hacían falta tres, y han comprado a tres", resume un dirigente de Ciudadanos. "Y si hubieran hecho falta cuatro, habrían sido cuatro". 

En efecto, fueron cuatro.  

 

 (*) Columnista

 

https://www.eldiario.es/politica/intrahistoria-mocion-censura-murciana-fracaso_1_7307482.html 

 

Salvar al general Ballesta / Adrián Ángel Viudes *

 


A un paso de librar los dos últimos combates de esta tremenda guerra política que se celebrarán, Dios mediante, en los campos de la Asamblea cartaginesa y la Glorieta murciana, despejada la incógnita del comportamiento del pelotón de los exvoxistas, que por lo que me dicen gargantas profundas nunca apoyarán a la izquierda, conviene hacer un control de daños. 

Muertos en combate: doña Ana y doña Inés. Heridos graves: don Conesa y don Vélez. Tocado con caída retardada: don López Miras. Salvan el pellejo, pero a costa del honor, los tres mosqueteros: doña Isabel, doña Valle y don Álvarez. Medalla al mérito y confirmación de la faja: al general don Teodoro que, a punto de ser pasado a la reserva, ve con alegría inmensa que su prestigio vuelve a brillar y el amor de su teniente general don Casado renace al socaire de esta victoria. 

Pero, a mi modesto entender, queda un último esfuerzo antes de la batalla final que se librara en la Glorieta. No puede ser que el único muerto del bando popular sea el general Ballesta: ¿no queda ningún sillón o otra prebenda que ofrecer para que un concejal de Ciudadanos cambie su voto para salvar al alcalde? 

Si lo dejan morir algún mal pensado podrá decir que don López Miras no quiso salvarlo para quitarse de encima un poderoso contrincante que puede desbaratar el proyecto de hacer delfín al alcalde de San Javier al que conozco y felicito por su buena gestión municipal. 

Salvar al general Ballesta debe ser el colofón obligado de esta victoria popular La guerra, como todas, ha tenido sus intríngulis que poco a poco se irán desvelando para gozo de algunos, vergüenza de otros y asombro de nosotros, los espectadores.

 

(*) Ex presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena y de la CHS