domingo, 14 de marzo de 2021

Salvar al general Ballesta / Adrián Ángel Viudes *

 


A un paso de librar los dos últimos combates de esta tremenda guerra política que se celebrarán, Dios mediante, en los campos de la Asamblea cartaginesa y la Glorieta murciana, despejada la incógnita del comportamiento del pelotón de los exvoxistas, que por lo que me dicen gargantas profundas nunca apoyarán a la izquierda, conviene hacer un control de daños. 

Muertos en combate: doña Ana y doña Inés. Heridos graves: don Conesa y don Vélez. Tocado con caída retardada: don López Miras. Salvan el pellejo, pero a costa del honor, los tres mosqueteros: doña Isabel, doña Valle y don Álvarez. Medalla al mérito y confirmación de la faja: al general don Teodoro que, a punto de ser pasado a la reserva, ve con alegría inmensa que su prestigio vuelve a brillar y el amor de su teniente general don Casado renace al socaire de esta victoria. 

Pero, a mi modesto entender, queda un último esfuerzo antes de la batalla final que se librara en la Glorieta. No puede ser que el único muerto del bando popular sea el general Ballesta: ¿no queda ningún sillón o otra prebenda que ofrecer para que un concejal de Ciudadanos cambie su voto para salvar al alcalde? 

Si lo dejan morir algún mal pensado podrá decir que don López Miras no quiso salvarlo para quitarse de encima un poderoso contrincante que puede desbaratar el proyecto de hacer delfín al alcalde de San Javier al que conozco y felicito por su buena gestión municipal. 

Salvar al general Ballesta debe ser el colofón obligado de esta victoria popular La guerra, como todas, ha tenido sus intríngulis que poco a poco se irán desvelando para gozo de algunos, vergüenza de otros y asombro de nosotros, los espectadores.

 

(*) Ex presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena y de la CHS

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